Mamógrafos móviles
El programa Ya es Hora es un esfuerzo entre varias empresas para llevar mamógrafos a zonas alejadas.
Es realmente lamentable que este gobierno haya dinamitado puentes con la empresa privada, cuando lo verdaderamente inteligente era que se constituyeran en socios estratégicos para la solución de problemas, como las listas de espera de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), sin que esto signifique una intención de privatizar la institución. Se trata, por el contrario, de unir esfuerzos para economizar recursos al país.
El programa Ya es Hora es precisamente el perfecto ejemplo. El Grupo Montecristo, el Laboratorio Roche y las empresas Avon, Cenrad, Purdy Motor y el BAC se unieron para llevar a las siete provincias mamógrafos móviles que permitirán a 1.500 mujeres obtener por la simbólica suma de ¢4.000 una mamografía.
Cada una de estas personas y bajo los protocolos de respeto a la privacidad, recibirá el resultado de su análisis en menos de 48 horas de manera digital, y en la eventualidad de un hallazgo preocupante, las empresas se comprometen a brindarle, de manera gratuita, estudios adicionales, tales como un ultrasonido, una biopsia y la primera consulta con un profesional en oncología.
Además de salvar vidas, porque tratándose del cáncer la detección temprana es nuestro mayor aliado, programas como este no solo ayudan a las mujeres a prevenirlo a tiempo, sino también a ahorrar recursos a la Caja, pues atenderá solo los casos ya detectados y con información de calidad.
En la División Bananera de nuestro grupo empresarial, durante varios años hemos desarrollado un programa de ferias de la salud en nuestras fincas, con charlas y examen físico, y este año pudimos llevarles la móvil y hacerles los estudios que las médicas recomendaron: mamografía, ultrasonido o ambos.
Me dolió escuchar que algunas habían sido atendidas en la CCSS y tuvieron que esperar hasta un año el resultado, y a dos de ellas les habían perdido el estudio, y son mujeres que cotizan con su salario todos los meses.
Ante los problemas de la seguridad social, ojalá más empresas apoyen estos programas, sobre todo en zonas alejadas o donde no hay acceso a mamógrafos.
La última vez que pedí el dato había menos de 30 mamógrafos en todo el territorio, espero que esta cantidad haya disminuido, aunque tristemente soy pesimista.
La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.