Las Medallas se sobrecogen por el naufragio de las Malvinas
Era un día para celebrar la conquista del éxito y la excelencia por parte del sector audiovisual gallego, en el rostro de Zaza Ceballos, las cejas de Luís Tosar y el lustre de la Academia que aglutina al sector. Pero en la jornada de celebración se quiso colar, como un indeseado invitado, el sabor amargo de las noticias procedentes desde el Atlántico Sur, donde en la tarde del martes naufragó el 'Argos Georgia', con ocho gallegos a bordo, dos de ellos ya fallecidos y otros dos desaparecidos. La cita festiva guardó no solo un minuto de silencio en memoria de los marineros naufragados, sino que encontró un recuerdo en el discurso del presidente de la Xunta y de los premiados, conmovidos por la tragedia. «Hoy Galicia entera abraza a esos marineros, como tantas veces –por desgracia demasiadas– tuvimos que hacer antes», pronunció Alfonso Rueda, «nuestro corazón de gallegos tiene que estar en aguas de las Malvinas, con los fallecidos, con sus familias y allegados, y con todas las víctimas de ese naufragio y de todos los naufragios que, por desgracia, tantas veces castigaron a la gente del mar«. Rueda tuvo también un gesto a las víctimas del accidente del Alvia, en el día en el que se cumplían 11 años del terrible siniestro que segó 80 vidas y dejó 144 heridos. «Siempre los tendremos en la memoria». El presidente gallego abordó también la actualidad de nuestros días al referirse «a esa crisis migratoria que apela a conciencia del primer mundo» y que «urge una respuesta global» frente a «parches puntuales o soluciones inmediatas». Así, reivindicó a Galicia como «tierra de acogida» que «será siempre solidaria con los restantes territorios de nuestro país y del mundo». «Fuimos tierra de emigrantes y ahora tenemos que ser tierra de acogida», apostilló. Sobre los premiados, Rueda elogió distintos aspectos: de Tosar, que «aquí empezó y de aquí nunca se olvidó», protagonista como es «de una enorme carrera de éxito forjada a partir del esfuerzo, de la humildad, de saber dónde empezó y de su enorme capacidad interpretativa que siempre está presente»; de Ceballos, su condición de impulsora «de grandes éxitos de la pequeña y la gran pantalla» a través de su productora Zenit; y de la Academia del Audiovisual, que aglutina a 500 profesionales «muchas veces anónimos pero absolutamente imprescindibles». Todos ellos, proclamó, representan «el éxito pasado, el éxito presente pero sobre todo el éxito futuro de nuestro audiovisual», fruto «de un esfuerzo coral que hoy ponemos en valor porque es necesario». Tosar, que dijo sentirse «afortunado» por poder dedicarse «a una de las profesiones más maravillosas que existen «, que »brinda la oportunidad constante de ponerse en la piel de otros« y »mirar casi que en primera persona realidades distintas«. Valores especialmente valiosos en los actuales »tiempos broncos (...), violentos e intolerantes« en los que »parece que una opinión pasa a ser un ataque«, tiempos »de guerras« en los que »poder crear ficción, que ayude a comprender, y que haga reír, llorar y soñar, que provoque debate y reflexión, que ayude a irse a dormir un poco más tranquilos, es un privilegio«. Zaza Ceballos se refirió al galardón como «una responsabilidad» para seguir creando contenidos «que afiancen» lo propio, y que es «un testimonio del esfuerzo colectivo y del talento que florece en Galicia». «Esta medalla representa un especial aviso para que creadores, productores, empresas y el talento primemos los contenidos que refuercen nuestros valores, esos que por ser propios y significativos nos hagan estar orgullosos de ser gallegos y vivir en Galicia. Además, confió en que «sirva como inspiración para los futuros creadores» que se inician en el camino del audiovisual y quiso hacer partícipe de la medalla, además de a su familia y a la familia del audiovisual, a la «maravillosa audiencia gallega». Álvaro Pérez Becerra, presidente de la Academia Galega do Audiovisual, destacó el papel fundamental de la Televisión de Galicia para la difusión de contenidos en lengua gallega desde su nacimiento en 1984. Quiso dedicar el premio a la memoria de Ernesto Chao, el recientemente fallecido Xavier Deive «y a tantas personas que trabajaron tanto, durante tanto tiempo por el reconocimiento social de una profesión». La Academia, dijo, ha tenido como papel el «acompañar el crecimiento imparable de un sector que sabe pivotar» entre áreas como el talento y el arte y la actividad industrial y que «precisa de toda la colaboración posible de las administraciones» públicas para «consolidar las conquistas» alcanzadas.