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«Aunque sea incómodo debemos decir a los padres que no es correcto que den un móvil a un bebé»

Abc.es 

Los expertos en la materia no se cansan de recomendar que se retrase el uso de pantallas en niños. El uso de la tecnología está cada vez más extendido entre los niños y esta creciente exposición a la televisión, móviles y tabletas puede tener un impacto negativo en el desarrollo físico, psicosocial y neurológico, especialmente en la primera infancia. Por ello, es crucial conocer estos riesgos y reducir al máximo el uso excesivo de pantallas para proteger su salud y desarrollo. Según datos sobre el uso de dispositivos móviles en la primera infancia, recogidos en la guía práctica ' Los efectos de una exposición temprana a las pantallas en los primeros años de vida' , elaborada por Blemil , de Laboratorios Ordesa , la edad media del primer uso de pantallas se sitúa en los 12 meses, con casos registrados de niños que comenzaron a utilizar dispositivos a los 6 meses. De hecho, el 20,6% de los menores que habían utilizado un dispositivo móvil tenían edades entre 1 y 12 meses, mientras que el 24,5% tenían edades entre 13 y 24 meses. «Esta sobreexposición puede tener efectos negativos en su desarrollo y causar problemas físicos y emocionales», asegura Marta Garín Montañez , pediatra y coautora de la guía impulsada por Blemil . Vistos los efectos perjudiciales que tiene las pantallas en un uso tan temprano, ¿cuáles serían las principales advertencias que harían a los padres que lo permiten o fomentan? Lo primero es informar, porque parte del problema es que seguramente hay padres que no conocen estos posibles daños o que quizás no se han parado a pensarlos. Hay que empezar a hablar de esto en las consultas de Atención Primaria, igual que hablamos de nutrición o de ejercicio físico. Nos guste o no, las pantallas forman parte de la vida actual y están presentes a diario, también, en la vida de los niños. Les diría que un uso temprano de las pantallas puede dañar el neurodesarrollo del bebé, afectar a los vínculos que establecen con sus padres, a su visión, a su relación con la comida y hasta al manejo de las emociones. El niño tiene que aprender de su entorno, no solo de quienes le rodean, sino de aquello que les rodea, y privarles de esa interacción sumergiéndolos en un estímulo idéntico de una pantalla les va a impedir desarrollarse de un modo adecuado. ¿Cuál es la labor que, en este sentido, deben hacer los pediatras? Es fundamental que nos formemos para poder informar y que lejos de dar consejos demos indicaciones de salud para darle a esto la importancia que merece. Si las pantallas pueden ocasionar problemas de atención, baja tolerancia a la frustración, obesidad, miopía, y un sin fin de trastornos de salud, no podemos seguir mirando para otro lado, debemos tomarnos tan en serio las recomendaciones que damos sobre su uso como las que damos sobre sueño o nutrición. No vale el consabido «cada uno con su hijo que haga lo que quiera», no, los pediatras tenemos que velar por la salud de los niños, y aunque pueda resultar incómodo hay que empezar a hablar de esto en consulta y decirles a unos padres que no, que no se puede usar la pantalla para todo, que no, que no está bien que un menor de 12 meses esté expuesto continuamente a pantallas. ¿Qué perfil de padres son los que colocan estos dispositivos en bebés de a partir de un mes? Creo que cualquiera que en un momento dado se haya desesperado. En bebés tan pequeños no es lo frecuente, aunque sí he visto bebés que no sostenían la cabeza en hamacas a las que habían adosado un dispositivo para mantener el teléfono frente a sus ojos. La madre que me muestra este vídeo lo hace orgullosa y divertida porque desconoce, seguro, lo que luego me toca contarle, los problemas que esta práctica puede ocasionar a su hijo. Así que no creo que sea un perfil, es más bien una desinformación y a veces un modo de supervivencia. A menudo la crianza es muy compleja, es difícil responder a todo, hay una gran presión social, todos miran, tú la primera, quieres hacerlo bien, y cuando no llegas, cuando no puedes más, la pantalla es un recurso para desconectar al bebé un rato. Por su experiencia, ¿cómo reaccionan los padres cuando se les informa de los riesgos? Pues hay de todo. Los hay que te escuchan y que crees firmemente en que seguirán las recomendaciones que les das. También hay un grupo, que creo que es el mayor, que no se enfrenta, pero que tienes la certeza de que no van a cambiar estos hábitos, porque cuesta, porque supone una incomodidad, porque no tienen ganas ni tiempo de invertir en modificarlos y, lo más importante, porque no ven la importancia real de lo que le decimos. Existe cierta resistencia a admitir que estos datos son ciertos, que las pantallas causan daños a nuestros hijos, a veces daños tan graves como alteración en su desarrollo. Y, finalmente hay algunos que se ofenden, que se enfadan, que piensan que no debes meterte en esto porque aquí entra en juego su libertad como padre, pero, tenemos que ser conscientes de que hablar sobre pantallas es hablar sobre salud, y que nos corresponde a los pediatras hacerlo. ¿Actúan correctamente los padres que permiten a sus hijos estar con pantallas mientras viajan en coche? Pues en la guía también hablamos de esto, de cómo la DGT advierte sobre el peligro del uso de pantallas en el coche, no solo por la incomodidad que puede derivarse de que el niño tenga cinetosis, sino por algo mucho más grave y es que en caso de accidente la pantalla, aunque esté en un soporte diseñado para ella, actuará como un proyectil causando gravísimos daños. Así que no, en el coche, tampoco. ¿Qué es la cinetosis? La cinetosis es lo que conocemos vulgarmente como mareo. Se produce porque la información que llega al cerebro es contradictoria. Por un lado, la mirada puesta en la pantalla informa al cerebro de que estamos parados y, por otro, el oído informa de movimiento, esto ocasionará los síntomas del mareo. ¿De qué manera se puede hacer llegar toda esta información para que los padres no pongan en riesgo a sus hijos? Pues creo que los pediatras tenemos que divulgar en consulta, pero también sería interesante que lo hiciésemos en colaboración con escuelas infantiles y colegios. Es vital que este tema se empiece a tratar como lo que es, un problema de salud. Con los datos en la mano, ¿cambiarían los padres el acceso de sus hijos a las pantallas o prefieren viajar tranquilos mientras los más pequeños no quitan los ojos de estos dispositivos? Pues nosotros queremos creer que hay parte de la población que, con la información adecuada, cambiaría el modo de proceder. Aunque, como digo, a veces no ocurren los cambios que esperamos porque es «incómodo» no recurrir a las pantallas y se subestima los daños que éstas causan en un niño en pleno desarrollo. ¿Qué alternativas proponen a las pantallas para viajar tranquilos con niños? Pues solo tienes que pensar en cómo viajabas tú cuando eras niña. Canciones, juegos de palabras, veo veo, adivinanzas… En definitiva, interaccionar con ellos y que interaccionen también con el medio, que sean conscientes y participen de lo que sucede, que jueguen, y se aburran, y se cansen, y se rían, y se ensucien, y ensucien… lo que es la vida, en suma.

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