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Rahm, del oro seguro… a la nada

Abc.es 

Una primera vuelta mágica, una exhibición deslumbrante, no fue suficiente para que Jon Rahm lograse el oro olímpico en golf. Lo tocó con las manos durante muchos minutos. Pareció suyo en buena parte de la última ronda. Pero una desconexión inesperada en los segundos nueve hoyos, más el acierto de sus rivales, sobre todo de un Scottie Scheffler imperial (29 golpes en esa segunda mitad), acabaron dejándolo sin nada. Rahm partía a esta última ronda compartiendo el liderato con Xander Schauffele. Eran los dos grandes favoritos, pero al final ninguno sacó tajada. Rahm lo tuvo cerca gracias al cinco bajo par con los que adornó su tarjeta en la primera vuelta. Rahm estaba jugando de dulce. Seguro en las salidas, cogiendo greenes y acertadísimo con el putt. Incluso resolvió con maestría el par de baches que pareció tener. Todo fluía. Todo resultaba perfecto, pero... Otro birdie en el 10 parecía la confirmación de que era el día de Jon. Estaba en -20, un registro más que suficiente para pensar en el oro. Y el primero de sus perseguidores aparecía a cuatro golpes. Fue el momento álgido, cuando más cerca se tuvo esa primera medalla del golf español. A partir de ahí vino el derrumbe. Rahm encadenó sus dos primeros bogeys en los hoyos 11 y 12, y terminó de estropear su tarjeta con un doble bogey en el 14, un par 5 que enlas jornadas precedentes había resuelto con un eagle y dos birdies. El español salió de las posiciones de podio y afrontó los últimos cuatro hoyos obligado a descontar algún golpe o a esperar el fallo de alguno de sus rivales. Un birdie en el 16, después de embocar un putt larguísimo, volvió a meterlo en la pelea por el bronce, pero fue un espejismo. El vasco terminó su vuelta con dos bogeys y una sensación de oportunidad perdida. El oro fue para Scheffler, brillante en su remontada y demostrando el porqué de su número uno mundial. El británico Tommy Fleetwood se quedó con la plata, dejando el bronce para el japonés Hideki Matsuyama.

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