Sánchez busca en Mauritania frenar el aumento de llegadas a Canarias por la crisis de refugiados de Mali
El presidente pretende aumentar la colaboración fronteriza de los países clave en el camino de los migrantes hacia España, en un momento en que las entradas irregulares han aumentado un 66% especialmente por el recrudecimiento de la crisis de refugiados malienses y el desplazamiento de los flujos migratorios a Europa surgido tras el acuerdo alcanzado por la UE con Túnez, que blindó el paso a Italia por esta vía
España y la UE ponen el foco en Mauritania ante el incremento de llegadas de migrantes
Pedro Sánchez ha arrancado su gira por Mauritania, Senegal y Gambia con el objetivo de reducir las llegadas de migrantes a Canarias con la mirada fija en septiembre, cuando más cayucos suelen lanzarse al Atlántico rumbo a las islas debido a las mejores condiciones marítimas en la zona. Con su visita, el presidente busca aumentar la colaboración fronteriza de los países clave en el camino de los migrantes hacia España, en un momento en que las entradas irregulares han aumentado un 66% especialmente por el recrudecimiento de la crisis de refugiados malienses y el desplazamiento de los flujos migratorios a Europa surgido tras el acuerdo alcanzado por la UE con Túnez, que blindó el paso a Italia por esta vía.
El principal foco del viaje se dirige hacia Mauritania, convertido en 2024 en el principal país de salida de los cayucos con destino a Canarias y, a su vez, uno de los principales países de acogida de refugiados malienses. El país norteafricano ha recibido cientos de miles de personas que huyen del conflicto en Mali, lo que reduce sus recursos y capacidad de control de sus fronteras exteriores. El Gobierno español pretende alcanzar nuevas vías de cooperación, como los programas de migración circular, y buscará fórmulas para dotar a sus autoridades de más medios, con la finalidad de bloquear las salidas de sus costas.
El recrudecimiento del conflicto en Mali se ha notado en el flujo migratorio hacia las costas españolas en 2024, especialmente en las entradas a Canarias. De entre las nacionalidades detectadas en los cruces marítimos a España, la maliense es la que más ha aumentado en lo que va de año, superando ya a la marroquí y la senegalesa, según fuentes policiales. La localización de Mauritania y la recepción de la mayor parte de refugiados malienses ha desencadenado que miles de desplazados busquen alcanzar Europa, donde pretenden encontrar mejores condiciones de acogida que las recibidas en los saturados campos del país norteafricano. Las necesidades de protección de los malienses quedan ratificadas a su llegada a España: la maliense es la nacionalidad que más respuestas positivas ha recibido de las solicitudes de asilo presentadas este año en suelo español.
Junto a los malienses, también sobresalen en las llegadas a las costas españolas los senegaleses y los marroquíes, nacionalidades habituales en el camino migratorio hacia Europa, que ante el aumento del control por parte de Marruecos y Senegal en la ruta hacia España; así como el cierre del camino hacia Italia a través de Túnez, han podido ver en Mauritania su trampolín hacia Europa.
El aumento de las entradas irregulares a España en 2024 también coincide con la reducción de las llegadas a Italia, un aparente efecto del pacto migratorio firmado de la UE con Túnez, criticado duramente por ONG como Amnistía Internacional, debido a los abusos documentados del país contra los derechos humanos, especialmente los de los migrantes. La dotación de 105 millones al país norteafricano sirvió para reducir el tránsito migratorio hacia Italia, donde las llegadas han caído un 66%. Este tipo de acuerdos, sin embargo, suelen acarrear un efecto rebote, debido al carácter oscilante de los movimientos migratorios. Cuando una puerta se cierra, dicen los expertos, otra se abre. Y ahora le vuelve a tocar el turno a España.
Si en 2023 alcanzaron las costas italianas 157.651 migrantes, este año lo han hecho 38.926 personas. La cifra sigue siendo inferior a los cruces registrados en España, que ha recibido a 31.155 hombres, mujeres y niños a bordo de cayucos en lo que va de año, pero la ruta hacia nuestras costas sube mientras ha descendido el tránsito hacia las otras puertas de Europa (Italia y Grecia).
La situación de acogida de Mauritania
Junto con Libia, Mauritania es el único país que ocupa el primer puesto de la región del norte de África, tanto como país de acogida como emisor, para o hacia otro país africano. En el primer caso, y según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de 2023, más de 114.000 malienses llegaron a las fronteras mauritanas en una de las rutas terrestres más concurridas hacia Europa. A principios de 2024, la Unión Europea destinó 210 millones de euros a Mauritania con el objetivo de reducir el tráfico de personas y así disuadir las embarcaciones que salen al Atlántico.
En los últimos años, Mauritania ha esquivado las turbulencias terroristas y la llegada de otros actores como Rusia y el Grupo Wagner. En comparación con sus socios del Sahel, Mauritania se ha mantenido a salvo de la violencia yihadista gracias a los acuerdos con grupos radicales, al refuerzo de las capacidades militares desplegadas y el diálogo religioso. Al mismo tiempo que Mauritania goza de cierta estabilidad, se ha convertido en uno de los países más importantes de la región para el tránsito de migrantes.
El conflicto en Mali y el acuerdo anti-migratorio entre Túnez y la Unión Europea en 2023, –que ha reducido en un 66% las llegadas a Italia– han intensificado la ruta canaria, con Mauritania como principal puerta de salida. La guerra en Mali estalló en 2012 tras la intensificación de los enfrentamientos entre los rebeldes tuareg y los grupos yihadistas, sobre todo, en el norte del país. La ofensiva del ejército maliense está apoyada por los mercenarios rusos de Wagner y ha provocado oleadas de violencia contra civiles, así como la expansión del conflicto hacia nuevas regiones dentro del país.
El campamento de refugiados de Mberra, al este de Mauritania y frontera con Mali, acoge actualmente a 109,457 refugiados, según los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De estos, 83% son mujeres y niños y solo en el mes de julio de 2024 llegaron al campamento de desplazados algo más de 1.000 malienses. La población maliense que llega a Mberra justifica su desplazamiento por motivos de seguridad alimentaria, conflictos entre comunidades, ataques de grupos armados y violencia e inseguridad generalizada.
El cambio político en Senegal
Desde la llegada del nuevo gobierno de Diomaye Faye en Senegal, el país de África Occidental está mostrando una tendencia migratoria descendiente, mientras que crece en Mauritania El país está precedido por cuatro años de profunda crisis política y social, con manifestaciones que provocaron decenas de muertos, miles de heridos y otros miles de activistas y miembros de la oposición encarcelados. El anterior mandato de Macky Sall, expresidente del país, exacerbó la salida de cayucos hacia Canarias, que se intensificó, sobre todo, tras el estallido de la crisis en marzo de 2020.
El gabinete de Faye, de corte panafricanista, de izquierda y alejado a las políticas de herencia colonial francesas, está brindando un futuro más esperanzador para la juventud senegalesa. A ello se suman los esfuerzos de las propias autoridades, junto con las cuerpos y fuerzas de seguridad de España en el país africano, por contener la salida de cayucos. A finales de junio de 2024, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares visitó Dakar para consolidar las medidas enfocadas a retener la migración, sobre todo a través de la educación y el empleo. Entonces, Albares anunció un plan de 180 millones de euros para los próximos cuatro años.
Por su parte, Gambia, el país más pequeño de África occidental, también forma parte del tour africano del presidente Sánchez. Es la primera vez que un presidente del gobierno de España visita el país. En el contexto migratorio y según fuentes policiales, Gambia destaca como país de tránsito. A pesar de haber experimentado grandes periodos de inestabilidad política con el golpe de Estado de Yayha Jammeh en 1994, el país ha recuperado progresivamente la estabilidad tras la elección democrática del actual presidente, Adama Barrow.