¿Por qué la Vuelta paga a los policías y los clubes de fútbol no?
En 2023, un grupo independentista tenía preparado un ataque en Cataluña para verter 400 litros de aceite sobre el asfalto al paso de La Vuelta, lo que hubiera provocado un grave accidente en unos ciclistas que tienen muy difícil mantenerse sobre la bicicleta cuando hay una simple mancha en el asfalto. La Policía Nacional logró desactivar el ataque y detener a los supuestos integrantes de este comando. Se evitó una tragedia.
En 2024, la edición se ha salvado sin graves incidentes, pero las fuerzas de seguridad han tenido que redoblar sus esfuerzos para evitar las propuestas de grupos pro palestinos por la presencia del equipo Israel en la carrera. Finalmente, los manifestantes han actuad de forma pacífica y, aunque en algunas líneas de meta se pudo ver muchas banderas palestinas (algo que podría llamar la atención de algunos espectadores) no ha habido disturbios que solucionar.
No es un trabajo fácil. Tres mil agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza trabajan para que la seguridad sea un elemento fundamental de la carrera, que recorre durante tres semanas la geografía española. “No basta tener todo preparado. Los servicios de información de las unidades territoriales y del cuerpo están muy atentos a todos los hechos que puedan afectar a la prueba”, afirma el responsable de Comunicación de la Guardia Civil en Escudo Digital.
Un hecho imprevisible provocado por un individuo puede ocasionar una catástrofe que se transmite a cerca de doscientos países, la mayor parte en directo. Para evitarlo, la Guardia Civil moviliza a la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial (UMSV) formada por 134 guardias, de los que 84 pertenecen a la Agrupación de Tráfico, 39 a la Agrupación de Reserva y Seguridad, 6 al servicio aéreo, 2 al GAR/UAV y dos al Servicio Móvil.
Tienen una flota de 92 vehículos, en los que juegan un papel especial los motoristas, pero no son los únicos. Los GAR van por delante de la carrera conectados con el helicóptero y las avanzadillas prestos para intervenir en cualquier momento. Estos agentes trabajan también en los puertos complicados para que los aficionados no arrollen a los ciclistas en las subidas.
Pero además de estos hombres que viajan con la carrera, otros tantos guardias, pertenecientes a la zona por la que atraviesa la carrera, se movilizan por la seguridad de la prueba. En cuanto a la Policía Nacional, lleva un dispositivo de más de 70 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que protegen las instalaciones de la prueba, la entrega de acreditaciones y el control de dopaje.
Los cien primeros kilómetros de la salida son vigilados por este grupo, al igual que el último kilómetro antes de la meta. En estos puntos funcionan también con drones y sistemas de protección anti drones. En las ciudades también actúan las unidades de Seguridad Ciudadana, guías caninos y subsuelo y Tedax.
Un dispositivo más que necesario que genera un debate abierto abierto sobre la presencia de la Guardia Civil y Policía en la prueba: ¿Por qué los organizadores pagan a los cuerpos de seguridad por su trabajo en las carreras y los clubes de fútbol no lo hacen con la policía local y nacional, a pesar de sus inversiones millonarias y beneficios de estas empresas?
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