Andresito, la 'cocina' de cocaína en un chalé de Seseña y un correo electrónico anónimo
Cuando la Policía Nacional confirmó que Andresito podía estar detrás de un turbio negocio de cocaína en un pueblo de Toledo, se encendieron las alarmas. Su nombre había salido a relucir en otras investigaciones, pero no había sido detenido. Hasta el pasado jueves, 5 de septiembre, en Seseña . En esta localidad de unos 25.000 habitantes en la comarca de La Sagra, cayeron Andresito y tres presuntos compinches gracias al trabajo de la Udyco Central y al mensaje anónimo que fue el detonante de este operativo. Hace dos meses se recibió una información en antidroga@policia.es, el correo electrónico de la Policía Nacional a disposición de la ciudadanía, que también cuenta con un formulario web para facilitar datos sobre posibles delitos de drogas . En ese mensaje se indicaba la dirección de una calle en Seseña, la dedicada al escritor Benito Pérez Galdós, y se aseguraba que en un chalé concreto vivía una persona vinculada al mundo del narcotráfico que la usaba como 'cocina'; esto es, un pequeño centro para la adulteración de cocaína. Los agentes que hace poco intervinieron un laboratorio en La Puebla de Montalbán, dentro de una plaza de toros de este municipio toledana, confirmaron que ese probable narcotraficante era un colombiano de unos 40 años conocido por los cuerpos y fuerzas de seguridad. Era un tipo con cierto renombre en el mundo criminal madrileño por 'cocinar' cocaína. Marcadas la casa y la persona, constataron que Andresito estaba en la vivienda, donde había un trasiego de individuos que entraban y salían , por lo que podía ser un punto de venta de estupefacientes. Con los días, los policías apostados en las inmediaciones sospecharon que en realidad podía haber un pequeño laboratorio de cocaína. Gracias a las altas temperaturas en julio y agosto, con las ventanas abiertas sobre todo en la parte alta del chalé, los vecinos y los agentes percibían en la calle ciertos olores que recordaban al azufre y al amoniaco. Procedían de la misma casa donde vivían al menos un compatriota de Andresito con su hijo, menor de edad, y su pareja. Los agentes supieron que la vivienda estaba vinculada con otra situada a un kilómetro andando, en la calle de Fermín Martín Carrillo, adonde se dirigían los individuos que salían del chalé de Benito Pérez Galdós. Se confirmó entonces que en esa segunda casa, cercana al cementerio municipal, había cultivos de marihuana. Además, sus moradores subían a un coche con bolsas de basura, que distribuían por contenedores de Seseña . En su interior, restos de las plantaciones. Y se llegó a los primeros días de septiembre, sin el menor ni su padre residiendo en el chalé de la calle de Benito Pérez Galdós, donde empezaron a meter cajas y a salir con macutos. Esto hizo sospechar a los agentes de la Udyco Central que la adulteración de la cocaína podía estar en marcha. Con todos los indicios, decidieron explotar la operación, entraron a la vez en las dos viviendas el día 5 y detuvieron a cuatro colombianos, uno de ellos también con nacionalidad española. En la de Fermín Martín Carrillo había más de 600 plantas de marihuana, repartidas por todas las habitaciones de la casa, además de unos cinco kilos de cogollos listos para la venta. Era, en suma, un centro de producción y distribución, donde la Policía halló también unos 20.000 euros. Dos hombres fueron detenidos. En la de Benito Pérez Galdós encontraron igualmente lo que esperaban: un centro de adulteración de cocaína, con planchas y moldes para dar un aspecto cuadrado al polvo obtenido para comercializar con ello. De esta droga se intervino unos tres kilogramos, además de sustancia de corte y líquidos químicos usados como precursores en el proceso. Fueron engrilletados dos individuos con un «cantoso tren de vida» , según los vecinos: uno era Andresito y el otro, con antecedentes por delitos de sangre. Guardaban 14.000 euros en efectivo, así como numerosos artículos de lujo, como gorras, gafas y carteras de marcas caras, que también fueron decomisados en la otra vivienda. Sobre el padre y el niño, los agentes creen que, cuando empezaron a producir, el hombre decidió irse de la casa por los vapores que emanaban del proceso de adulteración. De momento, no ha sido detenido en un operativo que germinó de un correo electrónico anónimo.