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Adiós a la sevillana Julia Uceda, la gran poeta de la Generación del 50

Abc.es 
Con la muerte de la sevillana Julia Uceda a los 98 años de edad, confirmada el pasado domingo por la Fundación José Manuel Lara , las letras españolas pierden a l a gran poeta de la Generación del 50 , cuya obra había sido durante décadas marginada, quizás por sus largas estancias en universidades de Estados Unidos e Irlanda lejos de centros editoriales españoles, del canon que construyeron la antologías que dieron carta de naturaleza a los grupos literarios del medio siglo, en los que, con la excepción de José Manuel Caballero Bonald , se prestó poca atención a la poesía andaluza. Sin embargo, la influencia de Julia Uceda, la poeta viva más veterana que quedaba en Andalucía junto a la también muy reivindicable María Victoria Atencia , ha ido acrecentándose en este siglo XXI desde la concesión en 2003 del Premio Nacional de Poesía , el primero a una mujer desde la instauración de la democracia, a la recopilación de su obra que condensó el libro 'En el viento, hacia el mar' (2002). Publicado por la colección Vandalia de la Fundación Lara que dirige el también poeta Jacobo Cortines , el volumen sacó del anonimato, para la gran mayoría, los versos de una autora que ha escrito la mayor parte de su obra al margen de las corrientes literarias del momento. Como señalaba en 2019 en una entrevista a ABC: «Cuando uno se siente libre y escribe lo que quiere. Eso es todo lo que he hecho siempre. No he atendido nunca a modas . El poema para mí es siempre un problema, algo que parece que se está escribiendo solo y que cuando falta algo te lo dice». Tras el Nacional de Poesía el reconocimiento fue unánime y se sucedieron galardones como el de la Crítica , la Medalla de Oro a las Bellas Artes y el Premio Internacional Federico García Lorca en 2019. Además fue reconocida como Hija Predilecta de Andalucía y nombrada Académica de Honor de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras , un homenaje este último de la ciudad de la que se marchó en 1965 y a la que ya no regresaría sino de visita, donde sigue siendo desconocida para muchos lectores y que miraría desde la distancia al igual que otros heterodoxos sevillanos , como Blanco White y Luis Cernuda , este último uno de sus autores de referencia. De hecho, hasta recalar en Vandalia, Renacimiento era la única editorial de la ciudad que había publicado un libro suyo: 'Del camino de humo' (1994) Pero fue en la capital andaluza donde surgió su vocación poética e inició su carrera académica. Respecto a la primera, formó parte del grupo del cincuenta en el que militaron también Aquilino Duque, José María Requena y Manuel   Mantero , entre otros, que promovió revistas literarias como 'Guadalquivir' y 'Aljibe' . En la ciudad vería también publicados sus dos primeros libros: 'Mariposa en cenizas' (1959) y 'Extraña juventud' (1962), que tuvo más recorrido por llevarse el áccesit del Adonais. En la Universidad de Sevilla, bajo el magisterio de Francisco López Estrada , se doctoró con una tesis sobre el poeta existencialista José Luis Hidalgo . En 1963 recibió el Premio Extraordinario de la Facultad, pero su inconformismo y el deseo de dejar una ciudad entonces muy provinciana, la llevaron dos años más tarde a cruzar el Atlántico. Se instaló en Estados Unidos, donde ejerció la docencia en la Michigan State University entre 1965 y 1973, donde se relacionó con exiliados como Ramón J. Sender y José Luis Aranguren , entre otros. De aquellos años es una de sus volúmenes más valorados: 'Poemas de Cherry Lane', que Jacobo Cortines considera «un libro imprescindible en la poesía del siglo XX». Tras casarse con el psiquiatra Rafael Gómez Palacios , Julia Uceda continuará su labor académica en el University College de Dublín entre 1974 y 1976. Tras obtener la Cátedra de Escuelas Universitarias en 1980 centra su tarea docente en La Coruña , aunque residió hasta su muerte en Ferrol , donde desarrolló una importante labor cultural, editorial y literaria. De su poesía, colegas como Manuel Mantero han alabado «la espontaneidad natural de sus versos, la hondura de su expresión y la preocupación existencial sobre el significado de la muerte«; mientras que Jacobo Cortines se refiere a esa »voz de la conciencia que ilumina las zonas más oscuras de nuestra existencia, esas por las que no nos atrevíamos a adentrarnos y en las que ahora lo hacemos gracias a su esclarecedora palabra«. Pero quizás sean las palabras de Miguel García-Posada , en su ensayo que completó la edición de otro de sus poemarios más logrados: 'Zona desconocida' (2006), en el que los versos de la sevillana encontraban una nueva dimensión histórica y social , la que mejor sintetiza el quehacer poético de Julia Uceda, marcado por una indagación a veces filosófica a veces irracional en la realidad. «Esta poesía tan fiel a sí misma, se perfila como una auténtica aventura del conocimiento, de donde su permanente indagación en los planos no visibles de lo real, permite calificarla de metafísica, como la del Machado de 'Soledades' y el 'Cancionero apócrifo', el último Juan Ramón , el Lorca de parte de 'Poeta en Nueva York', el Prados del destierro, el Hidalgo de 'Los muertos', el mejor Claudio Rodríguez o el segundo Valente' . Toda su producción la recogió recientemente la colección Vandalia en el esencial 'Poesía completa' (2023), de una autora a la que merece siempre la pena volver, incluso en momentos como estos, donde es casi inevitable recordar los versos de 'Elegía' de su primer poemario: «La muerte llegará, ciega y descalza,/no oiremos sus pisadas destructoras.../Nuestro sepulcro quedará en el viento».

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