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La mujer que sacudió los estudios fotográficos de Costa Rica en los años 80 sigue vigente y soñadora

La mujer que sacudió los estudios fotográficos de Costa Rica en los años 80 sigue vigente y soñadora

Ana Bolaños fue una de las primeras mujeres en contar con un negocio de esta índole a su nombre. La fotógrafa relató su historia a ‘La Nación’

Ana Bolaños se describe como una mujer moderna, creativa y asegura que su oficio le ha permitido conectar con historias tan fuertes que la hacen mantener su sensibilidad. Foto: Cortesía FANA Fotografía

En el centro de San José usted puede encontrar el estudio FANA Fotografía, donde al pasar el portón, Ana Bolaños y su hija, Karolina Soto lo recibirán con una calidez ya rara en la actualidad. Este negocio, que forma parte de un gremio cada vez más reducido, esconde 40 años de historia labrados por una protagonista que sacudió los estudios fotográficos en Costa Rica.

Bolaños se casó con Otto Fonseca, quien tenía un estudio fotográfico llamado Foto Galería en San José. Durante los años 80, Fonseca le insistió en que ella debía aprender del oficio, por la facilidad que tenía para el área creativa.

“Él empezó con aquello de que ‘vos sos muy creativa, te gusta mucho el maquillaje’ y pues acepté el reto. Entonces, los fines de semana, me iba a su estudio a tomar fotos. Al principio me explicó la técnica de las cámaras, cómo era el proceso de poner un rollo, pero fue como fue muy poco. En realidad, no fue que recibí clases de fotografía, él me fue soltando y me dejó que yo fuera creativa”, recordó Bolaños.

En 1984, Ana abrió su estudio fotográfico en el antiguo edificio Yaohán en la Sabana. Según comenta, este hecho causó revuelo en San José por tratarse de una mujer que abordaba la fotografía con un enfoque muy moderno, ofreciendo servicios extras como el maquillaje y préstamo de ropa.

“Nosotros abrimos en octubre y yo tenía preparado un colchón económico como para seis meses de aguantar, a ver qué iba a pasar. Pero, desde la primera semana me sostuve económicamente con los clientes que empezaron a llegar y llegar. La verdad es que éramos un estudio que sonaba”, comentó la pionera de la fotografía en Costa Rica.

El impacto de su negocio fue tal que las personas debían sacar cita con tres meses de anticipación. Incluso, llegó a contratar una maquillista, servicio que ahora brinda ella misma.

“Era algo impresionante, la gente buscaba las citas con mucha anticipación y tomábamos cualquier cantidad de fotos de graduación de colegios al año. A veces, yo estaba en un mismo mes tomando tres colegios. Inclusive a la Lincoln le tomamos fotos desde el 85 hasta que vino la pandemia”, relató.

Considera que, en muchas ocasiones, las clases académicas limitan la creatividad de las personas y asegura que “se muere” cuando ve algunos de los ejercicios tan estructurados que asignan a estudiantes de fotografía.

“Por dar un ejemplo, entré a clases de pintura y un día hice un cuadro que para mí era precioso. Llegó mi profesora, le echó aguarrás y me dice: ‘Eso está horrible, parece una floristería de esas donde venden flores. Esto es un jardín, no una floristería’. Eso hizo que no volviera a pintar”, enfatizó la fotógrafa.

Ana Bolaños legó la pasión por la fotografía y el ejercicio de la profesión basado en la empatía a su hija Karolina Soto, con quien administra el estudio FANA Fotografía. Foto: Cortesía FANA Fotografía

La fotógrafa y dueña del estudio FANA afirma que la tecnología analógica tenía mayor calidad y que, aunque sea imperceptible para muchas personas, ella resiente la energía que transmiten las fotos tomadas en este formato.

“En el en el formato análogo, vos ponés el negativo y lo proyectás al papel con químicos. Los químicos y el negativo sacan del papel el color, o sea, el papel ya tiene los colores. En cambio, en el digital, es una inyección de color lo que hace se hace sobre el papel”, explicó.

Además, agradece la rigurosidad que le otorgó su experiencia con la fotografía analógica, para la cual se debía ser mucho más preciso si se buscaba minimizar los costos.

“Es una palabra muy fuerte de decir, pero yo aprendí en la perfección, porque antes no estaba lo digital para corregir las fotos. Ahora, puedo tomar 100 fotos y de ahí saco alguna bonita. Antes no, tomaba 10 fotos y tenía que pegar los 10 balazos porque no podías gastar tanto negativo”, comentó la vecina de San José.

Desde el 2000 están ubicados en Paseo Colón, cerca del colegio María Auxiliadora; debido a la venta de Yaohán. Karolina Soto, hija de Ana Bolaños, sí se dedicó al laboratorio fotográfico, que conoció desde que era una niña. Posteriormente, se formó de manera profesional en la Universidad Véritas

“El baño de mi cuarto en la mañana era baño y vestidor, y en la noche, cuarto oscuro. Cerraba todo y tenía una ampliadora que me habían regalado. Ahí pasaba horas haciendo mis trabajos; aprendí a revelar colores y en blanco y negro. Me apasionaba esa parte porque soy muy de meterme y que nadie me moleste y estar en esa onda toda la noche o hasta la madrugada”, narró Soto.

Ana Bolaños todavía atesora la cámara analógica con la que aprendió el oficio y que la acompañó hasta hace aproximadamente 15 años. Foto: Juan Pablo Sanabria

Para la fotógrafa, su trabajo requiere de dedicación y tiempo, no puede realizarse a la carrera. Maneja con mucha cautela el vínculo que existe entre la fotografía y el autoestima de las personas. Aunado a esto, tiene como norte brindar una experiencia memorable en cada sesión.

“Cuando me dicen ‘tome una foto así a la carrera, de por sí es para un permiso’, les digo que no. Una foto va a significar mucho en su vida y con solo verse, ahí usted va a leer muchas cosas suyas, que es importante que las lea bien porque de una foto mal tomada puede salir alguien que se quiera hasta matar”, concluyó tajante la profesional en fotografía.

Sus 40 años de trayectoria también le han regalado momentos difíciles que la hicieron creer. Recuerda con entereza y hasta humor, una ocasión en la que le quedó mal a un cliente alemán, debido a que su hijo había sido operado del corazón.

“Él me dijo que me entendía y lo lamentaba por mi hijo, pero que yo tenía un compromiso con él y ese no era su problema. Entonces, yo dije ‘pucha, qué europeo, pero tiene razón’. Esa fue la única vez que me pasó algo así y aprendí que el profesionalismo se tiene que anteponer a todo”, revivió.

Durante su carrera brindó servicios a Canal 7, encargándose de hacer retratos a reinas de belleza. También ha tenido la tarea de tomarle fotos a políticos como Óscar Arias y Rafael Ángel Calderón, así como a las exprimeras damas.

“Aquí en la cámara todo el mundo se desnuda. Es que ante una cámara, sola conmigo, ya no es la esposa del presidente, o el presidente, o la vicepresidenta de tal lugar; es una persona, con temores y que ante todo, quiere quedar bien. Aquí no tienen una investidura”, reveló Bolaños

También ha sido retratista de importantes músicos nacionales ya fallecidos, como lo son Paco Navarrete y Rafa Pérez. Además, tomó fotografías para la agrupación costarricense Éditus, las cuales fueron incluidas en algunas de sus primeras producciones discográficas.

“Son 40 años muy bien vividos, muy ricos. Es una profesión que sinceramente, más que dinero, me ha dado mucha experiencia y mucha mucha vida. He aprendido a vivir, a querer y a comprender mucho a la gente”, declaró con la calidez que la caracteriza, Ana Bolaños, una de las primeras mujeres en posicionar su nombre como firma de un estudio fotográfico en Costa Rica.

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