Una herida que se abre
Un chaval de 25 no sabe quien es Harriet Iragi. Ni tampoco Jon Igor Solanasu compañero de pistolas. Si no es porque se lo han contado sus padres no tendrán ni idea de lo que pasó aquella tarde de 16 de octubre de 2000 cuando estos dos jóvenes entraron en la consulta de un médico y le descerrajaron varios tiros. Lo hicieron porque era militar, no por médico. Porque pertenecía a esas fuerzas de ocupación de Euskadi contra las que luchaban los que intentaban salvar a la patria a golpe de balazos. No. No recuerdan la tarde templada de mangas cortas, ni el miedo de la gente. Ni el valor de la gente persiguiéndolos por la Torre de los Perdigones.... Ver Más