El aplauso, la jubilación, el nuevo curso
En este curso que empieza con un aplauso de 17 minutos, un pacto judicial, la jubilación de García Castellón y el nombramiento a solas y a secas de un ministro para un organismo independiente, queda saber si habrá presupuestos, si la mayoría de la investidura se mantiene o si hay que achicar la trainera
La presentación de la nueva película de Almodóvar acabó, según las crónicas desde Venecia, con un aplauso de 17 minutos. ¿Cómo se resiste esa honra sin agrietarse, cómo se hace para parecer, durante 1.020 segundos, genuinamente emocionado? ¿Cuántas manos se necesitan para que no muera un aplauso en coda eterna? El curso español se iniciaba este lunes, entre otras noticias, con ese sólido pacto en las butacas del Festival de Venecia y proseguía con el del Poder Judicial, que ha amagado durante semanas con no ponerse de acuerdo en quién lo dirigirá. Un día después, los magistrados del CGPJ han logrado converger en un nombre, Isabel Perelló, horas más tarde de que se jubilara forzosamente otro juez muy relevante para España, Manuel García Castellón. Casi el mismo día en que nacía un nuevo CGPJ, moría profesionalmente el magistrado que vio terrorismo repentinamente en Puigdemont pero que dejó marchitar la causa por pura negligencia.
La renovación de este septiembre que se estrena ha llegado también forzosamente al fútbol español, que desaloja a Pedro Rocha como líder de la Federación por la vía administrativa, aunque este haya dejado atada su sucesión con su número dos, persona de su máxima confianza. Pese a los intentos del Gobierno, la justicia y el Tribunal del Deporte por cambiar el rumbo de la RFEF, la máxima entidad futbolística demuestra que no es tan fácil acabar con la hidra de Lerna: alimentada con un sistema de familias, verticalidades y prebendas desde hace años, se encarama a unas nuevas elecciones que son la última esperanza para una regeneración real.
La que le tocaba al Banco de España, que debía elegir gobernador y que finalmente será el ministro José Luis Escrivá, sin pacto y por criterio de Pedro Sánchez. Al margen de la mayor o menor valía del candidato, pasar de miembro del Gobierno a autoridad de un organismo independiente no hace más que empañar cualquier decisión o informe que se tome por objetivo que fuera y pone en un brete el trabajo y reputación del Banco. El aplauso no será de 17 minutos, sino un par de palmadas solitarias de quien le ha nombrado.
A semanas vista de este curso que empieza queda saber si habrá presupuestos, si la mayoría de la investidura se mantiene o si hay que achicar la trainera, que dijo el PNV. También falta por despejar la equis de qué es exactamente lo que Moncloa le ha prometido a ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa. El nuevo President ya publica en el boletín oficial sus decisiones sin que haya claridad sobre cómo se van a financiar las comunidades autónomas.
Lamentablemente, en esta vuelta siguen en activo las guerras en Ucrania y Gaza, y no se ha despejado el futuro de unos conflictos que se cronifican. Uno por la falta de intención conjunta para frenar a Netanyahu y molestar a Israel y a EEUU. El otro, por la imposibilidad logística y compromiso económico que pueda ganar definitivamente a Putin. Tampoco ha cambiado nada desde junio en la violencia de género, ya que el sistema sigue sin poder proteger a mujeres que acaban, después de vivir con miedo, asesinadas por sus parejas o maridos.