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Series y películas para acabar de una vez por todas con la depresión posvacacional

Abc.es 
Igual que el cine sirve de refugio climático cuando el asfalto se derrite (una sala es un búnker de palomitas y aire acondicionado), la ficción también puede aligerar la pesadumbre de volver al trabajo. Ahora que declina agosto y las vacaciones se alejan como el mar, ya en el recuerdo, aquí van cinco historias donde siempre es verano. Todavía. Hay quien sueña con irse a vivir a una isla paradisíaca y lo hace. En 1935, Louisa Durrel, viuda y madre de cuatro hijos, decidió coger a su estrambótica prole y llevársela a la no menos estrambótica Corfú, que por entonces era un lugar casi salvaje, ajeno a la masificación y a cualquier servicio de salud pública: el sitio perfecto para asilvestrar a una familia. La serie adapta las memorias del zoólogo Gerald Durrell , que fue feliz allí recogiendo bichos y criando pelícanos (no es broma) y aguantando a sus hermanos y hermanas. Es todo tan bello y ligero y feliz que dan ganas de desterrar el progreso y empezar a creer en el regreso. En Los Ángeles parece que siempre es verano, sobre todo cuando sigues las peripecias de Hank Moody, un escritor neoyorquino que ha llegado a la costa oeste para vivir mucho y trabajar poco. El hombre, que viene a ser un Bukowski más guapo y limpio, y seguramente menos productivo, se entrega a todos los vicios posibles, sobre todo al romanticismo, en el que milita vital y estéticamente. La serie, que durante años no se podía ver en España. Hay un verano extravagante y lejano que sucede en un castillo inglés en el que unos universitarios con pedigrí juegan al tenis en esmoquin, con una botella de champán en una mano y una raqueta en la otra, un deporte que merece ser olímpico y está aún por bautizar, como tantos otros placeres que se inventan en lo que dura agosto. La película de Emerald Fennell es un thriller barroco, género que aún se puede retorcer un poco más. Seguimos con las excentricidades. Un día, Ned Merrill decide volver a casa atajando por las piscinas de todos sus vecinos, en una odisea hedonista sin sentido pero cargada de significado. Por el camino, se va encontrando a algunas de las mujeres de su vida, así que al final el atajo le sale largo, como en las mejores historias. Frank Perry y Sydney Pollack dirigen esta adaptación del relato de John Cheever , que protagoniza un Burt Lancaster guapo a rabiar. Trece años después de su estreno, 'Primos' sigue funcionando como ese cine colchón al que uno se tira cuando quiere descansar un poco de la vida y reír a carcajadas, aunque viendo las comedias españolas que se han estrenado este verano dan ganas de llorar, más bien. Un poco como 'Resacón en Las Vegas' pero en Comillas, mucho más nuestro.

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