El presidente de la Xunta lamenta el «esperpento» que vive Cataluña y que «daña» la democracia
A propósito de la agitada jornada de este jueves en Barcelona, con la aparición y desaparición fugaz del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont tras casi siete años fugado, un periodista catalán escribía en su cuenta de X, antes Twitter: «Valle Inclán era catalán». Algo de eso ha debido de pensar también el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, cuando poco después publicaba en la misma red social: «Lo que se está viviendo en Cataluña es un esperpento». Otros prefieren compararlo con una película de Berlanga. Después de dos promesas incumplidas a sus fieles en los últimos años de volver a Cataluña, este jueves el expresidente de la Generalitat sí que ha regresado y se ha dado un baño de –pocas– masas a escasos metros del Parlamento catalán, que acogía la sesión de investidura del socialista Salvador Illa, que contará con el apoyo de Esquerra. La guerra en el seno del secesionismo, entre los republicanos de ERC y Junts, el partido de Puigdemont, parece irreconciliable. Tras una breve intervención en plena calle ante sus fieles, Puigdemont se esfumó sin que los Mossos d'Equadra, que no querían detenerlo entre multitudes para evitar altercados en las calles, fueran capaces de echarle el guante. Para el presidente de la Xunta, todo lo sintetizado en el párrafo anterior confirma que la jornada de este jueves en las calles de Barcelona es «un esperpento que daña la imagen de España y de la democracia». «Lo que se está viviendo en Cataluña es un esperpento que daña la imagen de España y nuestra democracia, mientras se desvía el foco de la discriminación que el Gobierno central lleva a cabo con el resto de comunidades autónomas. Galicia seguirá defendiendo una financiación justa y solidaria», ha publicado, literalmente, el presidente de la Xunta en su cuenta de X. No es la primera vez que el mandatario autonómico pone el grito en el cielo por las concesiones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al secesionismo, en este caso a Esquerra, para que el PSC pueda atar en Cataluña la Presidencia de la Generalitat para su exministro de Sanidad. Sobre todo, porque ese trato de favor hacia Cataluña, que incluye una especie de concierto económico del que se han desvelado pocos detalles, el presidente gallego cree que perjudica gravemente los intereses de otras comunidades autónomas en materia de financiación. Esta misma semana, la Xunta cifró en unos 444 millones de euros el coste que tendrían para Galicia las cesiones fiscales a Cataluña. El PSdeG, por su parte, ha mantenido el mismo silencio y perfil bajo sobre los sucesos de Cataluña que han intentado tanto desde Ferraz, la sede central del PSOE, como desde el Gobierno de Sánchez. También el BNG ha tratado de evitar hacer ruido.