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La singularidad, el punto sin retorno en que la IA igualaría la inteligencia humana: todo apunta al 2045

El robot humanoide Ameca, que usa chatGPT-4 en sus circuitos de inteligencia artificial, sorprendió al mundo al declararse consciente. ¿Este será el primer paso hacia la singularidad, un nivel en el progreso tecnológico en el que las máquinas emprenderán tareas impredecibles?

En 1983, el matemático y escritor estadounidense Vernor Vinge popularizó el término 'singularidad' en un artículo de opinión. Aunque en un principio parecía un disparate de ciencia ficción, viendo la actualidad el asunto va volviéndose cada vez más serio (e inquietante).

La singularidad, el punto sin retorno del progreso tecnológico de la inteligencia artificial

En astronomía, la singularidad ha sido nombrada para señalar una parte de los agujeros negros donde las leyes de la física dejan de funcionar. Aquella zona de los monstruos galácticos se caracteriza por su densidad inimaginable y una curvatura extrema en el tejido espacio-temporal.

Cuando hablamos de informática, la singularidad se refiere a que el desarrollo tecnológico escalará a tal punto que no seremos capaces de predecir las consecuencias. Por ejemplo, los robots podrán producir computadoras potentes y su inteligencia artificial competirá con la inteligencia natural del ser humano.

El futurista informático Ray Kurzweil dedicó 30 años de su vida a describir aquella probabilidad. En su libro The Singularity Is Nearer: When We Merge with AI, el también escritor vaticinó que la singularidad ocurriría en el año 2045.

Según Aitor Moreno, profesor de Computación Cuántica en la Universidad de Deusto (España), al mismo tiempo, investigadores de renombre como Geoffrey Hinton, Yoshua Bengio y Stuart Russell ya han expresado su preocupación en los medios. "Incluso uno de los fundadores de OpenAI, Sam Altman, ha llegado a pedir ante un comité del Senado de los Estados Unidos regular los avances de la inteligencia artificial (IA). ¿Realmente es tan preocupante?", apuntó.

A su vez, se espera que robots con IA reemplacen al capital humano en muchos trabajos. Foto: Corbis

El desarrollo de la inteligencia artificial general empieza a preocupar

De acuerdo con Aitor Moreno, quien escribió un novedoso artículo para The Conversation, la preocupación se centra más en el paso previo a la singularidad: la creación de una inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés). En pocas palabras, la AGI sería el proceso mediante el cual las máquinas conseguirían explotar el talento de cualquiera de las ocho inteligencias múltiples. Teorizadas por el psicólogo Howard Gardner en 1983, estas son:

  • Inteligencia musical.
  • Inteligencia corporal kinestésica
  • Inteligencia interpersonal
  • Inteligencia verbal-lingüística
  • Inteligencia lógico-matemática
  • Inteligencia naturalista
  • Inteligencia intrapersonal
  • Inteligencia visual-espacial

Algunos sistemas de IA actuales pueden parecer autoconscientes, como el caso del robot humanoide Ameca y sus raros gestos en el espejo. Sin embargo, la verdadera prueba de fuego radica en que demuestren su subjetividad en tareas encomendadas. Cuando a la IA le entregas un prompt, todavía no hace recomendaciones dependiendo de su 'personalidad', por lo que si caminamos al costado de una fila de máquinas, de seguro asumiríamos que todas se desenvuelven bajo una misma línea de comportamiento.

Dos robots Ameca conversan en la Cumbre sobre Inteligencia Artificial de la ONU en Ginebra. Foto: EFE

Actualmente, en la neurocomputación se están desarrollando redes neuronales de impulsos o spiking, que representan una prometedora segunda versión de estas redes. "Para llegar a una IA general —o AGI—, debemos ir de la mano de la neurocomputación, investigando sobre la topología de una red artificial capaz de generar reglas formales, matemáticas, semánticas o lingüísticas, que formule hipótesis sobre las respuestas obtenidas por la IA tradicional. Pero el nivel de computación actual ya ha llegado a su límite para este objetivo", afirma el profesor Aitor Moreno.

Gordon Earl Moore, físico, químico y cofundador de Intel, predijo que una nueva tecnología reemplazaría el modelo de crecimiento digital en 2021 y acertó: la computación cuántica. Con solo un pequeño esfuerzo, podemos procesar tantos estados computacionales en paralelo como neuronas tiene el cerebro humano: ¡100.000 millones!

¿Hemos identificado los primeros signos de singularidad?

En 1983, el matemático y escritor estadounidense Vernor Vinge popularizó el término 'singularidad' en un artículo de opinión:

Pronto crearemos inteligencias superiores a la nuestra. Cuando esto suceda, la historia humana habrá alcanzado una especie de singularidad, una transición intelectual tan impenetrable como el espacio-tiempo anudado en el centro de un agujero negro, y el mundo irá mucho más allá de nuestra comprensión. Esta singularidad, creo que ya la persiguen una serie de escritores de ciencia ficción.

Actualmente, ya existen aproximaciones iniciales a una AGI reflexiva, como los sistemas MuZero o LIDA. Centros de investigación avanzados, como I3B (Ibermática Fundazioa), también han estado trabajando durante años en el desarrollo de una AGI.

Una nueva AGI implicaría necesariamente la implementación de una autoconsciencia artificial. El país que logre este avance liderará una cuarta revolución tecnológica, por lo tanto, consolidaría una industria extremadamente rentable.

"Por otro lado, será el nacimiento de nuevos sistemas capaces de ayudarnos a comprender mejor nuestro universo y a nosotros mismos, proponiendo preguntas que, quizás, jamás nos hayamos hecho", mencionó Aitor Moreno.

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