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Cómo despertar el líder que llevas dentro

Abc.es 
El liderazgo es la cualidad innata que tiene todo ser humano que le lleva a «ponerse al mando» o a dirigir o conducir un grupo o una colectividad en determinadas circunstancias o contextos. Sin embargo, según asegura Mónica García, coach de El Factor Humano, la aptitud más frecuente es ceder el mando al entorno o a aquellas personas que consideramos mejores que nosotros, «atrofiando así al líder que llevamos dentro y logrando impedir que explotemos nuestro potencial». Alguno de los prejuicios que suelen llevar a censurar o esconder a ese líder interior tienen que ver, según explica García, con creerse arrogantes o engreídos si reconocen o se pone en valor ese poder que se tiene para influenciar a otras personas. En otros casos esta autocensura puede tener que ver con la dificultad para asumir la parte de responsabilidad que se tiene en lo que pasa. «La cuestión es que una vez que se asume el liderazgo o la responsabilidad ya no es posible culpar a los demás o a las circunstancias de lo que suceda y dar ese paso requiere valentía», aclara la coach. Por tanto lo que puede estar detrás de esa inseguridad que lleva a entregar los mandos a otros pueden ser desde la falta de conocimientos o experiencia hasta la dificultad para asumir errores o gestionar el fracaso , pasando incluso por una posible percepción negativa de uno mismo . Otros factores pueden ser la falta de claridad en lo que se quiere, la dificultad para relacionarse, la autoexigencia exagerada, las creencias limitantes sobre lo que es posible o no y el hecho de no sentirse respaldado por aquellos o aquellas que consideramos importantes. «Nos resulta más fácil confiar en ellos que en nosotros, sobre todo si pensamos que lo van a hacer mejor o que tienen más habilidades, conocimientos, experiencia y competencias que nosotros», plantea. Para neutralizar esos momentos de inseguridad es importante aprender a generar estados de confianza que sean independientes de la situación o de la persona pues, tal como revela Mónica García, esos momentos no tienen más poder que el que nosotros elegimos darle. Para entenderlo mejor, veamos este ejemplo. Una opinión negativa sobre mi trabajo no tiene el mismo efecto en mí si viene de una persona que no conozco que si es la de un colega que valoro mucho. Así, el efecto que tiene esa opinión en mí tiene más que ver con el poder que yo le doy a uno o al otro. Por eso la experta explica que una forma de neutralizar ese efecto es dar importancia a lo que yo opino de mi trabajo en vez de dejar que lo valoren exclusivamente los demás. «La clave está en evitar poner la confianza en aquello que no controlamos o en aquello que podemos perder, sino en lo que sí podemos controlar como la capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias, aprender cosas nuevas y otros recursos que puedan ayudarnos a ganar seguridad . Digamos que es preferible, por ejemplo, poner la confianza en tu capacidad para encontrar un trabajo que en tener un trabajo para siempre», argumenta la coach de liderazgo. Una vez que hemos sentado las bases, es el momento de despertar al líder que llevamos dentro conforme a las siete claves que propone la experta de El Factor Humano: 1. Conecta con el motor de tus ganas, ilusiones y aspiracione s. Necesitamos un motivo para ponernos en marcha y actuar. Tanto si es para dar lo mejor a un hijo como para dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones o si es simplemente para sentir satisfacción con uno mismo. Todos son válidos. Lo importante es saber qué es lo que activa tus ganas y no perderlo de vista. 2. Pon tu emoción a tu servicio . La emoción es la energía que permite crear y destruir. Cuando estamos motivados, la emoción nos mantiene en pie, nos hace creativos y nos lleva a colaborar con los otros. Pero cuando la apatía o la desgana están presentes la inacción y la insatisfacción se puede apoderar de nosotros. 3. Y ahora pon la mente a tu servicio . Lleva el foco a todo lo que te apoye en el camino a ser tú y a vivir la vida que deseas. Revisa y amplía si es necesario el marco donde operas, tus creencias y las historias que te cuentas de lo que es posible y de lo que no, de la vida, de la sociedad y de los demás. 4. Elige tu contribución intencionadamente . Recuerda que el resultado final de lo que ocurre en tu vida es la suma de la situación o circunstancias externas y tu respuesta ante ellas. Si no estamos al mando, esta respuesta ocurrirá de forma automática o reactiva, pero lo interesante es pasar de la reactividad a la respuesta intencionada. 5. Deshazte de tu prejuicio sobre la palabra «líder». El primer paso es aceptar que en tu vida mandas tú. Tal como explica la coach, está comprobado que damos más cuando elegimos nosotros que cuando nos lo exigen y esa libertad es además la esencia desde donde el líder interior toma la responsabilidad de crear junto al entorno lo que ocurre en su vida. 6. Vivir al mando es un camino, no un destino. Estar siempre al mando puede sonar agotador, y en ocasiones lo es, pero recuerda que estamos rodeados de ayuda. Convertirse en un líder benevolente con uno mismo, que no indulgente, será clave para que, según precisa Mónica García, nuestro propio liderazgo sea sostenible y satisfactorio. 7. Conoce y desarrolla tu potencial interior bruto. Este PIB no es otra cosa que la combinación de tus recursos internos o esencia, la conexión con tu yo que no es tangible, el foco hacia donde dirigir la atención y la energía para pasar a la acción. Otro de los aspectos que puede ayudar al despertar el líder que llevamos dentro puede ser cultivar un pensamiento ganador . Ese que, según explica la psicóloga Laura Moratalla, permite ver oportunidades donde otros ven dificultades. Esta mentalidad ganadora se caracteriza, por tanto, por ser una actitud hacia la vida que incluye tomarse los problemas como retos, confiar en uno mismo, no temer al fracaso, buscar soluciones, probar y si no se acierta probar de otra manera; aprender de los errores y mantener la motivación suficiente para lograr aquello que se desea. Tener un pensamiento ganador predispone a buscar opciones, oportunidades y soluciones para aquello que se desea, además de que permite mantenerse motivado para seguir en acción hasta la consecución de lo que se persigue. «Este pensamiento te posibilita el hecho de buscar alternativas si te encuentras con alguna dificultad, lo cual resulta muy beneficioso, puesto que la persona no desiste ante los contratiempos, sino que aprende de ellos», aclara Moratalla. Además, se ha comprobado científicamente que mantener un pensamiento positivo tiene un efecto transformador en las cadenas neuronales del cerebro, según aclara la psicóloga. De hecho, un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de Estados Unidos, Francia y España reportó evidencia científica de que la practica intensiva de atención plena («mindfulness») y pensamiento positivo producía una reducción de los genes que promueven las inflamaciones y aumentaba la habilidad para recuperarse más rápidamente ante las situaciones estresantes. Para entrenar un pensamiento ganador en el día a día, la psicóloga Laura Moratalla propone los siguientes ejercicios: 1. Se consciente del peso de tus pensamientos. Cuando sean negativos, no te apegues a ellos. Los pensamientos van y vienen y no tienen por qué modificar tu forma de actuar necesariamente. No te pierdas en cuestionarlos, déjalos pasar y quédate con lo que te permitan avanzar. 2. Márcate un objetivo relevante, alcanzable y realista . Para conocer la relevancia que tiene un objetivo en tu vida, responde a la pregunta «¿para qué?» varias veces. El objetivo es llegar a una respuesta final que nos ayude a encontrar la relevancia de nuestro objetivo, aquello que hace que movilicemos nuestra energía para lograrlo. 3. Comprométete con tu objetivo . Para ello, lo puedes escribir en tu agenda y/o contárselo a alguien. Esto hace que adquieras mayor compromiso que si sólo lo piensas, recuerda que los pensamientos van y vienen. 4. Dedica unos minutos al día a visualizarte logrando lo que deseas . Nuestro cerebro no discrimina si lo que visualizas es real o no, con lo cual la visualización te prepara para ese objetivo y crea las conexiones necesarias para que surjan ideas, te mantengas en acción y sigas motivado. 5. Valida y celebra cada paso hacia tu objetivo, por pequeño que sea. Es importante que valores tus logros, que te des un capricho o que te dediques un rato a ti mismo. Es positivo para tu motivación y autoestima. 6. Rodéate de personas positivas . Aquellas que te pueden ayudar a avanzar son las que mantienen un pensamiento ganador. También puedes buscar casos de éxito y modelar aquellas actitudes que encajen contigo y con tu objetivo. 7. Usa frases motivadoras, pero realistas . No, el «tú puedes con todo» no es motivador ni realista. Deben encajar con tu forma de ser y con tu objetivo pero no deben resultar vacías porque tener un «pensamiento ganador» no es poder con todo, sino que también implica ser consciente de las capacidades y limitaciones de cada uno.

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