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La Coruña, sede de toneladas de basura

Abc.es 

La segunda ciudad de Galicia está de enhorabuena: ha pasado el primer corte para ser una de las sedes españolas del Mundial de fútbol masculino de 2030, dentro de seis años. Sus vecinos no sonríen: llevan un mes soportando las consecuencias de una huelga en el servicio de recogida de basura que ha llevado a la ciudad a una situación de emergencia sanitaria. La alcaldesa, Inés Rey, se apresuró el sábado a celebrar a bombo y platillo la buena nueva mundialista. Pero son las toneladas de residuos, acumuladas en las calles, las que colocan a la urbe en telediarios y portadas de periódicos. Y el de la mala imagen es, probablemente, el menor de los males. El viernes, la regidora dio un ultimátum a la concesionaria, Prezero, de 72 horas: volver a una situación de normalidad y salubridad, o declarará, este lunes a las 8.00, la emergencia sanitaria; que conlleva contratar de urgencia un servicio alternativo, de forma excepcional. «Es imprescindible actuar con firmeza ante (...) un chantaje», dijo Rey. Bien, pero «tarde», replicó el PP. La advertencia no surtió efecto: basura sin recoger y actos vandálicos. Un sapo que se tuvo que tragar la alcaldesa el sábado, enfundada en una camiseta de Naranjito, mientras se congratulaba, en María Pita, por la designación de la Real Federación Española de Fútbol –una cortina de humo, a ojos de los populares–. El otro callo: el desplante del Deportivo, que ni acudió al acto ni ve con buenos ojos que se reforme el estadio para la «aventura» de albergar el Mundial 2030. Sobre este punto no quiso avivar las llamas Rey. Pero sí entró en el de la basura. «El tiempo de las cesiones ha terminado», afirmó, tras «condenar» los actos violentos y exigir que se les pusiera fin. El sindicato convocante de los paros, STL, replicó con un comunicado, recogido por EP, donde exigieron a Rey «hablar menos y actuar más»; además de desmarcarse de la quema de contenedores que agrava la crisis: «No tenemos nada que ver». Lejos de calmarse las aguas, la noche del sábado al domingo se saldó con nuevos incidentes. Los bomberos volvieron a trabajar a destajo ante las llamas desatadas en 16 depósitos, que afectaron a un vehículo, estacionado en las proximidades, y a varios escaparates de comercios. Desde la una de la madrugada hasta las 4.30, las salidas de los servicios de extinción fueron constantes. El PP asegura que la enésima crisis de la recogida de residuos en La Coruña «refleja el estado del gobierno municipal»: «desbordado», como los «contenedores», y en «descomposición», como «mucha de la basura que inunda nuestras calles». Vienen denunciando el hartazgo de los vecinos, que en algunos casos a duras penas pueden franquear las barricadas de desperdicios que se acumulan frente a sus portales, el olor pestilente, la proliferación de ratas e insectos. Porque a la incomodidad se le añade un problema ya de salud pública, que si no se ha agravado más, es seguramente porque las temperaturas no han sido demasiado altas. La propio alcaldesa reconoció que es un escenario que se da cíclicamente desde hace años, una pesadilla recurrente. Ha pasado de alzar la voz cuando gobernaba Marea Atlántica a declararse «atados de pies y manos». Con un contrato de recogida anulado por el TSXG, bajo la basura acumulada se oculta mucho más que el pulso de un sindicato.

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