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51 hombres se sientan en el banquillo por el caso de sumisión química que ha sacudido Francia

El principal acusado ha reconocido haber drogado a su mujer en múltiples ocasiones entre 2011 y 2020 para que fuera violada por decenas de hombres que invitaba a su casa

La sumisión química en los tribunales: condenas por abusos aunque no se pueda detectar la sustancia

51 hombres se sientan desde el lunes en el banquillo del tribunal penal de Aviñón, en un caso que ha escandalizado a Francia, el mayor relacionado con la sumisión química en la historia judicial del país. Dominique Pélicot, de 71 años, está acusado de drogar a su esposa en múltiples ocasiones para que fuera violada por hombres con los que su marido entraba en contacto por Internet; unos hechos que el acusado reconoció ante la policía desde el momento de su detención.

La investigación comenzó el 12 de septiembre de 2020, cuando los agentes acudieron a un supermercado de Carpentras (cerca de Aviñón). Dominique Pélicot había sido retenido por los guardias de seguridad, después de haber sido descubierto en los pasillos grabando con un teléfono móvil bajo la falda de varias clientas. Posteriormente, los investigadores incautaron un ordenador portátil en su domicilio en el que descubrieron un archivo titulado ‘Abuso’. Contenía más de 20.000 fotos y vídeos, etiquetados con una fecha, un nombre o apodo y un título.

Dominique Pélicot contactaba con hombres a través de una web y los invitaba a su casa, y a su dormitorio. Allí encontraban inconsciente a su mujer, a la que previamente había incapacitado con una dosis de un potente ansiolítico que le suministraba en la cena. El modus operandi puesto a punto incluía instrucciones estrictas que los visitantes de Pélicot debían seguir: no llevar perfume ni oler a tabaco, dejar el coche en un aparcamiento a poca distancia del domicilio y hacer a pie el resto del camino, y calentarse las manos en el radiador para que el frío no despertase a su mujer.

Los investigadores han contabilizado 92 violaciones entre julio de 2011 y octubre de 2020, perpetradas por más de 80 hombres. Las primeras se remontan a 2011, cuando la pareja aún vivía en la región de París, antes de trasladarse a la de Vaucluse en 2013, tras su jubilación. Dos de los acusados están siendo juzgados por actos cometidos cuando Dominique Pélicot ya sabía que estaba siendo investigado, en 2020.

En otoño de ese año los policías informaron a Gisèle Pélicot sobre las grabaciones que habían descubierto en el ordenador de su marido, al que ella había descrito ante los investigadores como “un gran tipo”. “50 años de su vida pulverizados en sólo unos segundos en una comisaría de provincias, al descubrir que había pasado todo ese tiempo con un hombre que amaba pero que no conocía”, relataba el pasado marzo su hija, Caroline Darian, en una entrevista en el canal de televisión TMC.

La víctima no se oculta

En posteriores declaraciones, Gisèle Pélicot explicaba a los investigadores haber sufrido durante años problemas que había comentado varias veces con sus hijos y su médico de cabecera: cansancio crónico, problemas de memoria y dolores ginecológicos a los que no encontraba explicación. Un examen forense posterior detectó varias enfermedades de transmisión sexual.

Los investigadores de la Policía de Carpentras encargados del caso descubrieron también que Dominique Pélicot había filmado a sus nueras en el cuarto de baño, utilizando un teléfono escondido en un neceser, y luego había publicado las imágenes en una web.

El lunes por la mañana, día de apertura del proceso, el tribunal rechazó la petición del acusado para que tuviera lugar a puerta cerrada. El juicio, que durará cuatro meses, se celebra en presencia del público y de la prensa, tal y como habían solicitado la víctima y los tres hijos de la pareja. “Gisèle Pélicot está decidida a afrontar sus miradas, empezando por la de su exmarido”, afirmó esta semana Stéphane Babonneau, uno de sus abogados. Aunque habrá “momentos extremadamente difíciles, siente que no tiene nada que ocultar y que no tiene nada de qué avergonzarse: la vergüenza tiene que estar en el otro lado”. El testimonio de la víctima ante el tribunal está previsto para este jueves.

De los más de 80 agresores, la Policía de Carpentras ha podido identificar a 50. La fiscalía de Aviñón solicitó que fueran puestos a disposición del Tribunal Penal departamental acusados de violación con agravantes. Con edades comprendidas entre los 22 y 70 años en el momento de los hechos, los acusados proceden de la misma región. La mayoría no tenía antecedentes penales y cinco de ellos son objeto de una acusación adicional: durante un registro de sus ordenadores, la policía encontró imágenes de pornografía infantil.

Otros casos

Partes del sumario desveladas hace unos meses por el periódico Le Parisien muestran que en el momento de los interrogatorios muchos trataron de justificar los hechos de diferentes formas. Varios de ellos afirman que Dominique Pélicot les aseguró que su mujer estaba de acuerdo, uno de ellos habla de “violación involuntaria”. Una explicación no plausible, según los expertos citados en la instrucción, ya que el estado de la víctima no podía confundirse con un sueño normal, sino que estaba más cerca del coma.

Otros consideraron que el consentimiento del marido era suficiente. En uno de los casos, Dominique Pélicot suministró drogas a uno de los agresores para que ambos violasen, también mediante sumisión química, a su propia mujer, lo que ha dado pie a otro proceso judicial.

Además, la muestra de ADN obtenida de Dominique Pélicot en el momento de su detención y los interrogatorios han permitido a la Policía relacionarlo con otros dos casos abiertos. Por un lado, la agresión sexual a una mujer en mayo de 1999 en la región de París. Por otro lado, la violación y asesinato de Sophie Narme en París, el 4 de diciembre de 1991, un caso que desde entonces ha permanecido sin resolver. Un juez de instrucción de Nanterre le ha inculpado por ambos crímenes.

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