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Al calor de estos tiempos

En este siempre caluroso verano la juventud busca presurosa un lugar a donde ir, una aventura para vivir, un sitio en el cual pasar bien el rato, divertirse, relajarse.

Deseos comunes y caros, parece una contradicción, pero no lo es. Las vacaciones, etapa que en Cuba se ajusta al cese del período lectivo, siempre ha sido un momento para la recreación sana, el disfrute y el esparcimiento. No pocos piensan en un campismo, la playa, una piscina; en la casa de los abuelos o de los tíos, pero ciertamente cualquiera que sea la decisión lleva un presupuesto de la economía familiar, que este año no será pequeño.

Ante tal situación económica se ha pensado en un verano desde la comunidad. ¿Pero cómo diseñar actividades atractivas en ese lugar, a veces monótono, que vemos a diario? ¿Cómo transformar la localidad?

La mayor parte de las respuestas conducen al arte. Y hay ahí, cerquita, junto a nosotros, una vanguardia artística bajo la bandera de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) dispuesta siempre a subirse a un camión y llegar hasta aquellos barrios más intrincados, a esos a los que casi nadie nunca va; esos en los que si no llegan los jóvenes de la AHS, sus niños rara vez verían un payaso o una guitarra o una obra de teatro.

Arte en movimiento se llamó la experiencia del año pasado en Vueltabajo. Apenas descansaron, y en los barrios más humildes, más alejados, hubo música, fiesta, títeres, alegría, porque los muchachos de esa tropa, esos locos magos que sacan risas y asombros por doquier, entendieron que su deber era estar allí donde fueran más útiles.

Esta semana en Pinar del Río esos mismos locos llenos de felicidad se fueron hasta Guane, un municipio que ganó a fuerza de sudor de su gente la sede del 26. Y hay otras cosas que no están sujetas a recursos, a combustibles, ni siquiera a internet y las redes sociales. No hablamos de negar el desarrollo, sino de rescatar aquello que alguna vez también nos hizo feliz, sin tanta tecnología ni teléfono inteligente.

Agosto será mejor si se pasa en familia, si se juega dominó y se le grita fuerte al que se pega o al que se pasa. Serán días con apagones, es muy probable; pero serán diferentes si en las cuadras, los sábados, alguien recuerda lo que es una bola, una carrera de sacos, una competencia de cualquier cosa.

Si el verano está en la comunidad, esa comunidad hoy muchas veces maltratada por disímiles razones, urge pensar cómo colocarla en función de ello.

Quizá la escuela, ese recinto que se dice debe ser la institución cultural más importante de cada lugar, tenga que mantener sus puertas abiertas con filmecitos, con juegos, competencias, y ello no concierne solamente a Educación; le corresponde al delegado, a la Federación de Mujeres Cubanas, al Inder, a Cultura, a la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Cuando llegue septiembre y no haya pasado el calor de estos tiempos, pero sí las vacaciones, habrá que volver a las aulas y cada quien debería tener entonces algo lindo qué contar. Siempre habrá quien hable de Varadero o el viaje a la capital, y estará el otro que, repleto de alegría, dirá que tocó la guitarra de un gran cantante, conversó con un títere al que unos hilos le dan vida y ganó al trompo y al dominó al más «escapado» de su barrio.

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