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Ichak Adizes: Sí hay remedio para la corrupción

La corrupción es una palabra sucia. En todo el mundo, la gente quiere combatirla porque la considera injusta, poco ética y destructiva. Y lo es.

Según Transparencia Internacional, más de dos tercios de los países obtuvieron una puntuación inferior a 50 en una escala de 0 (muy corrupto) a 100 (muy limpio). El promedio global se mantuvo en 43 puntos. Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda son los países percibidos como menos corruptos, con puntuaciones de 90, 87 y 85 respectivamente. En el extremo opuesto, Somalia, Siria, Sudán del Sur y Venezuela tienen las puntuaciones más bajas con 11 y 13 puntos.

México, por su parte, se mantiene en el lugar 126 de 180 países en el índice de la Percepción de la Corrupción, con una calificación de 31 puntos sobre 100; y en 2023, la población pagó más de 12,769.7 millones de pesos debido a la corrupción.

El problema es mayor y con fuertes consecuencias, sin embargo, encuentro que la persecución, solución propuesta para la corrupción, es ineficaz. Por eso me gustaría presentar una nueva perspectiva. En ALGUNOS CASOS, la corrupción cumple una función necesaria; si la eliminas completamente, los efectos secundarios pueden ser peores. Debe erradicarse de manera diferente al sistema de penalización, porque las sanciones en el mejor de los casos son solo un parche.

En el idioma hebreo hay una expresión (desconozco su origen): un agujero en la cerca invita al ladrón. En otras palabras, algunas personas son débiles de carácter. Si hay algo que una persona puede desear o querer, y que puede obtener aprovechando la oportunidad que ofrece el agujero, los de carácter débil seguirán su tentación y entrarán.

Pero ¿Qué produce el “agujero en la cerca”? Ahí es donde radica lo interesante y mi propuesta de solución.

Vivimos en una era de alto ritmo de cambio, y las reglas y procesos que eran funcionales y aplicables en el pasado, pueden no serlo en el presente. De hecho, a menudo se contradicen entre sí. Esto crea una pesadilla burocrática. Aquellos que necesitan servicio aprenden a eludir la burocracia y ser atendidos a través del soborno y la corrupción.

Por ejemplo, los procedimientos para obtener un permiso de construcción suelen ser largos y complicados. Aquellos que necesitan un permiso, para quienes el tiempo es dinero, contratan a un gestor, alguien que solía trabajar en la oficina de permisos de construcción, conoce los entresijos, a las personas y ayudará a obtener el permiso mucho más rápido. El gestor recibe un pago por este servicio. No hay soborno a las personas del sistema.

Sin embargo, la diferencia entre este ejemplo y la corrupción es que los gestores y sus servicios son públicamente conocidos y legitimados, mientras que lo que llamamos corrupción podría servir para el mismo procedimiento (posiblemente realizado por las mismas razones) pero en secreto. “Bajo la mesa,” por así decirlo.

Ahora imagina si se prohibiera el servicio del gestor, ¿qué sucedería? La burocracia no funcionaría o funcionaría tan mal que habría impactos muy negativos en la economía.

La corrupción para Nuevo León también es un problema, según datos del INEGI, en 2023, el 22% de las personas adultas mencionó que la corrupción es uno de los tres problemas que más le preocupan; y a nivel nacional, el estado ocupa el cuarto lugar en percepción de corrupción, con un 58.2% de los ciudadanos que consideran que la corrupción es frecuente en el estado.

Si una vena de tu cuerpo no funciona bien, la vena vecina toma el relevo y realiza la función de la que no funciona. Hay una razón por la cual existe un mercado negro: el mercado blanco no siempre funciona bien. Lo mismo ocurre con la corrupción.

Si una burocracia no funciona porque está desactualizada y es tan compleja que no es efectiva, se crea un atajo con sobornos para que funcione. Como esto no es legítimo, se etiqueta como “corrupción.”

Cuanto mayor es la tasa de cambio, más complejo se vuelve el sistema y más necesitas a alguien que te guíe a través del laberinto para que se haga algo. Y pagas por ello.

La corrupción permite que un sistema disfuncional opere. Si prohíbes la corrupción sin arreglar el sistema, el sistema disfuncional dominará y la maquinaria del gobierno se paralizará. La solución no es usar algunas expectativas ideológicas como, “Oh, cambiaremos los valores humanos para que las personas sean mejores”. Eso no resolverá el problema porque no vas a cambiar la naturaleza humana.

La solución es cerrar las brechas en la cerca y hacer que el mercado blanco funcione para que no necesitemos uno negro. Sana la vena enferma y bloqueada, para que no necesitemos la vena de derivación. ¿Cómo hacer esto? La recomendación que he dado a los gobiernos a los que he consultado es establecer un ministerio de desburocratización, para trabajar continuamente en cambiar los procedimientos en todos los ministerios y agencias gubernamentales y en todos los niveles de gobierno, desde el municipal hasta el federal, y revisar cuáles de las leyes están desactualizadas y reprogramar los procedimientos para aumentar el control y la eficiencia.

La solución no es predicar que la corrupción es mala. Cierra los agujeros, reorganiza, replantea y resiste, de modo que el sistema funcione continuamente bien, y no haya necesidad de corrupción para hacerlo funcionar.

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Dr. Ichak Adizes

Consultor de gestión global, como fundador y director ejecutivo del Instituto Adizes, ha dedicado su carrera para ayudar a organizaciones a mejorar su desempeño y efectividad a través de la Metodología Adizes. www.Adizes.com

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