Claroscuros
El pasado martes rindió protesta la primera mujer presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. Es un hecho histórico en una sociedad que aún no supera roles sociológicos estereotipados por siglos. Un avance contra la discriminación y una afirmación de la paridad en todo. Si bien Claudia Sheinbaum no ha sido feminista activa, e incluso bajo su gobierno hubo mano dura contra manifestantes del 8 de marzo, es importante su pronunciamiento a favor de las mujeres y su visibilización. Sus nuevos programas serán los apoyos a las mujeres mayores de 60 a 64 años, beca universal a estudiantes de educación básica, atención médica casa por casa a adultos mayores y personas con discapacidad.
La ceremonia fue muy emotiva en el Congreso, y el discurso de la presidenta motivó más este ambiente con los elogios a AMLO al inicio y final de su discurso, lo cual hizo que muchos pararan las cejas, pues sigue la duda de si Sheinbaum asumirá su función o será una persona sumisa a AMLO, que no se irá a “La Chingada”, no por aclimatarse, sino al parecer por problemas de seguridad, pues los cárteles están presentes en el territorio, según algunas versiones. Otras lo atribuyen a su apego al poder.
Destacó la parte económica de su mensaje. Aseguró que se mantendrá la autonomía del Banco de México, lo que tranquiliza a los mercados. A quienes están preocupados por la reforma al Poder Judicial, que defendió, les envió mensaje de que estarán seguros en México. No entró en detalles de cómo y por qué. Pero aseguró que se reunirá con inversionistas mexicanos y extranjeros, así como con empresarios. Habló de que con Estados Unidos y Canadá no habrá competencia, sino cooperación.
También habló de la necesidad de unir esfuerzos con empresarios y expertos para generar oportunidades para aprovechar el nearshoring. Se refirió a la necesidad de impulsar inversiones conjuntas entre el sector privado y el público para el desarrollo e infraestructura, así como vivienda en renta con posibilidad de compra. Sobre la política energética se registró un cambio, pues se pronunció por impulsar las inversiones en energías limpias, manteniendo el porcentaje mayoritario para CFE, pero abaratando el costo de la electricidad y logrando llevarla a todo el país.
También habló de lograr cubrir a todo el territorio para la utilización de las nuevas tecnologías de la información, que ayudan a estudiantes y a todos a mejorar su comunicación. Se comprometió a impulsar la ciencia y la tecnología, sin explicar detalles, pero que deja un aliento a los investigadores mexicanos y a los becarios.
En seguridad no se pronunció por cambios importantes para preservarla, salvo que utilizará más inteligencia, pero al igual que antes, dijo que se deben atacar las causas de la criminalidad. No mandó abrazos a los delincuentes, pero quedó claro no habrá una ofensiva para combatirlos. Reiteró consignas de la 4T, primero los pobres, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, se debe desterrar la corrupción, la democracia es el gobierno del pueblo, México es soberano, se coordina con otros países, pero no se somete, en fin, temas ya muy comentados.
En lo político, el discurso dejó amplias dudas. Si bien se pronunció por las libertades, los derechos humanos y la promesa de que no reprimirá al pueblo. No sabemos si el pueblo son solo los que le apoyan, porque nunca habló de reducir la polarización actual, de establecer diálogo con las oposiciones o los movimientos independientes. Rechazó que su gobierno será autoritario, pero no habló de reconciliación o de unidad nacional.
Señaló que habrá Estado de Derecho y defendió la reforma judicial, porque según su apreciación habrá más independencia y autonomía con la elección de juzgadores. Aseguró a los trabajadores del Poder Judicial que respetará sus derechos y salarios, pero ya exigen la entrega de los fideicomisos que fondean las prestaciones, por lo cual, no hay razones para acreditar dicha promesa.
Desde luego, se comprometió a terminar el proyecto del Tren Maya e incluso llevarlos a Puerto Progreso. Señaló que será también de carga y habló de crear nuevas rutas de transporte de pasajeros en diversas rutas ferroviarias. Reconoció que Pemex no puede producir más petróleo y por ello se volcará a las fuentes renovables. Ojalá esto implique cesar con los subsidios a dicha empresa, que además de quebrada, pone en riesgo las finanzas públicas y la calificación crediticia del país.
Siguió con el mito de la autosuficiencia alimentaria y la prohibición del cultivo del maíz transgénico, sin datos científicos que avalen la decisión. Se comprometió a impulsar un uso más racional del agua y de realizar obras hidráulicas a tal fin.
Pero más allá del discurso, el entusiasmo y el hecho de tener una mujer presidenta, ha sido muy penoso el cerco a la Cámara de Diputados y al Senado para evitar protestas en contra de la nueva mandataria. Palacio Nacional también sigue cercado. No sabemos si, al igual que sus predecesores, AMLO no contará ni con guardia del Ejército o la Armada, ni recibirá pensión presidencial.
Tampoco queda claro si Sheinbaum establecerá diálogo con los colegios y asociaciones de abogados, con trabajadores del PJF, con estudiantes de derecho, para revisar cuestiones inviables de la reforma judicial, empezando por haberla convertido en tema electoral a cargo del INE, que materialmente no podrá cumplir con un proceso tan complicado. Seguramente los partidos impugnarán tanto el proceso como sus resolutivos. En conclusión, el caso no está cerrado y se mantendrá la lucha por rescatar la independencia y autonomía del PJF. Esperemos no se llegue a confrontaciones.
En su discurso no existe la oposición, solo propuestas que puede llevar a cabo por contar con el Congreso. No se percibe voluntad de diálogo o acuerdos con quienes representan otro pensamiento o quieren aportar otras ideas. Si bien su visita a Acapulco abre esperanzas de un gobierno más cercano, el ignorar a más del 40 por ciento de los mexicanos que no le otorgaron su voto, no puede terminar con un buen final. O gobierna para todos, o recrudece las confrontaciones y alienta la violencia. No hay mucho más que esperar.