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Vigo monta una tangana política por el Mundial de fútbol 2030

Abc.es 

Abel Caballero se había mostrado tan convencido de que haría valer su influencia para que Vigo acogiese como sede el Mundial de fútbol masculino de 2030, que no haber pasado el primer corte le ha sentado como un gol en fuera de juego. Y la reacción del concello olívico ha consistido en revolverse con una patada en el tobillo. Pero el de la Xunta, que ni siquiera estaba en la jugada. El problema, para Caballero, es que no puede quejarse al árbitro: a Pedro Sánchez le hubiera gustado contentar a los dos alcaldes socialistas de las dos grandes urbes gallegas; con Inés Rey en su mismo equipo, al veterano regidor vigués no le queda otra que cargar contra la Xunta, a la que acusa de haber torpedeado su candidatura, con la Real Federación Galega de Fútbol como ariete. Su vicepresidente, Fernando Iglesias, salió al paso para dejar claro que «Vigo en ningún momento quiso contar con la Federación»; y que «prefirió hablar con Rubiales [ex presidente de la RFEF] que con Louzán [máximo responsable de la RFGF]». Lo que se venía barruntando se oficializó el viernes: la RFEF desveló los 11 estadios que serán incluidos como candidatos a albergar encuentros en España del Mundial; un listado que incluye Riazor, en La Coruña, pero deja fuera Balaídos, en Vigo. Son los campos que conforman el denominado «libro de candidatura». El Gobierno, a través del CSD, no ha dejado de maniobrar para que se eleven a 13 y puedan entrar Valencia y Vigo. La RFEF, sin embargo, señaló que Marruecos y Portugal -que coorganizan el evento- se opusieron. Y que 11 serán las sedes. No es 100% definitivo, pero sí un jarro de agua fría para Caballero. Para más inri, Vigo sí figura como subsede. Es decir, segundo plato. El propio viernes, el regidor envió a su teniente de alcalde y concejal de Fomento, Javier Pardo, a cargar contra la RFGF y la Xunta. Para empezar, poniendo en cuestión la decisión de la Federación Española, que tildaron de «supuesta», y escudándose en que no habían tenido ninguna comunicación formal al respecto. Pero el grueso de lo que leyó el emisario de Caballero, para ser grabado y enviado a los medios, se dedicó a cargar contra Rafael Louzán, presidente de la federación autonómica y vicepresidente de la nacional. Además de «conocido militante del PP» y «acreditado por su oposición política», «feroz», a Vigo, apostilló Pardo. Al gobierno gallego lo acusó el local de «falta de apoyo». Y, en el global, el consistorio socialista difundió la especie de una «movilización política en contra de Vigo». Desde la federación regional se replicó que el Ayuntamiento decidió soslayar a la RFGF y hablar directamente con RFEF y CSD. Justo al contrario que La Coruña. Muestra evidente de que Caballero pensó que se ganaría el partido en los despachos. Lo cual, ahora, deja en fuera de juego las quejas de Vigo, por más que el gobierno local considere una «pataleta» los argumentos de la federación gallega, de la que dicen que les sentó «mal» que la puenteasen. El vicepresidente de la RFGF hasta desveló que Pardo había confesado, ante el comité organizador, que consideraban un «marrón» tener que albergar el Mundial. El aludido volvió a la carga, todavía el viernes, acusando a la RFGF de no haber sido «imparcial» en su respaldo a las dos candidaturas gallegas. «Castigó a esta ciudad», dijo el edil, como si la decisión hubiese correspondido al ente regional. Y dejó una amenaza: «La federación gallega sabe lo que se le viene encima por parte de esta ciudad». Frente al rechinar de dientes en Vigo, la prisa de Inés Rey por organizar este mismo sábado un acto de presentación de La Coruña como sede. Enfundada en una camiseta de Naranjito, mascota del Mundial que celebró España en 1982, la alcaldesa se recreó en recordar que nació el día de la final. El acto había quedado empañado porque el Deportivo, que disputa sus partidos en Riazor -que deberá ser objeto de importantes reformas-, rechazó asistir argumentando que se les avisó la víspera a las 17.24. Aunque el meollo de la decisión residía en un párrafo del comunicado, difundido ayer por la mañana, donde el club propiedad de Abanca rechazó «poner en riesgo la sostenibilidad» del Deportivo para «dar respuesta a una aventura de la que nunca han sido partícipes ni han sido consultados» ni la entidad ni los accionistas. Rey no quiso avivar la polémica. Habló claro Diego Calvo. El conselleiro encargado del área de Deportes demandó a Rey más «diálogo», en adelante, y «poner siempre las cartas encima, para que esto sea una cosa de todos». Prometió apoyo, pero reclamó al CSD (Gobierno) aportar financiación.

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