Una mujer se queda ciega tras hacer esto con sus lentillas puestas: «No tenía idea de que esto fuera siquiera un riesgo remoto»

Quienes usan lentillas suelen conocer las recomendaciones básicas para cuidar sus ojos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, no conocemos todos los riesgos a los que nos exponemos al usarlas. En ese sentido, la influencer estadounidense Rachel Prochnow, ha emprendido una campaña para generar conciencia sobre una rara enfermedad ocular llamada Acanthamoeba Keratitis (AK), que hizo que perdiera la visión . Rachel, una influencer de moda estadounidense, actualizó a sus seguidores en Instagram sobre su recuperación tras someterse a un t rasplante de córnea . En su publicación, detalló que en julio de 2023 le diagnosticaron Acanthamoeba Keratitis, un parásito que destruye la córnea , tras ducharse con sus lentillas en Austin, Texas. Describió cómo, al salir del gimnasio, comenzó a sentir escozor en el ojo y, tras cambiarse las lentillas, el dolor y la fotosensibilidad continuaron. Después de varios diagnósticos erróneos, finalmente fue diagnosticada correctamente con AK. Rachel explicó que, a pesar de seguir estrictamente las normas de higiene y cuidado con sus lentillas, no sabía que no debía usarlas en la ducha, piscina o jacuzzi . «Siempre me lavaba las manos antes de manipularlas, nunca dormía con ellas puestas, reemplazaba el estuche de mis lentes de contacto cada 2 meses y no las usaba demasiado», confesó Rachel a lo que añadió: «Pensé que lo estaba haciendo todo bien pero no era así». La creadora de contenido estadounidense reveló que el parásito AK puede afectar a cualquiera, pero es más común entre las personas que usan lentillas. Además, explicó que estos parásitos son «oportunistas» y se adhieren a las microfisuras del ojo causadas por las lentillas. Sin embargo, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades la enfermedad es rara y estima su incidencia en u no a 33 casos por millón de usuarios de lentes de contacto en países desarrollados. En mayo, Rachel compartió su historia para prevenir que otros pasen por su experiencia. «Después de 82 visitas al médico, viajar más de 12.000 millas para recibir atención médica especializada, gastar miles de dólares en gotas para los ojos y una cirugía, me siento capaz de compartir mi historia», comentó Rachel. Durante los 11 meses siguientes, Rachel requirió medicamentos contra el cáncer y gotas oculares constantes, además del apoyo continuo de su familia. «Los últimos 11 meses han sido muy confusos», dijo Rachel. «Afortunadamente, Lochlan [su bebé] nació antes y tuvimos una inducción sencilla para que pudiera tomar la medicación que necesitaba. Tuve que tomar un medicamento contra el cáncer y hacerme análisis de sangre cada dos semanas para asegurarme de que no sufriera insuficiencia renal. Además, tuve que ponerme clorhexidina/PHMB en el ojo cada hora durante todo el día durante tres meses. Mis padres se mudaron con nosotros para ayudarnos con las gotas y con nuestro precioso Lochlan, que acababa de nacer», añadió. En septiembre, Rachel comenzó un tratamiento con uno de los pocos médicos en Estados Unidos especializados en AK y, tras un largo proceso de curación, incluidas aplicaciones de membrana amniótica , los médicos confirmaron que las amebas habían desaparecido. Aunque el daño a su córnea es irreversible , Rachel mantiene la esperanza con su trasplante de córnea, esperando recuperar su visión poco a poco. «Lo sorprendente es que debajo de mi córnea, mi ojo está sano», dijo Rachel, a lo que añadió: «Mi visión debería recuperarse poco a poco. Pero por favor, envíen esto a todas las personas que conozcan que usen lentes de contacto. No tenía idea de que esto fuera siquiera un riesgo remoto». Rachel concluyó su mensaje instando a los usuarios de lentillas a evitar el agua mientras las usan para prevenir futuros casos de AK. «El dolor que acompaña a la queritis por Acanthamoeba hace que dar a luz parezca un paseo por el maldito parque», confesó Rachel, a lo que añadió: «El dolor era absolutamente irreal. Intento no recordarlo».