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Conflictos entre hermanos en verano: cómo gestionarlos

Abc.es 
En estas fechas, muchas familias están disfrutando de las vacaciones escolares y de un tiempo juntos que, aunque puede ser gratificante, también puede generar tensiones y conflictos, especialmente entre hermanos. A medida que los niños pasan más tiempo en casa y en compañía de sus hermanos, es común que surjan disputas y desacuerdos ¿cómo gestionarlo sin caer en tópicos y respetando las emociones de cada niño? Desde Desaprendiendo para aprender aseguran que existen estrategias efectivas para manejar estos conflictos y fomentar un ambiente de armonía familiar. Entender por qué los niños discuten es una de las bases de cualquier solución. «Parece obvio pero la mayoría de las veces que los padres intervienen en un conflicto no se paran a conocer desde qué emoción ha surgido la disputa», asegura la co fundadora de DPA, Mada Guzmán. A pesar de que muchos padres se centran en crear normas y reglas con la intención de mantener la paz familiar, desde DPA aseguran que «las órdenes y las reglas no siempre valen, incluso en muchas ocasiones pueden generar más controversia». Cuando se trata de relaciones entre hermanos, los niños deben conocer y entender las normas básicas de casa como una parte básica de la convivencia, pero los padres deben saber moldearlas y adaptarlas a cada niño en cada situación. «Hay que seguir la lógica y entender si el niño está cansado, si hay circunstancias especiales u otros factores que pueden alterar la normalidad del niño y que, incluso, a los adultos también nos pueden afectar en un momento dado», afirma Jose Ramón FD, co fundador de DPA. «Las normas no pueden estar por encima del bienestar del niño sino que deben estar en constante evolución para encontrar el equilibrio familiar porque algo que hoy puede funcionar puede que mañana no nos sirva». En verano los hermanos pasan mucho tiempo juntos e incluso juegan entre ellos sin necesidad de que haya adultos dirigiendo los juegos, por tanto es natural que se produzcan desencuentros, sin embargo, el papel como padres está en ayudarles a prevenir los conflictos y enseñarles a solucionarlos. En caso que surjan discusiones, los padres deben pararse a conectar con su hijo, con lo que está sintiendo y encontrar el factor que ha llevado a esa discusión. «Solucionar el conflicto desde esa conexión suele ser más beneficioso para todos a la hora de encontrar un remedio en ese momento, pero también ayuda a construir relaciones que no se estropeen tan a menudo porque al mismo tiempo que les ayudamos en ese problema puntual les estamos dando herramientas para evitar conflictos futuros y para saber resolverlos». También es recomendable, prosigue Guzmán, « escuchar activamente a cada niño y validar sus emociones puede ayudar a desescalar las situaciones antes de que se conviertan en conflictos mayores. Enseñar a los niños habilidades de comunicación al expresar sus sentimientos, puede ser también una herramienta valiosa para evitar malentendidos y culpas«. Otra estrategia importante es fomentar el tiempo individual y el espacio personal. Aunque el verano es una oportunidad para que los niños pasen más tiempo juntos, también es crucial que cada uno tenga momentos de privacidad y actividades individuales. Esto puede incluir tiempo para leer, jugar solos o participar en actividades que disfruten sin la presencia de sus hermanos. Respetar y promover el espacio personal puede reducir la fricción y la sensación de invasión entre los hermanos y hay que saber dárselo cuando ellos lo necesitan. Planificar actividades que sirvan para crear momentos de unión y cooperación puede fortalecer sus lazos y enseñarles la importancia de la colaboración, comenta José Ramón FD. Juegos de mesa, proyectos de arte en equipo y deportes cooperativos son excelentes opciones para fomentar el trabajo en equipo y la cooperación, siempre teniendo en cuenta que estamos construyendo una relación de futuro que no se basa en la competencia entre hermanos sino que tiene como objetivo tener una relación sólida de futuro. Además, es crucial modelar el comportamiento que deseamos ver en nuestros hijos. Los padres deben ser ejemplos de resolución de conflictos y manejo del estrés. Mostrar cómo se pueden resolver los desacuerdos de manera calmada y respetuosa, y cómo se puede pedir perdón cuando se comete un error, ayudará a los niños a aprender a manejar sus propios conflictos de manera similar. Por último, Mada Guzmán resalta la importancia de abordar los conflictos con empatía y paciencia: «El verano es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares, pero también puede ser un desafío. Es esencial que los padres practiquen la empatía y enseñen a sus hijos a comprender y respetar los sentimientos de los demás. La paciencia y la consistencia son clave para manejar los conflictos de manera efectiva«.

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