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Un caso para investigar y atender

Ofelia Rivero Ramos es una señora de casi 73 años, sordo-ciega y sin hijos, que hace 20 años vive, y ya malvive, en la calle I, entre Narciso López y Martín, en Barrio Central, en la ciudad de Ciego de Ávila.

Cuenta que cuando se trasladó desde Chambas a la capital provincial hace 20 años, le quitaron la asistencia social, solo le dieron la posibilidad de estar en un círculo de abuelos, y porque ella tramitó su queja.

«Pero la mitad del tiempo no puedo ir, manifiesta, porque estoy hace nueve años con un cáncer de piel. Y me salen muchas lesiones en las piernas, lo cual me imposibilita caminar casi 15 cuadras para llegar al círculo de abuelos.

«El último ciclón, manifiesta, me terminó de deteriorar toda mi cama y colchón, pues el techo está podrido y se moja en su totalidad. Y todo lo que me ha pertenecido ha ido a otras manos. No tengo ni fogón. Solo tengo que sirva  un televisor y un refrigerador.

«Mi vivienda está en muy malas condiciones y ya en el Poder Popular está dada como reparada. El jefe de los sordo-ciegos aquí me llevó a todos los lugares y nunca se resolvió nada a mi favor. 

«Solo querían ponerme en el asilo permanente para así poderse apropiar de todo lo que me pertenecía. Espero que  alguien algún día me atienda y así poder tener yo una ayuda por Asistencia Social, pues como dice nuestro Presidente Díaz-Canel, no puede haber nadie desamparado», concluye.

Difícil permanecer impasible ante esta carta. Pido a las autoridades avileñas que investiguen el triste caso de esta anciana, tan sola en su drama, según lo que cuenta.

Sin agua y sin respuesta

Yoandra Concepción González, quien reside en el Edificio B-15, Apto. 12, en la Zona 5 del reparto capitalino Alamar, cuenta que siempre ese inmueble ha tenido serios problemas con el acceso al agua, los cuales han sido tramitados sin resultado definitivo.

Pero desde que comenzó este mes de agosto, dice, se ha empeorado aún más. Cuando toca entrar el agua, no entra; o solo entra muy poco y no se abastece la cisterna.

«Las respuestas, afirma,  han sido que son problemas de manipulación, algo que es un error humano. O que si estamos en una parte alta. Y al edificio frente al mío, se le bota a diario la cisterna.

«¿Hasta cuándo las entidades pertinentes, a las cuales les compete esta situación, y el Gobierno municipal, van a darle de lado? El Presidente ha llamado a los directores a pararse de sus sillas y tocar el problema con la mano. Pero lo que yo veo es que no quieren levantarse de la silla y simplemente mantener un cargo.

«¿Hasta cuándo es esto y nadie da una respuesta? Esperemos que por esta vía, más todas las quejas hechas por mí en días anteriores al Consejo de la Administración Provincial, al Consejo de la Administración Municipal, y a Aguas de La Habana —todas aún sin respuesta—, surtan efecto», concluye.

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