Inflación: la brecha cambiaria pesa más que un recorte de impuestos
La reducción de diez puntos porcentuales del impuesto PAIS sobre la importación de bienes es una medida bien orientada. En un país como la Argentina, achicar la presión tributaria es una asignatura que va a llevar años, con lo cual nunca es tarde para poner primera y arrancar.
El equipo económico se ilusiona con la posibilidad de que esta decisión le baje costos al sector privado y ese efecto se sienta en la inflación. Sin embargo, hay poco margen de que eso suceda. Nadie en las empresas le da mucho crédito a esa alternativa, ya que eso solo se verificará de manera efectiva cuando se trate de bienes terminados, como los autos, los electrónicos o equipos que no se fabrican en el país. En la cadena de costos de los fabricantes de consumo masivo, higiene y limpieza, la cantidad de componentes importados es limitada. Y a fin de cuentas, el impuesto no desaparece: su versión final de 7,5% seguirá conviviendo hasta fin de año con otros tantos que son nocivos para la inflación, como Ingresos Brutos o el impuesto al cheque.
Por el contrario, lo que empezó a advertirse como un factor más relevante en término de precios fue la baja que comenzaron a anotar los dólares financieros. Con la brecha contenida y en torno a 30%, muchos productos empezaron a registrar reducciones leves, pero reducciones al fin. El elemento que ayudó a contener al blue fue la mayor oferta de dólar MEP y CCL que activó el blanqueo de capitales. Buena parte de los ahorristas interesados en adherir están haciendo contado con liqui inverso, lo que implica comprar bonos con dólares afuero y venderlos en pesos para entrar al régimen con moneda doméstica, aprovechando el carry trade (la tasa de interés positiva frente al dólar).
A juzgar entonces por el limitado efecto precios de la baja de PAIS, más de un analista se pregunta si no hubiera sido más conveniente mantenerlo hasta su vencimiento a fin de año, para reforzar el superávit y evitar ajustes de tarifas y combustibles que sí pegan en el IPC.
El equipo económico insiste en que más allá de que se debilite la recaudación, el superávit fiscal no peligra (hay más garantías de obtener el financiero que el primario, gracias al excedente de pesos que se coloca en letras del Tesoro).
Esta semana se comprobará si el pronóstico de una inflación por debajo de 4% que hizo el equipo de Caputo se hace realidad. A fin de mes será el momento de chequear si el blanqueo de capitales resulta más virtuoso de lo esperado, en términos de aportes de reservas, recaudación, reactivación y precios (brecha contenida). Demasiadas fichas puestas en un solo número.