El origen del enfado de la Selección con Sánchez: el beso de Rubiales a Jenni Hermoso
España hizo historia el domingo, tras vencer a Inglaterra y conquistar su cuarta Eurocopa. Sin embargo, el éxito parece haber quedado relegado a un segundo plano tras quedar patente el malestar de la selección española con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El frío saludo de Dani Carvajal en la recepción al equipo en La Moncloa mostró a toda España un malestar que nada tiene que ver con su posición política e ideológica y que también quedó patente en la actitud de otros jugadores.
El malestar de la selección con Sánchez también se pudo ver en la actitud de Álvaro Morata y de Lamine Yamal, entre otros.
Varios vídeos en redes sociales se han encargado de mostrar la diferencia de trato y talante del capitán de la Selección en La Zarzuela y en la sede de la Presidencia del Gobierno.
Que Sánchez no baje al vestuario
Hay que recordar que, tras el partido contra Alemania de cuartos de final, según han publicado varios medios en los últimos días, los capitanes votaron que Pedro Sánchez no bajara al vestuario a saludar. Consensuaron que no querían politizar ese momento.
Igualmente, sorprendió que en la final del torneo no exista ni una sola imagen del presidente celebrando el título con los futbolistas. Una muestra de la nula sintonía entre Sánchez y los integrantes del combinado nacional.
El origen del enfado de la Selección
Según ha podido saber Confidencial Digital, por fuentes conocedoras de los entresijos del vestuario de la Selección, el origen del enfado de los jugadores con Pedro Sánchez se remonta al episodio del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
Cuentan que, tras la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) de calificar la conducta de Rubiales como grave (y no muy grave), que provocó que el Consejo Superior de Deportes (CSD) se quedara sin los mecanismos para inhabilitarle, Sánchez esperaba una contundente respuesta del seleccionador, Luis de la Fuente, y de los jugadores.
Moncloa presionó para que se posicionaran
Moncloa presionó entonces a los futbolistas para que firmaran un comunicado contra el presidente de la RFEF. Se les explicó que la sociedad demandaba la opinión de los internacionales absolutos sobre un asunto en el que hasta ese momento se habían puesto de perfil.
Una vez concentrados para preparar los partidos correspondientes a la clasificación de la Eurocopa, y ante la presión de las autoridades políticas, los convocados por Luis de la Fuente dieron el paso.
Se les pidió, aseguran las fuentes consultadas por ECD, que fueran solidarios con sus compañeras. También se les presionó con que era la oportunidad de demostrar que en España se quiere lavar la imagen de un fútbol machista e insolidario, y de que había un objetivo unánime: empujar a Rubiales a la dimisión.
Se les decía que no eran actores pasivos, sino compañeros de las jugadoras y que sus palabras tenían enorme relevancia. Que los futbolistas son referentes y un altavoz importante para mojarse en cuestiones que afectan a la sociedad y el deporte.
Aceptaron con resistencia un comunicado
Desde el principio los jugadores se mostraron incómodos con este asunto, si bien al final aceptaron con resistencia parapetarse en un comunicado en el que no se mencionara a Jenni Hermoso, y en el que tampoco se hicieran referencias a la dimisión obligada de Rubiales.
En el texto se habló, de forma literal, del “señor Rubiales”, para decir que no había estado a la altura y que había tenido un comportamiento inaceptable.
Se esperó el momento de la concentración en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas para forzar la opinión de los internacionales, que permanecían callados en sus clubes desde hacía dos semanas, aunque sabían que no podrían escapar de este delicado e incómodo asunto para ellos estando en la Selección.
Se encontraron con acusaciones de “blandos”
La decisión de los futbolistas fue lanzar un escueto y frío comunicado, tras reunirse con Pedro Rocha, el presidente interino de la Federación, y no admitir preguntas.
El posicionamiento se visualizó 15 días después y se interpretó como una estrategia conjunta para evitar que se les preguntase de forma individual por un escándalo que tenía repercusión internacional.
El comunicado que leyó Álvaro Morata, como primer capitán, acompañado por Rodrigo Hernández, Azpilicueta y Marco Asensio, y en presencia del resto de internacionales, fue calificado entonces por la prensa como “frío y tibio”.
Así, los internacionales se encontraron con duras acusaciones de “blandos” tras haber aceptado a regañadientes hacer caso a la petición del Gobierno.
Quedó, en parte de la opinión pública, la sensación de que se habían quitado de en medio. Pero, sobre todo, de que había hecho más la FIFA que la Federación que presidía el interino Pedro Rocha, Luis de la Fuente y los internacionales por echar a Luis Rubiales.
El CSD no consiguió inhabilitarlo, al estar atado de manos por la decisión del TAD. Rubiales era un dirigente atrincherado, que denunciaba ser víctima de un linchamiento.
A Luis de la Fuente le faltó contundencia
También fue duramente criticada la actuación de Luis de la Fuente, que primero aplaudió a Rubiales en su vehemente discurso para anunciar que no iba a dimitir porque, según él, el beso a Jenni Hermoso había sido consentido.
Posteriormente mostró su arrepentimiento, justificando los aplausos en haberse visto “desbordado”. Según los analistas, el seleccionador nacional había perdido la oportunidad de ganarse el respaldo del fútbol y la sociedad. Criticaron que al técnico riojano, nombrado por Rubiales, le faltó contundencia.
Así pues, lejos de pedir la dimisión, los jugadores españoles se mostraron solo en contra de la actitud de Rubiales.
Este último acudió a su perfil personal de X (antes Twitter) para criticarles por sucumbir a lo que él denominó como “presión ambiental”. Reprochó a los jugadores de la Selección que le criticaran, diciendo que solo lo hacían por seguir la corriente de la sociedad.
Sánchez se subió al carro en cuartos
Hay que destacar también que los futbolistas no se han fotografiado ni una sola vez con el presidente del Gobierno en toda la Eurocopa.
Los profesionales consideran que, después de no recibirles el pasado año en La Moncloa, tras ganar la Liga de Naciones, ahora Sánchez busca politizar todo lo relacionado con el equipo tras su triunfo en el campeonato de Europa.
No le perdonan que no les apoyara al principio de la competición, y que “solo se subiera al carro” cuando ‘La Roja’ llegó a los cuartos de final. En ese momento, cuando España empezó a generar entusiasmo entre los aficionados, el presidente decidió sumarse a la fiesta. Esa actitud ha sido vista en el vestuario como una “señal de oportunismo”, que solo busca sacar rédito político.
El descontento reciente de la Selección con Pedro Sánchez se debe, por tanto, a la percepción de que el apoyo gubernamental llegó tarde, y fue motivado más por el deseo de mejorar la imagen del Gobierno que por un auténtico interés en el combinado nacional.
Utilización política de la izquierda
Por si fuera poco, fuentes del entorno de algunos jugadores de ‘La Roja’ aseguran a ECD que el vestuario se encuentra muy molesto por la utilización política que la izquierda ha hecho de jugadores como Nico Williams y Lamine Yamal para atacar a la derecha, ahora que se está negociando el reparto de inmigrantes.
Apuntan que hay otros futbolistas como Laporte y Le Normad que no han nacido en España y de los que no se ha hablado “por ser europeos y blancos”.
El Gobierno trata de quitar importancia
En el Gobierno no han querido dar alas al malestar de los jugadores con Pedro Sánchez. Tal y cómo se contó en ECD, varios ministros han negado cualquier tensión entre la Selección y el presidente, y se han esforzado en recalcar que el ambiente de felicidad y alegría fue constante durante la celebración de la cuarta Eurocopa en La Moncloa.
Incluso algún miembro del Ejecutivo ha asegurado que le parecería “incomprensible” que la actitud de Carvajal, Morata o Lamine Yamal respondiera a un gesto de menosprecio hacia el jefe del Ejecutivo.