La masacre en la aldea drusa y la ampliación de la guerra
Oriente Próximo se situó ayer al filo de una confrontación generalizada después de que el disparo de un cohete desde Líbano causara una masacre en el poblado druso de Majdal Shams , en el norte de Israel. El cohete impactó en una cancha de fútbol y causó la muerte de una docena de adolescentes y niños. Los drusos son árabes que viven desde hace décadas integrados en el Estado hebreo y algunos de ellos han ocupado los más altos cargos militares en la Fuerza de Defensa de Israel. El Gobierno de Benjamin Netanyahu lanzó una represalia limitada contra Hizbolá, que negó ser el responsable del ataque, pero las presiones a favor de una operación de castigo mediante una invasión terrestre del sur de Líbano eran intensas dentro del gabinete judío. Lo ocurrido vuelve a dar la razón al argumento de Israel de que nadie -ninguna capital occidental, incluida Washington- es capaz de garantizar la seguridad de sus fronteras y su territorio mejor que ellos mismos.