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Arancel a estudiantes extranjeros: los números y el obstáculo que plantea la ley

Luego de la Marcha Federal Universitaria y del veto presidencial a la Ley de Financiamiento, el Gobierno analiza aplicar aranceles a los estudiantes extranjeros que asisten a universidades públicas y revisar las pautas por las cuales se fijan los presupuestos para los centros de estudios superiores.

No es la primera vez que el oficialismo hace referencia al arancelamiento de la educación superior. En la Ley Bases original, que fue rechazada en el Congreso, el Gobierno proponía que las instituciones de gestión estatal y universidades nacionales pudieran "establecer aranceles para los servicios de enseñanza de grado o de trayectos educativos para los estudiantes que no reúnan los requisitos". Estos son, ser ciudadano argentino nativo o por opción, y extranjeros que cuenten con la residencia permanente en el país.

Qué dice la Ley

"El arancelamiento a extranjeros estaba en la Ley Bases y se sacó, pero porque además en la universidad solo se pueden inscribir los estudiantes con DNI argentino, y para cambiar eso hay que cambiar las leyes migratorias", explicó a El Cronista el presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Victor Moriñigo.

La Ley de Migraciones establece que "en ningún caso la irregularidad migratoria de un extranjero impedirá su admisión como alumno de un establecimiento educativo".

La obtención del DNI argentino es un trámite que "demora 15 minutos y con eso se pueden anotar", agregó Moriñigo, quien hizo una salvedad sobre la cantidad de alumnos extranjeros: "En San Luis tenemos 168 alumnos extranjeros, no es ni el 1%, no es igual en todas las universidades".

Según los últimos datos del Ministerio de Capital Humano correspondientes a 2022, en el país hay 122.769 estudiantes extranjeros, de los cuales 104.998 cursan estudios de grado y pregrado, equivalente al 4,5% de 2.540.854 que componen esta matrícula. En el caso de posgrado, a nivel nacional hay 17.771 estudiantes extranjeros.

Cabe destacar que más allá de los consumos habituales que realizan los estudiantes extranjeros, también cuentan con costos que son superiores en comparación con sus pares argentinos, como en el caso de los alquileres. En muchos casos, al no contar con garantías o necesitar instalarse en lugares amoblados, el costo de un alquiler puede llegar a ser más del doble que para sus pares locales. 

En la formación estatal, los extranjeros representan el 4,5% de la matrícula, mientras que en la privada son el 5,5%.

El 95,83% son de América, y muy por detrás le siguen Europa, Asia y África y la principal afluencia es a las carreras de grado. Al analizar por país se observa que el mayor caudal de estudiantes extranjeros son de Brasil, tanto en la gestión pública (13.964 estudiantes) como privada (8.740).

En la educación pública le siguen inmediatamente Perú (13.622), Paraguay (9.761) y Bolivia (8.957). En la privada, Perú está muy por detrás de Brasil con 2.490, seguido de Colombia 2.304 y Ecuador (2.059).

En el caso de los estudios de posgrado, Colombia lidera el ranking tanto en la educación pública (3.574) y la pública (1.088). Le siguen Ecuador, Bolivia y Brasil.

La afluencia de extranjeros se distribuye de manera desigual tanto en territorio como en ramas de formación. En la Universidad de Buenos Aires (UBA) la mayor cantidad de estudiantes extranjeros se orientan a carreras como medicina (11.393 estudiantes, que representan el 22,5% de la matrícula) y odontología (12,68% de la matrícula). 

En el resto de las facultades de la UBA, la presencia de extranjeros es significativamente inferior: 3,6% de la matrícula en Agronomía, 6,4% en Arquitectura, Diseño y Urbanismo, 5% en Económicas, 4,9% en Exactas y Naturales, 2,9% en Derecho, 5,6% en Farmacia y Bioquímica, 4,6% en Filosofía y Letras, 8,2% en Ingeniería, 4,8% en Sociales, 4,7% en Veterinaria y 2,9% en Psicología.

Entre todas las universidades de la UBA apenas superan los 19.000 estudiantes extranjeros en grado, sobre los 210.516 totales.

Algo similar se refleja en la Universidad Nacional de Rosario, cuyos datos para 2022 arrojan un total de 5.613 estudiantes extranjeros. La mayoría de ellos (4.492) se volcaron a Ciencias Médicas, seguido muy por detrás por Economía y Estadística (184) y Humanidades y Artes (183).

La Universidad Nacional de Córdoba informó que para 2024 tenía 310 estudiantes del exterior.

"¿Que puede resolver cobrarles a esos 168 estudiantes que vienen a San Luis a gastar, consumir, trabajar?" cuestionó Moriñigo y planteó una alternativa: no cercenar al que viene y poner un cepo al que se va. "Una posibilidad a analizar es poner un arancel cuando se apostilla el título para irse, pero queremos que agreguen valor acá".

El titular del CIN agregó una reflexión al respecto: "Es un tema muy marginal y lo que trae es un debate ideológico. Es primo hermano de cobrarle a todos".

Presupuesto por alumno

Otro de los planteos al presupuesto universitario fue deslizado por el secretario de Educación, Carlos Torrendel, cuando dijo que las universidades inventan alumnos para recibir más presupuesto.

El presupuesto universitario, explicó Moriñigo, hoy en día se basa en los fondos otorgados previamente junto a una actualización por inflación. Sobre una asignación presupuestaria en base a la cantidad de alumnos, el rector analizó que obligaría a las universidades a volcarse a carreras más "taquilleras", pero no necesariamente estratégicas.

"Financiar por alumno afectaría a carreras estratégicas, como petróleo, matemática, física, que son las que hay que alentar", destacó Moriñigo.

Si se tienen en cuenta los sectores elogiados por el oficialismo, como el de hidrocarburos, en universidades del sur la inscripción en estas carreras asciende a 195 en el caso de la Universidad de Río Negro, mientras que Abogacia supera los 500 sobre una matrícula total de más de 12.000.

El rector detalló además que lo planteado por Torrendel nace de un mal asesoramiento, ya que desde el CIN se elaboró una propuesta de asignación presupuestaria incremental en base a pautas objetivas que incluye, entre otras, la cantidad de alumnos.

"Funciona como una coparticipación entre las universidades regida por pautas objetivas: cantidad de alumnos, rendimiento de los alumnos (si rinden más o menos veces en el año), la complejidad de las carreras (como ingeniería o medicina que son más costosas, para la universidad y los alumnos, que otras), la economía de escala, si tiene centros o sedes alejadas o en un mismo lugar, metros cuadrados, entre otras variables.

La explicación que dio el rector sobre la no implementación de este modelo fue que los Gobiernos se volcaron a la actualización por inflación y no al análisis de las pautas aprobadas por el consejo. La propuesta no suplanta la asignación vigente, sino que rige sobre los incrementales para no afectar el funcionamiento básico de las instituciones.

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