La inspiradora historia del joven venezolano que ingresó a la UNMSM y hoy triunfa como psicólogo: "Casi pierdo mi vacante"
"Estar en San Marcos fue un logro que llevó mucho sacrificio", recuerda Cecil Malcolm Glaffo Steele, un joven venezolano, quien, a sus 13 años, llegó junto con su familia al Perú escapando de la crisis que enfrentaba Venezuela. Aunque a corta edad tuvo que adaptarse al sistema educativo del país, y estudiar el doble que sus compañeros para no perderse en cada una de las materias, logró culminar con éxito sus estudios secundarios. Es así, y con el propósito de continuar una carrera profesional, se planteó ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Tras una ardua preparación, que demandó múltiples horas de estudio y dedicación, Cecil alcanzó una vacante para estudiar psicología en la Decana de América. Esta no fue la única universidad a la que logró ingresar. Meses antes, ya había sido admitido en la Universidad Ricardo Palma. Sin embargo, optó por quedarse en la UNMSM. Aunque reveló para La República que dentro de San Marcos vivió momentos tanto enriquecedores como no tan agradables y la luchó para conseguir un trabajo, estuvo a punto de perder su vacante en esta prestigiosa casa de estudios. Conoce la historia de Cecil Glaffo.
¿Cómo Cecil ingresó a la UNMSM?
Según comenta Cecil, escuchó por primera vez el nombre de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) cuando conversaba con su amigo de colegio. Le llamaba la atención que muchos de los ejercicios que se resolvían en la clase eran sacados de los exámenes de admisión pasados de esta casa de estudios. Es así que, al llegar a su último año de estudio, optó por postular a San Marcos.
Para conseguirlo y tener una buena preparación, se compró libros que lo ayudarán a repasar todos los cursos de matemática desde cero, pues dado que ingresó a mitad de año de segundo de secundaria, había temas que jamás logró comprender o nunca los vio durante el colegio. Así, y tras un año de estudio, ingresó en su segundo intento a San Marcos.
Para Cecil, este logro fue una gran sorpresa y alegría, pues deseaba continuar con la tradición de estudiar en una universidad pública, tal cual lo hicieron sus padres. Sin embargo, su emoción se convirtió en angustia cuando se enteró de que sus estudios de primero y segundo de secundaria no figuraban ante el Ministerio de Educación.
"Fuimos al colegio porque queríamos el certificado de estudio y nos dijeron: 'no se la podemos dar porque aparece que su hijo no estudio ni primero ni segundo' (...) Llamamos a un abogado para solucionarlo, pero todo eso llevaba un tiempo que era mayor del que me daba la universidad para presentar los papeles", explicó el joven Cecil.
"Me acerqué a matricularme (a la UNMSM) y les dije: 'Yo soy extranjero, ingresé, pero tengo esta situación con los papeles (que los tenía el Ministerio de Educación) ha sido algo que yo no he podido controlar y no sé qué opción me puedan dar ustedes. El señor que me atendió realmente no sabía qué hacer y me dijo: 'Ven el último día' (...) Fui el último día, me preguntaron lo mismo y les expliqué (otra vez) y les dije: 'Sería muy triste perder mi vacante, pero si no, dígame la verdad de una vez', añadió.
Para suerte de Cecil, una señorita logró encontrar una solución a su caso y pudo matricularse sin problemas a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
¿Cómo fue estudiar en la UNMSM para Cecil?
Una de las experiencias más significativas para Cecil fue visitar por primera vez el campus de la UNMSM. Sin embargo, aunque siempre se sintió acogido por su alma mater, prefirió no comentar que era de Venezuela para evitar las preguntas incómodas que le hacían respectos a los prejuicios que se generó en sus compatriotas.
Asimismo, para poder solventarse sus propios gastos en la universidad, y dado que su carnet de extranjería le impedía obtener un trabajo formal, empezó vendiendo comida japonesa a sus compañeros, ayudando en la biblioteca de la UNMSM y atendiendo en un mercado cerca de su casa. Con esos ahorros pudo comprarse su primer celular, su primera laptop y sus libros que, actualmente, ocupan parte de su biblioteca.
Sus cinco años de estudio, y su vocación de servicio, lo llevaron a convertirse en psicólogo educativo. Actualmente, tiene su emprendimiento llamado 'Psicología con Cecil' y se encuentra elaborando, junto a sus colegas, un programa enfocado en la educación emocional de los niños.