Al dictado de los malos
Al final, vamos a terminar echando de menos la impericia ágrafa y grotesca de Irene Montero pues siendo grave su estropicio legislativo –con especial afectación a la moral de tropa ( miles de violadores vieron rebajada su pena con la ley de 'sólo sí es sí)–, al menos no humillaba al Estado y lo ponía genuflexo ante quienes persiguen su eliminación. Decimos que vamos a terminar echando de menos la zarrapastrosa técnica legislativa de la ilustre vecina de Galapagar porque lo de Grande-Marlaska obedeciendo a Bildu en la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana anuncia el crepúsculo definitivo de la dignidad política de un personaje que hace tiempo parece haber extraviado cualquier sentido de la responsabilidad que debiera acompañar... Ver Más