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Así debes 'vigilar' a tus hijos para descartar un trastorno de alimentación

Abc.es 
Las vacaciones se caracterizan por las largas jornadas de descanso, pero también por los cambios de rutinas, lo que puede suponer cierto riesgo para las personas que tienen problemas de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Para ellas el verano es un momento delicado. Según Giulia Testa, investigadora del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales (GIAC) de UNIR, «el verano conlleva una serie de factores que pueden aumentar la vulnerabilidad a los TCA, destacando la alteración de la rutina alimentaria y la presión social por la imagen corporal». Explica que durante esta época, se producen cambios significativos en los hábitos alimentarios, ya que los adolescentes dejan de comer en el colegio y pasan a hacerlo en entornos menos estructurados, como comidas fuera de casa y horarios irregulares. «Esto genera más ocasiones de 'pérdida de control sobre la alimentación' o una alimentación desregulada, lo que, en personas vulnerables, puede reducir la autoestima y la capacidad de controlar su alimentación». Añade que, además, la presión social relacionada con la necesidad de exponer más el cuerpo durante el verano incrementa la preocupación por la imagen corporal. Esta situación puede acentuar el malestar y la sensación de exclusión de la vida social, ya que muchas personas se sienten más vulnerables al compararse con los demás y al percibir que no cumplen con ciertos estándares de belleza. ¿Cómo pueden 'vigilar' los padres que llevan una correcta ingesta cuando los adolescentes han terminado sus clases y salen más con los amigos? A pesar de que en verano pasen más tiempo fuera de casa, es recomendable intentar preservar algunos momentos de comidas juntos con los hijos, convirtiéndolos en oportunidades para compartir y disfrutar en familia. No obstante, ejercer un control excesivo sobre sus comidas puede ser contraproducente, ya que quienes padecen de TCA suelen esconder sus conductas. Pasar tiempo con ellos ofrece la ventaja de poder observar señales de alarma de un posible TCA, que no solo se manifiestan durante las comidas, sino también a través de otros comportamientos y emociones que podemos notar en el día a día. Además, buscar momentos y actividades para compartir con ellos permite fortalecer la relación y detectar cualquier cambio preocupante. ¿Existen señales que puedan alertar a los padres de un trastorno de alimentación? Aunque hay señales físicas como fluctuaciones o pérdidas repentinas de peso que pueden alertar sobre la presencia de un TCA, el peso no es la única señal a la que debemos prestar atención. Existen otros posibles indicadores de riesgo que incluyen ciertas conductas o 'rituales' a la hora de comer, como masticar muy lento, desmenuzar o trocear excesivamente los alimentos, esconder o tirar comida, o secar el exceso de aceite con la servilleta. Además, la obsesión por las dietas o seguir nuevas tendencias alimentarias que llevan a evitar ciertos alimentos, saltarse las comidas y poner excusas para no comer, y realizar actividad física en exceso también son señales a considerar. Otras señales incluyen preocupaciones excesivas por el peso y el cuerpo, visitas frecuentes al baño después de las comidas, cambios en el estado de ánimo, especialmente a la hora de comer, como nerviosismo, ansiedad o irritabilidad, y evitar exponer el propio cuerpo, por ejemplo, evitando actividades como ir a la playa o usar ropa muy ancha para cubrirse. Sin embargo, estas señales no deben causar alarma si se presentan esporádicamente; la preocupación debe fundamentarse en una observación de los hábitos alimentarios y conductas. La publicación constante de cuerpos 10 en redes sociales, ¿puede generar, ahora más que nunca por el hecho de ir a la piscina o mar, la comparación de cuerpos y ser el origen de este tipo de trastornos? En la era digital, las redes sociales han emergido como plataformas influyentes que extienden los estándares de belleza, con potenciales impactos negativos en la salud mental, especialmente entre los adolescentes. Investigaciones internacionales han indicado que el acceso a redes sociales, particularmente a contenido que promueve dietas, una alimentación 'sana' o cuerpos 'perfectos', se asocia con un mayor riesgo de desarrollar síntomas de TCA o de padecer un TCA. Para comprender mejor la situación a nivel nacional, la UNIR está promoviendo una investigación sobre el uso de redes sociales y TCA en adolescentes de entre 12 y 17 años. Esta investigación se lanzará en septiembre de 2024 mediante una encuesta online que se realizará en los centros educativos. Los centros interesados en participar en esta iniciativa pueden contactar con la investigadora principal del proyecto (giulia.testa@unir.net). Tras su participación, recibirán un informe que les permitirá conocer la situación general de su centro y material práctico sobre este tema. ¿Cómo deben transmitir los padres que cada uno debe amar su cuerpo, sin necesidad de ser un 10? La familia juega un papel crucial en la prevención de los TCA. Es fundamental que los padres transmitan a sus hijos que el cuerpo y la apariencia no son lo único que importa, resaltando que existen otras características y valores importantes en las personas más allá de la estética. Los padres, como modelos a seguir, pueden ayudar a sus hijos a reflexionar sobre la diversidad corporal, enfatizando que no existe una 'normalidad de cuerpo' y que cada individuo es único, evitando comentarios sobre el peso o la apariencia física. Además, la familia puede fomentar un espíritu crítico hacia los mensajes mediáticos (por ejemplo, en la televisión o en las redes sociales) que promueven estereotipos de belleza y delgadez. Es esencial apoyar la aceptación del propio cuerpo y de los cambios naturales que ocurren durante la adolescencia. Crear un espacio seguro donde los hijos puedan hablar abiertamente sobre sus problemas y preocupaciones relacionadas con la imagen corporal y la alimentación también es vital para su bienestar emocional y mental. ¿Cuáles son los principales errores que cometen los padres y que pueden fomentar que los hijos tengan problemas con su forma de alimentarse? Algunos de los principales errores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un TCA incluyen promover dietas restrictivas o hipocalóricas en lugar de educar sobre hábitos de alimentación saludables, no fomentar la realización de comidas regulares, permitir patrones desordenados o saltarse comidas, ejercer un control excesivo sobre las comidas de sus hijos, y centrar excesivamente las conversaciones en la comida, la alimentación o el cuerpo, haciendo comentarios negativos, críticas o burlas sobre el cuerpo o el peso, lo cual puede afectar a los adolescentes de manera particularmente sensible.

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