La inmigración, cuestión de Estado, no de partidos
No hay más que asomarse a Europa para comprobar las consecuencias sociales y políticas de hacer de la inmigración una cuestión ideológica o de partido, sujeta a intereses particulares y cálculos electorales. La ruptura de las conversaciones entre el Gobierno y el PP para tratar de aminorar la crisis que desde hace meses soporta Canarias pone de manifiesto que España no es ajena a un juego de estrategia que de momento va a tensar aún más al archipiélago. La negativa del Ejecutivo a recibir la ayuda ofrecida por Bruselas , rechazo que el PP interpreta como una apuesta por el desamparo que contribuya a fracturar la coalición de gobierno de las islas, es el motivo expuesto por los populares para levantarse de una mesa en la que ni están ni se esperan los socios de legislatura de Pedro Sánchez. Tachada por La Moncloa de inverosímil e injustificada, la queja del Partido Popular, también dueño de su propia táctica, es el punto y seguido de una crisis que aumenta de tamaño según crece el desacuerdo.