Díaz lleva largo tiempo en Argentina, con una interrupción para emigrar a Arabia Saudita. Antes de ponerse la camiseta de River Plate, también destacó en San Lorenzo de Almagro. De hecho, fue el paso por Boedo el que lo puso en la mira de uno de los clubes más populares del país.
“Argentina le abrió las puertas. El ama a River. Mi nieto, Agustín, también. La familia es toda de River. Ya lleva cinco años. Le quedan tres años y medio más de contrato. Aparte, no tendría por qué haber un tema de que se nacionalice o no. No veo el problema. Va a seguir jugando por Chile. Eso está más que claro”, sostiene, su padre, Ítalo.
“No hay nada que cuestionar. El hincha argentino lo posiciona allá arriba y él siempre ha tenido los pies sobre la tierra. Debe ser uno de los extranjeros con más partidos en la historia de River. Y ahora se nacionaliza para abrirle un cupo al club”, añade el exseleccionado.
En términos prácticos, la naturalización no implica cambios significativos para el zaguero: podrá seguir defendiendo a Chile y no habría podido actuar por Argentina, considerando que ya había vestido la Roja como mayor de edad.
Para River Plate, en cambio, el beneficio puede resultar significativo: libera un cupo para un jugador extranjero. En Argentina, por ejemplo, aseguran que el club se reunió con el español Iker Muniain para ofrecerle que cumpla el sueño de vestir la camiseta de la banda sangre.
El club podría, también, utilizar a todos los extranjeros de su plantilla. Además del chileno, también figuran los uruguayos Agustín Sant’Anna, Sebastián Boselli y Nicolás Fonseca, el colombiano Miguel Borja y el paraguayo Adam Bareiro.
/LaTercera