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Violencia en aumento

Estudiantes agredidos, atentados contra políticos, homicidios, racismo y otras manifestaciones de violencia parecen imparables.

En las últimas semanas hemos sido sorprendidos por diversos hechos de violencia a la que no estamos acostumbrados, o bien, a la que ingenuamente creíamos que no estaba ocurriendo en el mundo, desde atentados contra figuras políticas hasta agresiones estudiantiles en buses escolares.

La ola de acciones incluye, en el caso de las figuras políticas, el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto pasado en Ecuador, casi 40 candidatos a diferentes cargos asesinados durante el proceso electoral de México que concluyó en junio y el atentado contra Donald Trump el sábado 13 de julio.

De igual forma, en nuestro país la violencia doméstica parece imparable, y va en aumento el número de feminicidios. Por otra parte, la semana pasada fuimos testigos de agresiones ocurridas a dos estudiantes en buses escolares.

Estos hechos deben preocuparnos de manera alarmante como sociedad, porque nos conduce hacia un sistema donde vivimos “la normalización de la violencia”, donde no sorprende que se recurra a la agresión para arreglar las diferencias personales, por ejemplo, en un condominio en donde un vecino mató a otro por un problema de agua.

Esta “normalización de la violencia” la vemos en la tolerancia, las risas y la naturalidad con que se comportaron los otros estudiantes mirando lo ocurrido en los buses. Resalto que, dichosamente, la mayoría de ellos se disculparon y reconocieron su error.

Ante esto debe censurarse, como creo que lo hará la FIFA, que los jugadores de una selección suramericana celebren un título con cánticos ofensivos de carácter racial y discriminatorio hacia otra selección europea.

Ejemplos de agresiones podemos dar muchos, pero de lo que se trata es de hallar cómo revertir el proceso y ayudamos a construir una sociedad donde prevalezcan la paz y la solidaridad, y esto empieza en nuestros hogares, donde debemos dar el ejemplo promoviendo los mejores valores.

Otro tanto corresponde a los programas de la educación formal, los diversos grupos referentes sociales, los futbolistas, quienes forman opinión y poseen liderazgo en nuestra sociedad para que, lejos de promover el odio, se fomente la convivencia pacífica, y ni que decir en las redes sociales.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.

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