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La salud pública con recaídas y en cuidados intensivos


                                 La salud pública con recaídas y en cuidados intensivos

Lo que dejó la pandemia. La falta de medicamentos, especialistas y equipos afecta el servicio en los hospitales del país. A pesar de las promesas de relanzar el primer nivel de atención, este sigue abandonado. A esto se suma el avance de enfermedades, la amenaza a los pacientes con cáncer y el nuevo examen del Minsa que golpea a los serumistas.

La situación de la salud pública en el país es cada vez más preocupante. La falta de medicamentos, equipos y de especialistas en los hospitales en Lima y regiones, así como el poco avance en la erradicación de enfermedades y la lenta vacunación en niños y adultos, son algunos problemas que aquejan a los pacientes, muchos de ellos vulnerables.

Y una forma de saber cómo está el sistema de salud es viendo la presencia o ausencia de enfermedades, que son claros indicadores. Males como la desnutrición, diarrea, anemia, muertes maternas, tuberculosis, influenza, cáncer, VIH, etc. Así lo señala el médico infectólogo Juan Carlos Celis, quien es un referente en la lucha contra estas enfermedades en Loreto.

“Todas estas enfermedades han avanzado”, asegura de manera categórica.

En cuanto a la tuberculosis, indica que hemos perdido 10 años en esta lucha y ello se refleja en el aumento de casos y fallecidos a nivel nacional. Señala que también hay un aumento de la tuberculosis multirresistente.

“En muertes maternas, salvo algunas excepciones, las regiones están igual o peor. En Loreto estamos igual que hace cinco años, como en la prepandemia, no ha habido mejoras”.

Y asegura que casi todas las postas y centros de salud a nivel nacional no cumplen con los requisitos mínimos de infraestructura, personal ni medicamentos.

La falta de medicinas en los establecimientos de salud revela que hay un problema de gestión.

También hay enfermedades que se supone que estaban desterradas como la polio, la cual deja secuelas en niños no vacunados; también la difteria que son prevenibles con vacunas, y están presenten en esta región.

Otras enfermedades que han regresado son la rabia y la tos ferina. “En Loreto, la vacunación no ha superado el 60% en niños menores de 3 años. En cualquier momento viene un visitante con el mal (polio) y encuentra a una población no vacunada”.

¿Qué hacer para aumentar la vacunación? Se requiere más presupuesto para llegar a las zonas alejadas, dice Celi. “Hay vacunas y enfermeras, pero para hacer estrategias de vacunación se requiere de intervenciones interculturales, contar con antropólogos, un trabajo comunicacional. Se tiene que convencer a los apus y eso depende del Ministerio de Salud, asignar los presupuestos para que el Gobierno regional ejecute; pero el Minsa lo ve costoso. Es cierto, es caro, pero si no se hace, no hay avances en la vacunación”.

Y esto se agrava con la falta de medicinas a nivel nacional. Sobre todo para el cáncer, diabetes, VIH y otras enfermedades.

En una visita de la Contraloría General al hospital Dos de Mayo, este mes, se comprobó que el nosocomio incumplió con el cronograma de entrega de medicamentos provistos por el Minsa a través del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos (Cenares), lo cual genera alto riesgo en la disponibilidad de los productos farmacéuticos.

Retroceso. Hace falta vacunar a la población vulnerable, en especial en las zonas alejadas del país.

Y en una reciente entrevista, el jefe del Cenares, Juan Carlos Castillo, explicó que el problema del desabastecimiento se debe a que el SIS transfiere presupuesto a las regiones, pero estas tienen deficiencias en la ejecución. Y advirtió que, si no se les capacita, el próximo año, en estas fechas, pasará lo mismo. Pero las regiones no tienen experiencia en compras. Cuando quieren adquirirlas, los proveedores les cotizan más caro y el proceso tarda más tiempo.
Para especialistas como Percy Mayta-Tristán, la alta rotación de funcionarios y su nivel de gestión en el Cenares ha conducido a un evidente desabastecimiento de medicinas para enfermedades como la anemia, VIH y diabetes.

Al respecto, la presidenta de la Federación Médica Peruana (FMP), Ivette Mendoza, dijo que el paro de 48 horas que realizaron hace poco buscaba exigir al Minsa la inmediata solución a la escasez de medicinas, insumos y equipos. Y también el aumento del presupuesto para el sector Salud, para que pase de 2 % del PBI al 8 %, pues lo que recibe “no es suficiente”.

Pero el tema de los medicamentos no es lo único que preocupa por estos días. También está la amenaza contra los pacientes con cáncer. Como se sabe, un grupo de aseguradoras buscan modificar un artículo del reglamento de la Ley Nacional del Cáncer, lo que implicaría dejar a miles de pacientes sin medicamentos de última generación.

Karla Ruiz, de la organización Esperantra, que ayuda a pacientes oncológicos, señala que las aseguradoras privadas no quieren cumplir con la ley, pues en un artículo dice que las alianzas privadas deben asegurar “la integridad de la cobertura oncológica” que incluye tratamientos innovadores para el cáncer.

“Ellas (las aseguradoras) no quieren incrementar la cobertura, quieren quedarse con una póliza que solo te cubre el diagnóstico, tratamientos de hace 20 años y que al final el paciente no se salve, no se cure”, anota.

Otro problema que señala es Ruiz es que hay intermitencia en los tratamientos innovadores en el sector público, es decir, el sector Salud compra por dos meses y luego demoran otros dos meses para conseguir la medicina. “Hemos tenido una evolución, hay más acceso a tratamientos innovadores para los pacientes con cáncer, pero Cenares no ha podido abastecer de estos a todos los hospitales, ni al INEN”.

En esa línea, el exministro de Salud Óscar Ugarte refiere que la gestión del ministro César Vásquez tiene debilidades como en el tema de los medicamentos. “La prueba es que el nivel de ejecución es insuficiente para el mes en que estamos, y eso se traduce en ausencia de medicamentos en las unidades ejecutoras”.

Ugarte señala que es un problema de organización y de gerencia, pues el Cenares tiene el 66% de presupuesto destinado a medicamentos del Minsa, una tercer parte lo tienen las unidades ejecutoras, es decir, los hospitales. “El ministro ha cambiado los funcionarios del Cenares, pero no le está resultando”.
Y destaca que hay tres brechas que dificultan el derecho al acceso a la salud: la falta de recursos humanos, la inversión a nivel de infraestructura, y la falta de medicamentos”. Lo que se necesita es el financiamiento del Ministerio de Economía, enfatizó.

Primer nivel de atención y SERUMS

Y con respecto al recurso humano, el exministro de Salud Víctor Zamora recordó que durante la pandemia se incorporaron 80.000 trabajadores de la salud, pero después de la emergencia se ha perdido más de la mitad de los contratos cuando se pudo haber aprovechado de este recurso humano en el primer nivel de atención. “El primer nivel de atención está abandonado. Su equipamiento no ha sido reparado. En Piura, por ejemplo, el 93% de establecimientos no son capaces de operar”.

En tanto, el también exministro Hernando Cevallos, refirió que el primer nivel de atención es clave porque es la puerta de entrada de cualquier paciente y donde se resuelve el 80% de los problemas de salud, pero está desatendido. “Hemos retrocedido sin ninguna duda, de ser un país que aplicó en 4 meses 50 millones de dosis con movilización de miles de trabajadores a nivel nacional, a llegar a una profunda crisis en lugar de resolver las deficiencias”.

Y como si los problemas no fueran suficientes, el Minsa ha modificado recientemente el examen de acceso al Serums. Al respecto, el decano del Colegio Médico, Pedro Riega, criticó esta medida y dijo que hay algunos intereses que están motivando estos cambios. Refirió que el examen nacional de medicina (ENAM) es un mecanismo institucionalizado desde hace décadas, pero el Minsa lo está reemplazando con un examen que no ofrece garantía de calidad ni seguridad a escasas semanas del concurso 2024-II. “El Minsa informó que sería el 1 de setiembre (el examen), prácticamente un mes para su organización, así no es posible hacerlo de forma adecuada”.

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