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España se adentra en lo peor de la ola de calor: peligro para la salud, polvo en suspensión y riesgo máximo de incendio

En España está penetrando una “masa de aire muy cálido, seco y calimoso”. El país se adentra este viernes en el pico de una ola de calor que extiende los avisos por altas temperaturas y dispara el nivel de riesgo de incendio forestal. Además, ese aire procedente de África va cargado de polvo mineral en suspensión.

“Las zonas más afectadas son la mitad sur y el cuadrante noreste de la península”, indica la Aemet. Si se mira el mapa de avisos, entre amarillos y naranjas, solo se salvan del calor severo Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi y la franja costera en Catalunya, Castellón y el Mediterráneo andaluz. El resto está en riesgo por temperaturas excepcionalmente altas.

Aunque junio ha resultado un alivio térmico, el año en general está siendo muy caluroso con un invierno “muy cálido” –de hecho el de mayor temperatura media desde 1961 empatado con el de 2019-20– y una primavera “cálida”, según los datos de la Aemet. Y ahora, una vez alcanzada la canícula, un anticiclón situado sobre Argelia ha terminado por intensificarse y expandirse hasta España. ¿Resultado? La ola de calor actual.

Vistas con perspectiva, las olas de calor en España se están prolongando tres días por década, afectan cada vez a mayores extensiones –unas tres provincias más cada diez años– y son también más intensas ya que su temperatura es, aproximadamente, 2.7 ºC más alta por decenio, según revelan las series históricas de Aemet que lo vincula con la alteración del clima que están causando las emisiones de gases de efecto invernadero.

Para este episodio concreto, la previsión es que se toquen los 42-44ºC en el valle del Guadalquivir y los 40ºC en Castilla-La Mancha, Madrid, interior de la Comunitat Valenciana, valle del Júcar y del Segura. La ola remitirá a partir del domingo, pero la previsión meteorológica es que la próxima semana el calor severo contraataque.

Noches de insomnio

Otra de las advertencias viene por lo elevadas que están siendo las temperaturas mínimas. En otras palabras: noches tropicales y tórridas en las que el termómetro no desciende por debajo de 20ºC incluso 25ºC. El calor severo está haciendo que, en España, las mínimas nocturnas de 20ºC se hayan convertido en habituales y las denominadas “tórridas” –con esos 25ºC– se multipliquen por seis desde 1980. Son preámbulo de un nuevo umbral que comienza a trazarse en el contexto de un mundo recalentado, el de las “noches infernales” con 30ºC.

El responsable de salud y cambio climático en el Ministerio de Sanidad, Héctor Tejero, ha contado a elDiario.es que “no somos conscientes de lo mucho que mata el calor. Unas 3.000 personas al año y va a ir a peor”. El Ministerio considera que ya se está generando un problema de salud pública.

Además, con calima

Una característica añadida que viene con este episodio de calor extremo es la intrusión de polvo proveniente de África. La calima “afectará a gran parte de la mitad sur y este peninsular”, indica la Agencia.

Los mapas de previsión del Barcelona Dust Regional Center muestran cómo, para este viernes, habrá concentraciones de polvo en el aire por encima de los 50 microgramos por m3 en toda una franja que va desde la provincia de Granada hasta la de Teruel.

La Organización Mundial de la Salud advierte de que la partículas en suspensión “son el contaminante que afecta a más personas”. No todas las partículas en suspensión (las PM10 o PM2,5) son polvo africano, pero sí es uno de sus componentes principales.

Alerta por peligro de fuego

Con este tiempo extremadamente caliente y seco, la misma Aemet ha dibujado casi toda la península ibérica y las islas Baleares con el rojo intenso del nivel de riesgo extremo de incendios forestales para este viernes y el sábado 20 de julio.

En lo que va de año, la temporada de incendios ha destruido menos superficie que la media de la década. La estadística del Ministerio de Transición Ecológica muestra que han ardido 22.500 hectáreas hasta el 1 de julio, un 43% menos que el promedio.

Aunque esta temporada incendiaria está resultando hasta ahora benigna, la relación entre un tiempo meteorológico cada vez más cálido y reseco y los fuegos ha sido muy acreditada por los investigadores. Hasta el punto de desarrollar un índice especifico que mide el riesgo meteorológico de fuego general (denominado FWI). En España ha crecido un 23% entre la década de 1980 y la que concluyó en 2020.

Con todo, las condiciones meteorológicas propicias para el fuego no asegura que haya incendios. La investigadora en el Instituto mixto de investigación en biodiversidad Universidad de Oviedo-CSIC, Cristina Santín, aclaró a elDiario.es que para que se produzca un incendio hacen falta tres cosas: que algo (o alguien) lo inicie, la vegetación que lo alimente y, eso sí, “las condiciones meteorológicas que hagan que esa vegetación esté suficientemente seca para que queme”. Lo último ya está servido.

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