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El debate impulsa a Kamala Harris

Cuando Donald Trump creía que ya tenía la elección presidencial estadounidense en el bolsillo –y lo mismo creían muchos observadores– su rival demócrata, Joe Biden, salió de la carrera a la Casa Blanca y entró en su reemplazo Kamala Harris, con quien el panorama ha cambiado. Ahora es una competencia mano a mano, que ha tenido su más reciente capítulo en el debate presidencial del 10 de setiembre pasado: ahí Harris le demostró a Trump, un maestro de la provocación y el intercambio, que estaba preparada para ganarle en ese terreno.

Aunque no ha sido un triunfo decisivo, la actual vicepresidenta estadounidense demostró que Trump apela mucho a la media verdad, la agresión y el dato falso. Lo puso en aprietos en varios momentos y le planteó temas para los cuales no tuvo las respuestas correctas, como aquel en torno al aborto, en el que Trump dijo que en algunos estados es legal dar muerte a niños tras haber nacido. Dato falso. O aquel de que los inmigrantes haitianos comen gatos o perros de los vecindarios donde viven. La experiencia previa de Harris como fiscal general en California la ha preparado para situaciones así.

“Kamala Harris representa lo contrario a Trump: feminista, liberal, hija de inmigrantes, alguien que puede activar el sentimiento anti Trump. Tras la salida de Biden, ahora los ojos están sobre Trump para ver si comete errores. Hoy es el adulto mayor de la campaña (tiene 78 años). Tras el debate, Kamala Harris está con viento a favor. No aplastante, porque hay un empate técnico, pero en varias de las encuestas gana ella. La campaña ha dado un gran giro”, explica Ramiro Escobar, internacionalista y profesor de la Universidad Católica.

Hay consenso en que Harris ganó el debate, que argumentó mejor que Trump y que colocó los temas que más le interesaban: los juicios que enfrenta su contrincante, su mala gestión del Covid-19 y su talante autoritario. Por su parte, Trump insistió en el tema antiinmigrante, la crisis económica y la mala gestión norteamericana en la guerra Rusia-Ucrania. Aunque su arma favorita es el ataque, por momentos se mostró ofuscado y no lució cómodo.

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“El 10 de septiembre, Trump mostró su faceta más desalineada. [...] el exmandatario no pudo contra la actitud moderada y enfocada de Harris, quien tiene un buen historial como debatiente en su carrera política”, señaló France 24. Tanta ha sido la incomodidad de Trump, que ya ha descartado un segundo debate con Harris, algo que había aceptado previamente.

El debate Harris-Trump fue seguido por 67 millones de espectadores en Estados Unidos. Foto: AFP

Rivales en campaña

Si bien el ingreso de Kamala Harris en la campaña le dio un nuevo impulso al Partido Demócrata, pues contó con el respaldo de Barack Obama, Nancy Pelosi y otras figuras de gran peso partidario, en las últimas semanas ese entusiasmo se había estabilizado. Ahora su buena performance en el debate ha vuelto a dar bríos a su campaña: le puede ayudar a convencer a los indecisos y, sobre todo, conseguir que aquellos simpatizantes demócratas que no estaban acudiendo a votar lo hagan esta vez. Además, ha anunciado créditos económicos, incentivos tributarios para emprendedores y un plan de 3 millones de viviendas. 

“A pesar de que es la vicepresidenta actual, aparece como la candidata nueva ante alguien mayor como Donald Trump. Y transmite un mensaje hacia el futuro, con temas más puntuales, a diferencia de Trump, que dice que todo es un desastre”, señala el internacionalista Francisco Belaunde. Al parecer, ese mensaje trumpista de que todo está mal, pero que él puede arreglarlo, está dirigido antes que nada a mantener el voto que ya tiene ganado. Y ya descartado un nuevo debate, el candidato republicano confía en que su poder de comunicador se imponga y convenza en los mítines.

Ahora los candidatos se han enfocado en recorrer el país para ganar aquellos estados llamados “pendulares” –sin una clara mayoría demócrata o republicana– que pueden decidir la elección: Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte, Georgia, Nevada y Arizona. Mientras Trump se dirigía a Arizona, Harris hacía campaña en Pensilvania. A la candidata le interesa ese estado porque, si bien ahí ganó Obama el 2008 y 2012, luego Trump derrotó en esa misma jurisdicción a Hillary Clinton y a Biden el 2016 y 2020.

“Los demócratas están con mucho entusiasmo y están tratando de provocar un nuevo fenómeno Obama. Kamala es afroamericana, tiene raíces indias, y como en el caso de Obama, la campaña demócrata busca convencer a la gente indecisa de votar por ella”, dice Ramiro Escobar. Trump, por su parte, juega a que Harris tiene una mirada ‘socialista’ y que él salvará a Estados Unidos de eso, basado en su “Make América Great Again” (Hagamos a América grande otra vez). En ese sentido, Trump está repitiendo en parte su anterior campaña.

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Los votantes de Harris se pueden encontrar entre los votantes menores de 50 años, los universitarios, la comunidad afroamericana, los inmigrantes hispanos. Los de Trump, en promedio, son ciudadanos mayores de 40 años, blancos, conservadores, trabajadores de clase media de la zona rural del país. Ambos candidatos llevan como acompañantes de fórmula a políticos que les aseguran una llegada con esa América profunda cuyo voto puede ser cambiante en cada elección.

Empate técnico

“Es una elección muy apretada, faltan todavía unos 60 días y eso pesa en una campaña”, ha precisado el internacionalista Francisco Belaunde. Haber lucido mejor en el debate no asegura el triunfo de Harris. Las encuestas nacionales publicadas por medios norteamericanos le dan en promedio 48% a Kamala Harris y 46% a Donald Trump, lo que muchos llaman un empate técnico, de acuerdo con información de ABC News. Esas cifras se han mantenido desde la irrupción de Kamala en la campaña y Trump no ha podido pasar al frente, como ocurrió siempre cuando competía contra Biden.

La migración a EEUU es levantada por Trump como el gran tema de su campaña. Si gana, no la va a permitir, dice. Foto: AFP

En los ‘estados péndulo’ las diferencias señalan uno o dos puntos de ventaja, por lo que para los analistas norteamericanos es difícil predecir una victoria anticipada en cada uno. Es complejo predecir quién triunfará porque la elección se decide ganando los votos que concede cada estado. No importa tanto ganar en el número de votos sino en los estados que conceden más votos. Con 270 votos se logra ganar la elección.

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BBC Mundo ha recordado que en las elecciones de 2016 y 2020 los sondeos subestimaron el apoyo a Trump y al final resultó ganador. Por eso nada está dicho. Todo depende de cuántos participarán del acto electoral. Las elecciones norteamericanas son el 5 de noviembre y las próximas apariciones de los candidatos serán en mítines y entrevistas ya pactadas.

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