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Crimen y confesión: “Yo mandé a matar a mi conviviente”


                                 Crimen y confesión: “Yo mandé a matar a mi conviviente”

Denunció que unos delincuentes ingresaron en su casa para robar dinero y que mataron a su pareja, pero ante las evidencias Domitila Moncín admitió ante las autoridades que ella planeó el crimen porque la víctima la maltraba. La familia de Héctor Gozar la desmiente y señala que fue para quedarse con el dinero en efectivo que el emprendedor ocultaba en su casa.

Domitila Moncín Pérez confesó haber ideado el asesinato de su pareja y padre de sus dos hijos, Héctor Gozar Navarro. Pero el motivo que según ella la impulsó a planificar y ejecutar el homicidio, no coincide con lo que han declarado otros testigos, incluidos miembros de su propia familia. Domitila Moncín, de 36 años, afirma que Héctor Gozar, de 67 años, era un violento abusador cotidiano. Sus detractores la desmienten y señalan que la verdadera razón del crimen fue el dinero. Todo empezó cuando él era un pequeño emprendedor en el campo del reciclaje y ella iba a venderle huevo con papa sancochada en el taller donde trabajaba.

“Yo vivía con mi pareja Héctor Gozar Navarro, a quien mandé a matar con unos sujetos que contraté hace una semana atrás”, declaró ante la División de Homicidios, en la avenida España.

“Hace más de una semana había contratado a unas personas para que lo mataran, ya que este (Héctor Gozar) me golpeaba demasiado y me violaba cuando yo no quería tener relaciones sexuales”, dijo Domitila Moncín ante la fiscal  Diana Martínez y su abogado Alfredo Morales.

Domitila Moncín en toda su narración reiteró que la vida que compartió con la víctima fue algo muy parecido al infierno. Y que por eso no le quedó otra salida que concebir su asesinato. Contó con la ayuda de su hermana mayor, Melba Moncín Pérez, de 42 años.

Cómplice. Melba Moncín Pérez reclutó a su hijo para matar por S/30.000 a su cuñado Héctor Gozar.

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“Comencé a planificar el asesinato de mi conviviente (Héctor Gozar), ya que estaba cansada de los maltratos físicos que me propinaba. Durante los diecinueve años de convivencia que tuve con él, he venido siendo víctima de golpes y más, siendo ese el motivo por el que contraté a ‘Andrés’, un brujo que tiene su consultorio en la curva de Nueva Esperanza, en Villa María del Triunfo”, señaló con detalles Domitila Moncín.

ASÍ SE EJECUTÓ EL CRIMEN

Los hechos ocurrieron el jueves 4 de julio, en el segundo piso de un edificio de cuatro plantas con lunas polarizadas ubicado en la avenida María Elena Moyano, en Villa El Salvador, a las 11 de la noche. A diferencia de las viviendas de la zona, la casa de Héctor Gozar y Domitila Mocín destaca porque se aprecia que hizo una importante inversión en la construcción. Héctor Gozar era un emprendedor de reciclaje de metales, mientras que Domitila Moncín se dedicaba a los quehaceres de la casa y a los dos hijos del compromiso, de 15 y 12 años de edad. La familia rechaza la versión de que el empresario era el demonio en persona, como afirma la madre de sus hijos.

Fuentes de la División de Homicidios relataron a La República cómo se cometió el asesinato: alrededor de las 8 de la noche, cuando jugaban la Copa América las selecciones de Argentina y Ecuador, Domitila Moncín, nacida en Ambo, Huánuco, le sirvió la cena a Héctor Gozar, natural de Jauja, Junín. En los alimentos y en la infusión ella mezcló grandes cantidades del sedante Clonazepam para dormir a su pareja, quien, efectivamente, se retiró al dormitorio. Cuando Domitila Moncín verificó que Héctor Gozar estaba adormilado, alrededor de las 11 y 30 de la noche, le pasó la voz a Sergio Cabrera Moncín, de 27 años. Era el asesino.

El asesino, Sergio Cabrera Moncín, exmimiltar que estranguló al emprendedor metalero.

En efecto, horas antes del crimen, Domitila Moncín hizo entrar en la vivienda a Sergio Cabrera Moncín, hijo de su hermana Melba Moncín Pérez, con quien había organizado el homicidio del emprendedor de metales. Lo ocultó en el cuarto piso. Después de varios fracasos en su intento de acabar con la vida del padre de sus hijos, Domitila Moncín confió en su hermana Melba Moncín su angustia por acabar con la existencia de Héctor Gozar. Para la familia del fallecido, el verdadero propósito era apoderarse del dinero, del negocio y de los bienes del emprendedor de metales de Villa El Salvador.

El licenciado del Ejército, Sergio Cabrera Moncín, llamado por su tía Domitila Moncín, salió de su escondite y bajó al dormitorio donde se encontraba Héctor Gozar. Ya tenía preparada una soguilla de nylon para estrangularlo. El emprendedor sorprendentemente despertó y comenzó a pedir auxilio.

“¡No me maten!”.

“¡No me maten!”.

“¡No me maten!”.

Gritó reiteradas veces Héctor Gozar Navarro.

Pero Sergio Cabrera Moncín continuó con el plan elaborado por su tía Domitila Moncín y su madre Melba Moncín. Le habían prometido un pago de S/30.000 en efectivo por la mortal faena.

Domitila Moncín y sus hijos escucharon los gritos de terror de Héctor Gozar. El mayor, de 15 años, estaba en su dormitorio, al costado de la habitación de su padre. El miedo lo paralizó. No pudo hacer nada. Pero su madre estaba con su hermana menor, de 12 años. Domitila Moncín pudo en el último minuto detener al homicida. Pero no lo hizo. Dejó que su sobrino Sergio Cabrera ejecutara el asesinato.

El recolector. Yino León Moncín, hijo mayor de Domitila, llegó a la casa para llevarse todo el dineroen efectivo.

¿NO FUE POR EL DINERO?

“El trabajo ya está hecho”, le dijo Sergio Cabrera a su tía Domitila Moncín al bajar del segundo piso. Entonces, comenzaron a cumplir con la segunda parte del plan: aparentar que la familia había sido víctima de un asalto. Sergio Cabrera ató las manos y puso un trapo en la boca a su tía Domitila Moncín y a la niña. A continuación desordenó todos los muebles para simular el robo. Y se largó del lugar, Alrededor de la 3 y 30 de la mañana, Domitila Moncín consiguió desatarse y llamó por celular al hijo que tuvo con un anterior compromiso, Yino León Moncín, de 21 años. Le pidió que fuera a la casa. Mientras tanto, su hijo de 15 años, que estaba en el segundo piso, salió en busca de la policía.

Domitila Moncín le pidió a su hijo Yino León que se llevara el dinero que su pareja Héctor Gozar guardaba en un ropero del dormitorio. Había S/630.000 y US$10.000. Todo empaquetado en fajos. Cuando la policía llegó a la casa, Yino León huyó de la vivienda con una bolsa repleta de dinero. La policía obligó a Domitila Moncín para que regresara con la plata de la víctima. Yino León se presentó solo con S/13.5000 en efectivo. También guardaba una caja de Clonazepam, el sedante con el que durmieron al emprendedor de metales, Héctor Gozar.

Sí era el dinero. Según la versión de la familia de la víctima, el móvil fue el dinero de Héctor Gozar.

“Todo lo que consiguió mi papá fue producto de su esfuerzo. Y desde que vivia con esa mujer (Domitila Moncin Pérez), mi papá le ha dado todas las comodidades. Y no sólo a los hijos que tuvo con Domitila, sino también al hijo mayor de ella (Yino León Moncín)”, narró a La República la hija mayor del primer compromiso de Héctor Gozar, Maribel Gozar Delgado.

El escenario. La vivienda de Héctor Gozar Navarro.

“Mi papá empezó desde abajo, vendiendo aceite fundido a las fábricas y reciclando cartones. Luego compró un camioncito que fue su herramienta de trabajo por muchos años. Domitila venía al negocio de mi papá, vendiendo huevo sancochado con papa. Luego empezó a lavarle la ropa porque mi papá  estaba solo. Así la conoció. Mi padre siempre apoyó a la familia de esa mujer. Ahora  ella dice que vivía un tormento con mi papá. Si mi papá era malo, ¿por qué no lo dejó?, ¿por qué siguió viviendo con él?”, dijo Maribel Gozar.

Pese a la confesión de Domitila Moncín, la policía no ha cerrado el caso. Hay otros implicados más que están prófugos.

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