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Una soltera, votante de Vox, se despacha a gusto sobre política y espanta a su cita: «Me he mordido la lengua»

Abc.es 
Aquello de «en la mesa no se habla de política ni de religión» Irene (33) no se lo aplicó en su cita de 'First Dates '. Esta mujer «sin complejos» llegaba al restaurante del amor de Cuatro este jueves 8 de agosto. Y lo hizo enorgulleciéndose de ser «simpatizante y votante de Vox». Tras estar «bastante apartada» del amor por haber vivido recluida en un convento los dos últimos años, aseguró sentirse preparada para cerrar ese capítulo e intentar encontrar a su media naranja. Alguien «que tenga sangre, para tener un bolso ya me compro uno en el Zara». Es más, la soltera asturiana describió su prototipo de hombre con nombre y apellidos: Santiago Abascal. «Me lo vistes con un mono de albañil y digo, pues sigue siendo un macho ibérico. Y si abres la boca, más todavía». Ante tales declaraciones, Carlos Sobera no desaprovechó la ocasión de preguntarle a Irene por sus impresiones sobre los demás líderes políticos. «Tiene un puntín pero le falta la hombría», comentó acerca del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Con Alberto Núñez Feijóo, por su parte, fue más dura. «Es muy paradín, un maestro de novicios. Un quiero pero no puedo: 'Yo os guío corderitos' pero al final, nada». Álvaro (30), un madrileño «muy de barrio», era la cita de Irene. Pero ella, tan directa como se se había mostrado hasta ese momento, lo metía directamente en una nueva categoría de hombre, la de «conocido afable», que en su jerga quería decir «qué poca sangre se le ve». «Le veo con muy poco espíritu», repetiría después a lo largo de la velada. Una impresión opuesta a la que Álvaro se llevó de Irene , quien le pareció una chica super atrevida al hablar de su pasión mutua por el senderismo y los viajes. Para romper el hielo la conversación transcurrió con normalidad. O más bien con cordialidad, porque la química brillaba por su ausencia. Pero salió a relucir la ideología de cada uno y la cosa se puso tensa. Una cruz que Álvaro llevaba en el móvil llamó la atención de Irene. Inmediatamente después estaban hablando de religión. El madrileño comentó que tenía todos los sacramentos, pero añadiendo que «estoy hasta aquí de los curas». «Si tanta hambre hay en el mundo que vendan los cuadros del Vaticano». Un tanto ofendida por la opinión de su cita acerca de la Iglesia, ella saltaba para defender que «eso es patrimonio». «Sin problema te digo que soy votante y simpatizante de Vox. Las políticas y todo lo que dicen ellos es que lo aplaudo. No quitaría ni una coma. Yo estoy muy cansada de que aquí los únicos que puedan decir algo sean los de izquierdas», seguía aseverando la soltera. A pesar de estas en las antípodas ideológicas como comentó él mismo, no quiso entrar en una discusión. «Le iba a contestar mal, pero me he mordido la lengua», comentaba al equipo del programa . Además, dejó claro que no ve un impedimento en tener una pareja tan opuesta políticamente. Tanto es así que Álvaro aceptó una segunda oportunidad con Irene , algo a lo que ella se negó. Falta de conversación y de chispa, alegó. Aunque no había sido del todo sincera con su cita, y en realidad pensaba del hombre que era «un pachorro, un sin sangre», como lo calificó ante las cámaras los momentos previos a darle calabazas.

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