Un traje a la medida... de Castillo, por Mirko Lauer
¿Cuánto, y cuán bien, se está moviendo la gente de Pedro Castillo? Ahora, lo más notorio quizás sea el mensaje de la esposa en la toma de mando mexicana: Castillo todavía es el presidente del Perú, está con mala salud y necesita ayuda de los otros presidentes. No es de gran impacto, pero transmite la antipatía hacia Dina Boluarte que Claudia Sheinbaum ha heredado de López Obrador.
Una patada castillista en la espinilla de Boluarte es la versión de Henry Shimabukuro sobre los presentes de Andrés Hurtado a la presidenta: el traje amarillo con el que ella juró la presidencia y otros objetos. Con esto, el exasesor de Castillo busca meter a Boluarte en la fétida olla donde hoy se cocina el autoapodado Chibolín.
Sin duda, algunos de los votos que últimamente le han ensuciado la pechera a Boluarte han sido de congresistas del grupo magisterial anti-Sutep que Castillo empezó a armar desde Palacio. Allí no hay nadie notable, pero todos están dispuestos a apoyar cualquier iniciativa opositora, o por lo menos ingrata para el Gobierno.
La orientación estratégica del castillismo es que todo lo que le hace daño a Boluarte le hace bien a Castillo. Este es un cálculo más bien mecánico que, hasta donde podemos entender, no ha dado frutos hasta el momento. Es claro que muchos de los castillistas no saben para quién trabajan. Pero acaso se beneficien personalmente por el camino.
Lo más que ha obtenido Castillo desde su golpe es una presencia en las encuestas, pequeña como todas las otras, que revela una cierta nostalgia por su paso por el Gobierno. Esto, que puede atraer algunos votos en las próximas elecciones, está quizás detrás de la esperanza política de algunos aspirantes a parlamentarios.
¿Y el traje? Si es verdad, es un obsequio insólito. Regalar un vestido en un caso así supone información sobre el gusto y la talla de la próxima presidenta. Además, supone un grado de familiaridad del cual ya se sabría. Supone, por último, que Shimabukuro no se equivoque sobre el dato que recibió en su momento.
La exploración sobre el origen de la prenda va a tomar un tiempo. Al menos esta vez Boluarte no ha dado relleno sobre un tema polémico. Quién sabe, la carta notarial puede frenar este nuevo ataque a su vestuario.