Los retos económicos inmediatos de México: deuda, déficit e inflación
A pesar de que el país ha mantenido una estabilidad económica en los últimos años, es bueno no perder de vista algunos indicadores y estar al tanto de la evolución de estos. En términos económicos, México está en un momento crítico que requiere acciones firmes y cambios importantes.
Los problemas más urgentes incluyen una deuda pública creciente, un déficit fiscal en aumento y presiones inflacionarias que podrían afectar el progreso económico.
México ha visto un aumento constante en su deuda pública, en parte debido a políticas de gasto elevado, que la llevará al 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)al cierre del presente año, lo que significa un gran desafío para las finanzas públicas.
Este aumento está relacionado con el déficit fiscal, que ha subido de un 1.7 por ciento del PIB en 2019 a un estimado 5 por ciento al cierre de 2024.
Por otra parte, la deuda global, pública y privada,alcanza niveles récord, superando más de 300 por ciento del PIB mundial, lo que implica un riesgo de sostenibilidad para el crecimiento de las economías.
Todo lo anterior, genera que la situación de México sea aún más complicada, ya que los aumentos que se han visto en las tasas de interés encarecen inevitablemente el servicio de nuestra deuda.
Se estima que en 2025, el costo financiero de la deuda será cercano al 3.5 por ciento del PIB, equivalente a 16.0 por ciento de los ingresos del gobierno. Esto limita la capacidad gubernamental para invertir en áreas cruciales como infraestructura, salud y educación, que son esenciales para el crecimiento económico a largo plazo.
Aunque la inflación está relativamente controlada, aun representa una amenaza para la estabilidad económica, porque si el gobierno sigue gastando sin un crecimiento económico adecuado, podría haber una mayor demanda de bienes y servicios, lo que aumentaría los precios.
El Banco de México advirtió que necesitamos ser prudentes con la política monetaria para alcanzar la meta de inflación en el 3 por ciento para finales de 2025, ya que una inflación alta reduce el poder adquisitivo de las personas y crea incertidumbre para las empresas.
Para superar estos problemas, México necesita un enfoque integral centrado en la inversión, por lo que es crucial cuidar que las reformas al sistema de justicia que hoy se debaten, no debiliten el Estado de Derecho, porque un entorno legal estable y confiable es esencial para atraer inversiones.
Reformas que debiliten el sistema legal pueden desincentivar a los inversores y afectar la confianza en el mercado.
Es importante implementar mecanismos que promuevan el desarrollo en diferentes regiones del país, incluidos incentivos para proyectos en áreas menos desarrolladas, apoyo a iniciativas locales y mejoras en la infraestructura que faciliten el comercio y la inversión.
En caso de que se requiera una Reforma Fiscal, el enfoque debe ser estratégico e inclusivo. En lugar de aumentar los impuestos, es fundamental buscar formas de incorporar a quienes, teniendo capacidad económica, operan en la informalidad y no aportan al sistema tributario.
La reforma debería facilitar la transición de la informalidad a la formalidad, ofreciendo incentivos, reduciendo costos y barreras para que más personas se integren al mercado formal.
La inversión privada, nacional y extranjera, debe ser promovida con mucho mayor énfasis para compensar la reducción del gasto público y mantener un crecimiento económico saludable y permanente en el tiempo.
Para enfrentar de manera efectiva los desafíos económicos actuales, el gobierno mexicano debe tomar acciones inmediatas y estratégicas, enfocándose en la estabilización fiscal, la reforma del sistema tributario y el fortalecimiento del Estado de Derecho.
Al mismo tiempo, es esencial reconocer el papel del sector privado como motor del crecimiento económico. Fomentar la inversión, impulsar la innovación, y apoyar la integración de las cadenas de valor son medidas clave que pueden contribuir a la estabilidad económica y al desarrollo sostenible del país.
Estas acciones, coordinadas entre el sector público y privado, permitirán no solo superar los retos presentes, sino también posicionar a México como un destino atractivo y seguro para las inversiones a largo plazo.