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Díaz-Canel: La unidad es el arma principal para resistir y vencer

El Primer Secretario del Comité Central del PCC y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó este viernes en la clausura del 3er Período Ordinario de Sesiones del Parlamento cubano en su 10ma Legislatura, que los temas abordados en estos días son de alta trascendencia para el país y afirmó que corresponde ahora cambiar lo que deba ser cambiado y avanzar en la ruta emprendida hace 65 años para emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos, según el concepto de Revolución que nos legó Fidel.

Refiriéndose a que algunos critican la aprobación unánime de casi todos los acuerdos de la Asamblea Nacional, síntesis del país que somos, Díaz-Canel señaló que desconocen que, detrás de esos acuerdos, hay largas e intensas jornadas de trabajo, debate y búsqueda de consenso en función del interés colectivo.

A Cuba no la dirige una persona, ni siquiera un pequeño grupo de personas. Es una dictadura que jamás podrán entender los enemigos de la Revolución: la dictadura de los trabajadores, la dictadura del pueblo que representamos los aquí reunidos por decisión popular. Por eso, lo que discutimos aquí es guía y lo que aprobamos, es ley.

Nunca aceptaremos la mascarada de democracia que se exhibe en las vitrinas del Imperio, donde los candidatos son evaluados por la cantidad de dinero que pueden recaudar y, en lugar de proponer cambios reales a los grandes problemas de su país, cada cual trata de vencer a su adversario con descalificaciones e insultos.

Tampoco aceptamos de modelo el todopoderoso Congreso de Estados Unidos, donde legisladores honestos, interesados en servir a sus comunidades, están obligados a legislar al lado de auténticos bandidos, servidores de lobistas de las armas y de otros negocios infames, como esos que han mantenido por décadas las políticas contra Cuba como si fuera un asunto de política interna, sostuvo el mandatario.

Agregó que si algo nos honra como nación, es la integración de esta Asamblea, el carácter genuinamente cubano de cada legislatura, donde no se paga por horarios extras. El único premio a cambio es la posibilidad real y práctica de ser más útiles a la sociedad y el reconocimiento del pueblo al que servimos.

En su intervención ante los diputados, Díaz-Canel sostuvo que la intensa actividad legislativa de estas sesiones confirma lo que digo.

Al respecto, destacó que fueron aprobadas seis leyes de trascendencia para la sociedad y que desarrollan preceptos constitucionales, tres de ellas presentes por primera vez en el ordenamiento jurídico de la nación.

Nos referimos a las leyes de Ciudadanía, del Procedimiento Administrativo y de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Los ricos debates y aportaciones de los diputados en el análisis de cada proyecto de ley, las han robustecido y obligado a realizar importantes cambios en su contenido, dijo.

Al referirse a los proyectos más debatidos en esta sesión, mencionó a los relativos al estatus de las personas en el territorio nacional, tanto ciudadanos cubanos como extranjeros.

Son −precisó− la Ley de Ciudadanía, la primera que regula esa materia, con reconocimiento a la multiciudadanía y la ciudadanía efectiva; la Ley de Migración, tal vez la más discutida, y la Ley de Extranjería, que actualiza las normas vigentes desde 1976.

Estas leyes −destacó el mandatario− muestran la voluntad de ensanchar y ampliar las relaciones con todos los cubanos, con todos los comprometidos con su patria, y ratifican que Cuba es un sitio seguro y de respeto para todos los extranjeros que decidan residir en el territorio nacional.

Por otra parte, remarcó que todos los días se enfrentan enormes obstáculos a los sueños y proyectos de justicia social, conscientes de que es responsabilidad como estado socialista desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional, según otra idea fundamental del concepto de Revolución.

Sé –afirmó Díaz-Canel– porque cruzamos constantemente la opinión popular, que son muchos y desde muy diferentes perspectivas, los que califican el momento actual como el más difícil de la historia de la Revolución. No falta, incluso, los que llegan a sugerir que el periodo revolucionario terminó.

«El momento muy difícil sin dudas. Lo dice el pueblo y lo ratificamos quienes trabajamos por aliviar el impacto de esas dificultades en la cotidianidad de todos, pero la Revolución vive y sus enemigos lo saben. Por eso la acosan y la atacan. La Revolución está siendo duramente desafiada a revolucionarse y lo está haciendo, lo estamos haciendo, juntos, en equipo porque no es posible otra fórmula», enfatizó.

El jefe de Estado explicó que el momento ha sido siempre difícil para los revolucionarios, pero difícil no significa insuperable, eso está escrito en la historia de los últimos 65 años.

Qué fueron Girón, la Crisis de Octubre, las plagas, los atentados, las bombas o los sabotajes en medio de situaciones tan dramáticas como el ciclón Flora y toda la pobreza heredada del sistema anterior, inquirió el presidente.

El momento es muy difícil, reiteró, pero la historia que le antecede es tan inspiradora y heroica que responde a todas las interrogantes con la simple y desafiante frase con que el General de Ejército nos enseñó a enfrentar las dificultades: ¡Sí se puede!

En un escenario colmado de obstáculos como el que estamos transitando, la unidad es el arma principal para resistir y vencer, dijo.

No es la unidad en la consigna –recalcó–, sino la unidad desde la participación y el compromiso, actuando en función de un propósito y de un ideal: desarrollar la Revolución y el socialismo, «única garantía de preservación y profundización de la justicia social que conquistó este pueblo en más de 150 años de lucha y a la que no renunciaremos».

Es legítimo el debate y es muy útil la confrontación de ideas. Nadie dude que de ellos nacerán las mejores decisiones y los mejores aportes dictados por el afán de superar errores, vencer dificultades y avanzar, continuó.

«Otra cosa es la descalificación de cada paso en la búsqueda de soluciones, la predisposición instantánea que solo provoca desmovilización y desaliento», señaló.

Añadió el Jefe de Estado que Cuba vive, trabaja, resiste y crea bajo las bombas silenciosas de una guerra que tiene como objetivo principal la actividad económica.

El objetivo, sostuvo, es rendir por hambre y necesidades al pueblo bajo el peso de la política criminal que, seis décadas después, solo se agrava.

Es responsabilidad del Estado y el Gobierno afrontar esa gravísima contingencia, y la dirección del país no descansa en función de sortear ese escenario de guerra económica que tan duramente impacta sobre la calidad de vida del pueblo, consideró.

«Sé que algunos cuestionan el uso del concepto de economía de guerra partiendo de definiciones académicas y experiencias históricas previas. No voy a a discutir la teoría, solo voy a preguntar partiendo de elementos prácticos tomados de la dura realidad que vivimos», aseveró.

El Presidente, entre otras ideas, cuestionó: «¿Puede llamarse economía, sin adjetivos, a la que está obligada a operar con limitado o nulo acceso a las instituciones financieras internacionales en un mundo cada vez más económicamente interdependiente e interconectado?».

La muy compleja situación del país se verifica hoy en prácticamente todos los ámbitos de la economía, pero hay algunos donde el impacto de las carencias resulta más doloroso y significativo como la imposibilidad práctica de asegurar oportunamente el suministro de los escasos productos de la canasta básica y los medicamentos de inestabilidad del sistema, reconoció.

Este contexto exige incrementar acciones concretas, con el debido control, las cuales deben ser acompañadas de una estrategia de comunicación social e institucional. «Es hora de superar los diagnósticos y pasar a las acciones», afirmó.

Es preciso reconocer que en el afán por cumplir con los lineamientos de la política económica y social del 8vo. Congreso del Partido de impulsar la formación de mipymes «no se fue lo debidamente firme en la exigencia de crear bases normativas robustas e integrales para conducir al funcionamiento de esta forma de gestión que ya operaban en la economía, pero sin un reconocimiento formal».

Los controles posteriores, informó, han demostrado que muchos de esos negocios no respondieron a la confianza del Estado con la honestidad y la transparencia que demanda y exige una sociedad, mínimamente organizada.

Reiteró que no existe una sería de brujas sobre las entidades privadas. El enfrentamiento va hacia los delitos y fraudes, sean estatales o no las empresas. Es una batalla contra la ilegalidad y no contra las formas de gestión.

Las mipymes se consideran como actores económicos que complementen el trabajo de los estatales, principalmente desde la producción, pero ahí se ha generado una distorsión, porque se han dedicado a la comercialización de productos importados que, «aunque resuelven algunas carencias inmediatas de la ciudadanía, no aportan al desarrollo sostenible del país».

Calificó como un reto que la empresa estatal socialista, junto al sector no estatal, avancen a pasos acelerados de manera integrada y armónica en el desarrollo de los principales procesos productivos del país.

«Una de las vías más seguras y rápidas de incidir en el bienestar del pueblo es optimizando los procesos económicos productivos y sociales desde la base, pero hay que empezar por poner orden».

El Jefe de Estado dijo que, en el intento contrario de crear un escenario de inseguridad a favor de sus propósitos desestabilizadores, el accionar permanente del Ministerio del Interior, de los órganos de justicia, en estrecha vinculación con el pueblo ha permitido, en los últimos años, descubrir prevenir y enfrentar complicadas tipicidades y tendencias delictivas.

«Ello ha sido posible con un mayor rigor en el enfrenamiento jurídico, penal y penitenciario en casos de imputados, acusados o sancionados por delitos de elevada lesividad social», afirmó.

A pesar de estos esfuerzos, especificó, la situación del delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales se mantiene compleja, signada por el adverso escenario socioeconómico.

Recordó las ideas del General de Ejército cuando advirtió que la batalla contra el delito y la corrupción no admite más contemplaciones e instó a ser implacables contra ese fenómeno, «ese llamado sigue vigente y para favorecerlo hay que enaltecer las mejores actitudes ciudadanas, las más honestas y las más dignas».

Díaz–Canel indicó que hay que fortalecer el trabajo educativo desde la familia, la escuela las instituciones y la sociedad; perfeccionar nuestros mecanismos de control popular y lograr el rigor en el descubrimiento de los actos delictivos y su procesamiento respetando el debido proceso.

«Hoy es preciso aportar ideas y soluciones que involucren a toda la sociedad en el enfrentamiento delitos. Si un país tiene experiencia en ello es Cuba».

«Tolerancia cero a quienes se aprovechan de las dificultades económicas para enriquecerse sin aportar, tolerancia cero para los indolentes, para los pillos y para los vagos, y si las leyes tienen que ser más severas, le toca a esta asamblea legislar para que así sea», afirmó.

«Una pequeña nación que ha enfrentado con un coraje honorable al mayor y más poderoso imperio del mundo, no se dejará vencer por la delincuencia», resaltó.

Añadió que se continúa cumpliendo con los compromisos solidarios internacionales, en especial con diversas regiones la cooperación médica internacional.

Por su parte, puntualizó, que es notoria el carácter cooperativo de esos servicios, donde el gobierno de los Estados Unidos apela a la amenaza sobre los gobiernos soberanos que reciben esos beneficios.

Sobre ello agregó que la mentira y las campañas para impulsar esos métodos con sustanciales en el imperialismo, siendo uno de los ejemplos más escandaloso la incorporación de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo «donde jamás debimos estar».

«Somos víctimas del terrorismo, pero esa vista no se atreva a hacer señas de justicia a sus autores y los premios con la impunidad. No es más que una calumnia, una fabricación deshonesta concebida para reforzar el bloqueo económico y golpear aún más el nivel de vida del pueblo cubano».

Por esa razón, reiteró, decenas de gobiernos en América Latina y el Caribe le reclaman a Estados Unidos, que ponga fin a la injusticia, además de más organizaciones dentro del propio país, incluyendo los consejos de autoridades locales, agrupaciones religiosas, académicas, sociales, e individuos de diversos orígenes.

Sobre la situación en América Latina refirió que ha incrementado la polarización política y la división de la sociedad. Añadió que la ultraderecha aprovecha y «esa polarización provoca la aplicación de los modelos económicos neoliberales y su rotundo fracaso social mediante la manipulación y el engaño.

De igual forma se asciende a posiciones de gobierno e instrumental políticas encaminadas a destruir los avances sociales, como ha denunciado el gobierno de Venezuela con los permanentes intentos de generar violencia y actos de injerencia en los asuntos internos, manifestó el Presidente.

En otro momento, el mandatario explicó que somos muchos las cubanas y los cubanos que, desde el espacio que nos corresponde como ciudadanos, debemos actuar con esmero, disciplina y un rigor que haga sostenible todo lo que nos está haciendo falta en el camino al bienestar para garantizar la prosperidad.

«Contamos con una inteligencia natural que, cultivada y depurada en décadas por una Revolución defensora del saber y del pensamiento, puede seguir conduciendo a las múltiples soluciones que Cuba está necesitando», manifestó.

Díaz-Canel agregó que la filosofía fidelista de la confianza en el pueblo, que es confiar en la genialidad multiplicada hecha entre todos, no ha perdido vigencia.

Recordó que vencer los más grandes obstáculos con inteligencia y con sabiduría no es para una experiencia desconocida, «la historia está hecha de episodios ya vividos pero si hubiera que mencionar algunos recientes, recordemos entonces cómo fue que los científicos cubanos salvaron un pueblo entero de los estragos de la Covid-19».

Significó que este logro contundente, por rápido y eficaz que si así será contado muchas veces, jamás terminará soñando de nuestra narrativa de los heroismos, de las fuerzas intrínsecas y de las esperanzas.

Significó que, si habiéndose renegado el oxígeno medicinal –y que nadie olvide ese pasaje de crueldad imperial sufrido en medio del momento más oscuro de la covid-19–, si amenazados con un bloqueo de más de 60 años que boicotea la vida por todas partes y que busca cerrarnos cualquier prueba de entrada a la prosperidad, si a pesar de ese ensañamiento estamos vivos y actuantes, ¿qué no podríamos alcanzar sin el peso de uno de los castigos más crueles y largos de la historia?, cuestionó.

Díaz-Canel significó que aprender todos los días, renovarnos desde el conocimiento, tener un pensamiento no sólo rico en ideas sino también capaz de adaptarse al momento histórico y a las necesidades, son premisas.

Es deber de cada uno llevar a punta de lápiz las fortalezas, los recursos materiales con los que contamos y a partir de una noción realista y actualizada, mantener despierto el pensamiento para ir superando las adversidades.

En medio de esta lucha, inmersos en un planeta que da señales de deshumanización, precisó corresponde velar porque la sensibilidad, país adentro, no nos abandone.

«Como dijo el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; en los tiempos difíciles hay quienes se confunden, quienes se desalientan, quienes se acobardan, quienes traicionan, quienes desertan. Fidel afirmó que también eso pasa en todas las épocas y todas las revoluciones, pero también dijo que es en los tiempos difíciles cuando realmente se prueban los hombres y las mujeres», manifestó.

A solo horas de que se cumplan 71 años del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes por aquel pequeño motor de rebeldía que prendió el gran motor de la Revolución de Fidel, Raúl, Ramiro y la ejemplar Generación del Centenario, Díaz–Canel trasladó una felicitación al pueblo de espirituano y a toda Cuba.

A ellos, dijo «pon su heroísmo y resistencia frente al imperio, pero también por su rebeldía e inconformidad frente a los errores, las distorsiones y las tendencias negativas que una y otra vez vuelven a aparecer en el siempre arduo y nuevo camino al socialismo.

«Esta generación, comprometida con la continuidad de la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, batallará para que todos podamos alcanzar, más temprano que tarde, una prosperidad digna e inclusiva donde ningún ciudadano quede desprotegido, para ello trabajamos», concluyó.

(Con información de Granma y Cubadebate)

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