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Con dinero y sin dinero… ¿México es la aspiradora de empleos de Estados Unidos? ¿Qué ha pasado con los empleos manufactureros en ambos países con el NAFTA y el USMCA?

Las presiones laborales de Estados Unidos hacia México no son nuevas, como tampoco lo es la falacia electoral donde se alega que México es la aspiradora de empleos de Estados Unidos, cuyo autor original fue el magnate tejano H. Ross Perot, en 1996, durante la discusión del NAFTA o TLC. Es cierto que México se volvió atractivo para la inversión bajo diversas premisas, dos de las cuales resultan incómodas: salarios mínimos muy bajos (hoy México paga casi 800 por ciento menos de salario mínimo que Estados Unidos) y un Sindicalismo Inactivo (Blanco o de Protección) que daba, hasta antes de la reforma laboral del 2019, una ventaja que algunos calificaron como de “Dumping Laboral”.

No obstante, los empleos manufactureros que se han perdido en Estados Unidos no se han ido a México, como convenció en el 2016 y pretende hacer creer a sus posibles electores, el candidato Republicano y ahora su compañero de fórmula; en efecto, como lo muestra la gráfica uno, en 25 años de NAFTA, Estados Unidos perdió en cifras netas casi cinco millones de empleo, mientras que México, apenas creó dos millones (también netos).

Cabría preguntarse ¿qué ha pasado con los empleos manufactureros en ambos países después del NAFTA y con el “flamante” T-MEC? La gráfica número dos, demuestra que después del TLC la creación de empleos manufactureros ha crecido en ambos países, pero a ritmos diferentes: Estados Unidos ha logrado crear en promedio anual 80 mil nuevos empleos manufactureros en los años del T-MEC, mientras que México ha creado un promedio de 300,00 empleos por año. En conjunto y desde 1994 (con NAFTA) al 2023 (Con T-MEC), México genera más empleos manufactureros que Estados Unidos y entonces la hipótesis del “ladrón de empleos” parece atractiva y casi convincente. Sin embargo, culpar a México de la pérdida de empleos o de la poca generación de los mismos, resulta, por decir lo menos, simplista; la pérdida de empleos en las fábricas de la Unión Americana debe buscarse en cuestiones tecnológicas, migratorias generacionales y culturales, como la seria limitación en la capacidad de las industrias tradicionales estadounidenses para crear crecimiento económico y oportunidades laborales para las personas, al concebir el cambio tecnológico como la única fuente posible de creación de riqueza.

Una reflexión final es la relativa a si la clase trabajadora de los tres países (México, Estados Unidos y Canadá) ha sido ganadora con los tratados comerciales de América del Norte; los datos parecen demostrar que no han existido beneficios reales para los obreros ya que en los tres países, han sufrido un empobrecimiento relativo como lo demuestra el gráfico tres; desafortunadamente en México, los síntomas de este empobrecimiento, han sido más severos, convirtiendo al crimen organizado como un empleador atractivo en un mercado informal, precario y violento.

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