El convento que se ha convertido en un alojamiento turístico
Reinventarse o morir, eso es lo que parece pensaron las monjas de clausura del Convento de Santa María de Jesús, en Sevilla, al ver que la venta de dulces no era suficiente para mantener el templo y sufragar sus gastos. Y aunque podría parecer una locura, el Arzobispado animó a las hermanas a buscar alternativas a la repostería debido a la falta de vocaciones de las nuevas generaciones y el envejecimiento de sus comunidades. Así fue, dicho y hecho. Tras estudiar todas las posibilidades y ver que esta ciudad andaluza recibió más de tres millones de visitantes el pasado año, se les ocurrió convertir una parte del edificio en apartamentos turísticos y alquilarlos a través de la plataforma Airbnb. Eso sí, de las cuestiones administrativas se encargan otros dos gestores, Javier Bernal y Luis Bidón. Situado en el corazón del casco antiguo, en la calle Águilas y muy cerca de la Giralda y la catedral, se encuentra este convento que fue fundado en el año 1502 por la Orden de las Clarisas. Su construcción finalizó al final del siglo XVI, aunque fue reformado en los siglos XVII y XIX. La iglesia, cuya portada principal es de estilo manierista y está coronada con una hornacina donde se encuentra una imagen de la Virgen con el niño, presenta planta rectangular con una sola nave con bóveda de cañón en la parte central dividida en tramos adornados con yeserías de motivos vegetales. Los muros están decorados con cuadros que proceden del convento de Santa Clara, a destacar Santa Rosa de Viterbo y San Diego de Alcalá , y los retablos de madera dorada y estilo barroco son del siglo XVII. En el retablo mayor, obra de Cristóbal de Guadix ( 1690) y el escultor Pedro Roldán, destaca la imagen de la Virgen cambiando los pañales al Niño Jesús en un camarín flanqueada por efigies de San Francisco de Asís y Santa Clara y dos bustos de San Miguel y Santa Catalina. En la parte derecha del templo se localizan los coros, alto y bajo, y en la izquierda, la más cercana al presbiterio, está la zona de clausura, separada de la capilla por rejas. El claustro renacentista cuenta con tres galerías de arcos peraltados sobre columnas de mármol en el piso inferior que se comunican con un patio menor de arquerías también sostenidas por columnas. Por su parte, el presbiterio dispone de bóveda de artesonado mudéjar de finales del siglo XVI, decoración de azulejos del siglo XVI atribuida a Alonso García , frescos de pinturas murales del siglo XVII con representaciones de ángeles y alegorías a la vida monástica y un retablo del Cristo del Perdón, un nazareno de talla completa que se atribuye a Juan de Mesa. Fue en 2023 cuando diferentes espacios de este edificio de grandes dimensiones, como las estancias donde se hospedan sus familiares, la casa el portero o el sacristán y un palomar, entre otros, se reformaron por completo para crear alojamientos turísticos. El resultado son cuatro apartamentos amueblados de una, dos y tres habitaciones con cocina totalmente equipada (cafetera, exprimidor, calentador de agua, lavavajillas etc.), baño y patio privado para relajarse en el que hay tumbonas, mesa con sillas para comer al fresco y una ducha para refrescarse en verano. Los turistas no se cruzan en ningún momento con las monjas ya que tienen entradas independientes, así nadie perturba la paz del prójimo. La estancia mínima es de dos noches y el precio es de unos 280 euros para el apartamento de dos habitaciones y de unos 510 euros por dos noches en el de tres habitaciones, el cual puede acomodar hasta siete personas. Por el momento, la mayoría de huéspedes son extranjeros y los comentarios son bastantes positivos y en ellos se resaltan su excelente ubicación y tranquilidad.