IA, poderosa herramienta para prevenir crisis en cascada
El cambio climático está dejando de ser un fenómeno con impactos aislados y previsibles para convertirse en un detonante de crisis complejas y entrelazadas, conocidas como crisis en cascada o policrisis. Este término se refiere a la concatenación de varios eventos adversos que, al coincidir, generan una situación de extrema gravedad, superando la capacidad de respuesta de las comunidades afectadas. Estas crisis son producto de la interdependencia de los sistemas naturales y sociales, donde un evento disruptivo puede desencadenar múltiples problemas simultáneamente. Por ejemplo, una sequía prolongada puede llevar a una escasez de agua, afectando la agricultura, la salud pública y provocando conflictos sociales, que a su vez pueden incrementar la vulnerabilidad ante otros desastres, como incendios forestales o pandemias.
La complejidad de estas crisis exige enfoques innovadores y multidimensionales para su gestión. En este contexto, la inteligencia artificial (IA) emerge como una herramienta poderosa para mitigar el riesgo de ocurrencia y minimizar el impacto de las crisis en cascada, especialmente en entornos urbanos. El proyecto I4C (Intelligence for Cities) de la Universidad de Friburgo es un ejemplo emblemático de cómo la IA puede contribuir a este objetivo.
El proyecto I4C utiliza algoritmos avanzados de IA para recopilar, analizar y procesar vastas cantidades de datos en tiempo real provenientes de diversas fuentes, como sensores ambientales, sistemas de transporte, redes de servicios públicos y redes sociales. Esta capacidad de integrar y analizar datos permite identificar patrones y tendencias que podrían pasar desapercibidos mediante métodos tradicionales. Por ejemplo, los sistemas de IA pueden predecir con mayor precisión la ocurrencia de eventos extremos, como inundaciones u olas de calor, y evaluar su impacto potencial en diferentes sectores de la ciudad.
Además, la IA facilita la optimización de los recursos disponibles para la gestión de crisis. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden diseñar modelos de simulación que permiten a los planificadores urbanos evaluar diferentes escenarios y tomar decisiones informadas sobre la distribución de recursos. Por ejemplo, en el caso de una inundación inminente, los sistemas de IA pueden identificar las áreas más vulnerables y priorizar la evacuación y la distribución de ayuda, minimizando así el impacto sobre la población.
Otra área donde la IA puede hacer una contribución significativa es en la mejora de la comunicación y la coordinación durante las crisis. Las plataformas de IA pueden facilitar la colaboración entre diferentes agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la comunidad, asegurando una respuesta más coordinada y eficiente. Además, los chatbots y asistentes virtuales impulsados por IA pueden proporcionar información precisa y actualizada a los ciudadanos, ayudándoles a tomar decisiones informadas y reducir el pánico durante las emergencias.
Sin embargo, es fundamental reconocer que la implementación efectiva de la IA en la gestión de crisis requiere una infraestructura robusta, acceso a datos de alta calidad y una gobernanza adecuada para abordar cuestiones éticas y de privacidad. Además, la tecnología debe ser complementada con una planificación integral y un enfoque centrado en las personas para garantizar que las soluciones tecnológicas realmente respondan a las necesidades de las comunidades afectadas.
Sin duda, la inteligencia artificial ofrece un potencial significativo para abordar las complejidades de las crisis en cascada provocadas por el cambio climático. Proyectos como I4C demuestran cómo la integración de la IA en la planificación y gestión urbana puede mejorar la capacidad de las ciudades para anticipar, responder y recuperarse de eventos disruptivos, contribuyendo así a la construcción de comunidades más resilientes y sostenibles.
Raúl Asís Monforte González.
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