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Ministro al borde del abismo, por Mirko Lauer

Juan José Santiváñez, el ministro del Interior, está herido en el ala. Un paquete de audios comprometedores, antecedentes dudosos, declaraciones infelices, amenazas sin destino, un secuestro mendazmente explicado y una performance discutible sugieren que Dina haría muy bien en retirarlo del puesto, cuanto antes.

Quizás ella se siente demasiado comprometida como para eso. Pero en esos casos lo mejor es actuar rápido, antes de que el ministro se le convierta en un patillo amarrado al cuello presidencial. Quizás le cuesta aceptar que el dinero para la defensa de Santiváñez será una suma malgastada. ¿Cuántos sueldos desperdiciados hay en este gabinete?

Son varios los desperdicios. Además de Santiváñez están, en mi opinión, los titulares de Salud, Educación, Mujer, la PCM, y casi casi el de Economía y Finanzas. Pero de todos, Interior es aquel cuyos problemas más se acercan a significar un peligro para Boluarte. Los tiene con la fiscalía, la policía, el periodismo, y centro del propio ministerio que encabeza.

¿De dónde saca Boluarte a un personaje como Santiváñez? Este tipo de designación siempre es misteriosa en su origen. El ministro dudoso simplemente aterriza sobre su propio currículo, y el público muy rara vez es informado sobre qué movió a la presidencia a nombrarlo. No puede haber sido su foja de servicios en el propio ministerio.

Todo este asunto tiene que ver con cuántas burocracias tiene el país. Habitualmente se contaba con los equipos partidarios de gobiernos pasados, como velasquistas, acciopopulistas, apristas o pepecistas. La situación hoy es diferente. A partir de un momento desaparecieron los equipos burocráticos, reemplazados por grupos de amigotes.

Amigotes. ¿Ese es el secreto de los nombramientos hoy? Quizás sí, sobre todo si pensamos en amigotes que el público no conocía. Las relaciones personales en los círculos del poder hoy son revelaciones con interés periodístico. Algunas de ellas quizás nunca se llegan a saber. Son verdaderos lazos en la sombra, algunos inocentes, otros no.

Pero a partir de un momento todo ministro está esencialmente solo, y además se vuelve políticamente contagioso. Por lo pronto Boluarte parece haberse distanciado de Santiváñez en el tema de la Diviac, por la vía de su propio abogado. Así, el titular de Interior está a una revelación de distancia del despido intempestivo.

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