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El asesinato de tres niñas provoca el primer incendio político a Starmer

Abc.es 

El Reino Unido está sumido en la conmoción tras el brutal asesinato de tres niñas el pasado lunes en Southport , Liverpool. Este ataque, que tuvo lugar durante un evento temático de Taylor Swift en una escuela de danza, ha dejado una herida profunda en la comunidad y desencadenado una serie de eventos violentos en el país. En un escenario que debía estar lleno de alegría y risas infantiles, el campamento de verano se convirtió en el epicentro de una tragedia inimaginable. Todo ocurrió en una tarde cualquiera cuando Axel Muganwa Rudakubana, un joven de 17 años, irrumpió en el taller de danza y yoga armado con un cuchillo de cocina de hoja curva. Axel, nacido de padres ruandeses en Cardiff y residente en Banks, Lancashire, fue detenido y acusado de tres cargos de asesinato, diez de intento de asesinato y posesión de un arma blanca. Las víctimas, Bebe King de seis años, Elsie Dot Stancombe de siete años y Alice Dasilva Aguiar de nueve años, fueron asesinadas en un ataque que dejó a otras ocho personas heridas, cinco de ellas en estado crítico. Durante su comparecencia en un tribunal de Liverpool este jueves, el acusado mantuvo el rostro cubierto y se mostró visiblemente perturbado, balanceándose de un lado a otro constantemente. El juez Andrew Menary, quien permitió que se divulgara su nombre a pesar de de ser menor de edad, explicó que «continuar impidiendo la divulgación completa (de la identidad) tiene la desventaja de permitir que otros difundan información errónea». El motivo detrás de la decisión del juez Menary de revelar la identidad del joven, que cumple 18 años la próxima semana, se debe a la urgencia de contrarrestar la ola de desinformación que comenzó a circular inmediatamente después del ataque y que acabó provocando importantes disturbios que se saldaron con más de cien personas detenidas y medio centenar de policías heridos. La policía y los medios, por razones legales, inicialmente sólo pudieron divulgar pocos detalles sobre el atacante: que tenía 17 años y había nacido en Cardiff. Pero esta falta de información concreta permitió que proliferaran falsas narrativas sobre la nacionalidad y religión del atacante, alimentando la especulación y la tensión. En cuestión de horas, las redes sociales se inundaron de contenido falso. Por ejemplo, una cuenta de X llamada European Invasion, con más de 360.000 seguidores, afirmó falsamente que el sospechoso era «un inmigrante musulmán», e influencers como el polémico Andrew Tate amplificaron lo dicho, afirmando que el atacante era un «migrante ilegal». Incluso se difundió que el atacante se llamaba Ali Al-Shakati y que había llegado ilegalmente al Reino Unido el año pasado. El juez permitió que se hiciera público el nombre de Rudakubana, diciendo que «la balanza claramente se inclina a favor del interés público«. La comunidad de Southport ha quedado devastada por esta tragedia. «No hay palabras para describir el vacío que sentimos,» expresó un familiar de una de las niñas. Las muestras de apoyo han sido abundantes, con miles de flores, velas y mensajes de condolencias depositados en el lugar del ataque, que contrastan con la violencia y el desorden que estallaron en otras partes del país y que acabaron en violentos enfrentamientos con la policía en varias ciudades, incluyendo Londres. Matt Twist, de la policía de la capital, manifestó que «es vergonzoso que algunos hayan intentado explotar esta tragedia como justificación para su propia violencia y criminalidad». El impacto del ataque alcanzó la esfera geopolítica. Así, Rusia ha sido acusada de utilizar el incidente como parte de su «guerra» contra Occidente. Medios estatales rusos difundieron información falsa, alegando también que el atacante era un solicitante de asilo que había llegado en un bote. Richard Dearlove, exjefe del MI6, comentó que «estamos en un estado de «guerra gris» con Rusia» que usa este tipo de tácticas para dañar a Occidente. El asesinato en Southport no es un incidente aislado en el contexto del Reino Unido. El país ha visto un aumento preocupante en los ataques con cuchillo en los últimos años. El número de crímenes con arma blanca en Inglaterra aumentó a 48.341 en el año hasta abril de 2024, muy por encima de los 27.667 registrados hasta abril de 2014, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Más de una cuarta parte de los incidentes ocurrieron en Londres. Sin embargo, los ataques masivos no son ni de lejos comunes en el país y el único precedente de un ataque como este a menores, aunque con arma de fuego, fue el ocurrido en la ciudad escocesa de Dunblane en 1996, cuando 16 niños de entre 5 y 6 años y una profesora fueron asesinados por un hombre identificado como Thomas Hamilton que abrió fuego en el gimnasio del colegio antes de suicidarse. Aquel suceso tuvo un impacto significativo en las leyes de control de armas del país. El primer ministro, Keir Starmer , convocó una reunión de emergencia con altos mandos policiales este jueves para abordar la situación. «Debemos detener en seco esta violencia sin sentido«, declaró y aseguró en una rueda de prensa que la violencia que siguió al ataque en Southport hizo que la localidad »tuviera que sufrir dos veces». Tras llamar a los manifestantes una «banda de matones», Starmer declaró que no permitirá bajo ninguna circunstancia el colapso del orden y la ley en las calles, y dijo que lo que está ocurriendo no es una protesta legítima, sino un crimen. Además anunció la creación de una nueva unidad entre las fuerzas policiales para abordar la violencia que incluirá un despliegue más amplio de tecnologías de reconocimiento facial. El que fuera fiscal del Estado añadió que incitar a la violencia en línea es un delito y «no una cuestión de libertad de expresión».

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