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Carne de serpientes: ¿La nueva alternativa para la alimentación global?

La carne de pitón podría ser una solución a la inseguridad alimentaria global. Granjas en Tailandia y Vietnam ya investigan su potencial. Descubra más sobre esta alternativa sostenible.

Investigadores consideran que los reptiles pueden ser una solución sostenible frente a la creciente demanda de proteína animal en el mundo.

En un criadero del centro de Tailandia, miles de pitones se amontonan enroscadas en contenedores. Las serpientes se levantan y golpean el cristal cuando la gente pasa por delante.

Los criadores venden su piel robusta y con patrones de diamantes a las grandes casas de moda europeas. Sin embargo, algunos científicos y actores de la industria creen que el verdadero valor de estos reptiles está en su carne.

La demanda de carne crece globalmente a pesar de la huella de carbono asociada al ganado tradicional. Aunque muchos señalan las dietas vegetarianas como la mejor alternativa, algunos expertos creen que los reptiles no se han tenido suficientemente en cuenta.

Las serpientes toleran las altas temperaturas y la sequía, se reproducen rápidamente y crecen más rápido que otras fuentes de proteína animal, consumiendo menos comida.

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Los investigadores estiman que solo en China y Vietnam hay al menos 4.000 granjas de pitones, que producen varios millones de serpientes, en su mayoría para la industria de la moda.

“La cría de pitones puede ofrecer una respuesta flexible y eficiente para la inseguridad alimentaria global”, concluyó un estudio publicado este 2024 en la revista científica Nature.

Sus autores estudiaron casi 5.000 serpientes pitones reticuladas y birmanas en dos granjas comerciales de Vietnam y Tailandia durante un año.

“Pueden sobrevivir meses sin comida ni agua y no pierden la forma”, afirmó Patrick Aust, director del Instituto Africano de Herpetología Aplicada y uno de los autores.

Además, su alimentación, basada en restos de pollo y roedores cazados en la naturaleza, genera mejor rendimiento económico que la aportada a aves de corral, ganado bovino o incluso grillos.

También se reproducen más rápido. Aust señala que las pitones hembras ponen entre 50 y 100 huevos cada año.

‘No hay mercado’ para la carne de pitón en Tailandia

Esto es música celestial para Emilio Malucchi, un italiano que vive en Tailandia desde hace más de cuatro décadas, donde gestiona una granja con 9.000 pitones. Sin embargo, la mayoría de su carne es desechada o vendida a bajos precios a piscifactorías.

El italiano, residente en Tailandia desde hace más de cuatro décadas, gestiona una granja con 9.000 pitones, vendiendo su carne a bajos precios a piscifactorías.

“Es un completo desperdicio”, lamenta Malucchi desde su granja en Uttaradit, en el centro de Tailandia. “No hay un mercado para la carne de pitón”, agrega.

Aunque él mismo no duda en comerse sus serpientes, admite que debe “educar a la gente sobre las posibilidades que ofrece” este reptil.

Las pitones salvajes se comen desde hace mucho tiempo en el sudeste asiático, pero su carne, con una textura parecida a la del pollo y baja en grasa saturada, todavía no atrae interés internacional.

El impacto climático de la ganadería ha sido ampliamente documentado. Los expertos en cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijeron que la carne de ganado, especialmente bovino, es “la comida con mayor impacto en el medioambiente”.

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Aunque la ONU y los activistas ecologistas abogan por una dieta más vegetal, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que la demanda de carne crecerá un 14% en 2032 por el incremento demográfico en regiones de bajos ingresos y la mejora de los estándares de vida en los países asiáticos.

Al mismo tiempo, la sequía y los fenómenos meteorológicos extremos dificultan cada vez más la ganadería en partes del mundo, donde es urgente la necesidad de proteína.

En 2021, según un estudio de Global Burden of Disease, la malnutrición proteico-energética causó 190.000 muertes en el mundo.

Las serpientes se pueden comer asadas, guisadas o fritas

Esta paradoja incentiva la búsqueda de alternativas a la carne, desde insectos comestibles a carne fabricada en laboratorio, todas ellas en un estado muy embrionario.

Los criadores de pitones también enfrentan obstáculos como estándares de procesado de la carne muy estrictos que desde la industria se consideran anticuados.

Patrick Aust mantiene su confianza en el “enorme potencial” de esta carne. “Se puede hacer a la brasa o comerla con curri o en guisados. A mí me gusta freírla en mantequilla de ajo hasta que está crujiente”, asegura.

Las organizaciones animalistas están menos entusiasmadas. En 2024, el grupo Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés) acusó a la granja de Malucchi de crueldad luego de grabar secretamente cómo abatían serpientes con martillos antes de quitarles la piel.

El empresario italiano ha colocado grandes carteles en las paredes, aleccionando sobre cómo matar pitones “de forma humana” y asegura que su industria no es distinta a otras. “Se matan animales de granja en todo el mundo”, afirma. “Las pitones no son diferentes”.

Emilio Malucchi lamenta la falta de mercado para la carne de serpiente en Tailandia, calificándolo como un desperdicio a pesar de su potencial nutritivo y económico.

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