Tejiendo historia y color: La evolución de la artista Katrin Aason Bucher
Katrin Aason Bucher es una artista costarricense nacida en Vancouver, Canadá, en 1983. Desde su infancia fue influenciada e introducida al arte por su abuela materna, María del Pilar Chevez Orozco (1913-1999), quien fue estudiante de Tomas Povedano de Arcos (1847–1943), fundador de las Academias de Bellas Artes de Cuenca y Guayaquil en Ecuador (1891), y posteriormente de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Costa Rica (1897).
Su primera producción artística nace a partir de la obra de caballete, lo cual no extraña debido a la influencia familiar, en esta etapa sobresale su serie Mujeres (2014), en la que se pueden apreciar mujeres que transmiten un carácter robusto en donde la confianza, la fuerza y la sensualidad se transmiten en cada obra creada.
En sus series 1+1=1 (2015) y Sinergia (2016), Aason empieza a desarticular el lienzo, ya que el soporte enteramente plano se tornó insuficiente, creando en esta oportunidad mujeres apartadas del realismo, dotándolas con un estilo pop, no obstante, con las mismas características psicológicas de todas sus anteriores creaciones, sin darse cuenta de que cada mujer es su propio retrato inconsciente.
En la realización de estas dos series, la artista descompone el lienzo para utilizarlo como soporte principal, dando inicio a los efectos visuales propios de sus composiciones textiles, en los que ya intuía sus futuras obras de abstracción geométrica, observando paralelismos ópticos similares con la serie Octagonales (1951), del artista venezolano Alejandro Otero Rodríguez.
A pesar de eso, fue hasta en su serie Trascender (2019) que se presentó en el marco de la XII Bienal de La Habana, en la cual abandona por completo la pintura y exhibe lo que ella denominaría con modestia “lienzo entrelazado” como técnica artística, el cual, dependiendo de la obra, sería intervenido con lienzo u otros hilos para generar un dinamismo visual en sus trabajos. Esta serie es vital, ya que con ella no solo daría inicio como artista textil, sino que serían sus primeras obras abstractas.
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Para octubre de ese mismo año, Aason realiza una residencia artística en Perú para aprender la técnica de telar de cintura; no es de extrañarse que siendo el arte textil una las mayores y más antiguas manifestaciones culturales del Perú, que la artista se interesara en los significados de los patrones civiles y sagrados, el teñido orgánico y en general de la historia del textil andino e internacional.
Desde este momento se evidenció el uso de la geometría sagrada, la cual se vuelve reflejo de las etapas de crecimiento personal de la artista. En esa misma línea, las vivencias personales de Aason pasan a ser parte de las vivencias del espectador y, a su vez, se vuelven interpretaciones personales a partir de la experiencia propia de quien admira la obra.
En su serie A-Simetría Concreta (2022), las composiciones textiles cambian, en lugar de la repetición de un patrón. Como suele suceder en la mayoría de los textiles de las naciones originarias de América, todo inicia a partir de una figura central, convirtiéndose esta en el punto concreto que da origen a toda la composición de la obra.
Para este momento, la artista ya posee mayor dominio sobre la técnica, permitiéndose profundizar en el uso del color con otra clara referencia del arte cinético venezolano, en especial del artista Carlos Cruz Diez. El crítico de arte Klaus Steinmetz, para su exposición en la Galería Nacional de Costa Rica, se refiere al trabajo de la artista diciendo: “Katrin se dedicó a tejer cinetismo”.
Mas allá del Índigo (2024) es el nombre de la última serie y exposición de la artista, en la cual realizó una investigación sobre los pigmentos, iniciando por el índigo, el cual es un pigmento con apariencia de azul oscura que se extrae de la planta de las leguminosas Indigofera tinctoria, originarias de las zonas tropicales de África, América e India, haciendo que este fuera un pigmento utilizado alrededor del mundo desde la antigüedad.
La evidencia arqueológica encontrada en el yacimiento de Huaca Prieta en el 2009, revela que los antiguos pueblos andinos teñían algodón con plantas de índigo hace más de 6000 años, siendo estos textiles los más antiguos del mundo encontrados en donde se utilizaba este pigmento.
Debido a esto, la artista posiciona el índigo como uno de los pigmentos con mayor historia, y nos invita a reflexionar sobre los procesos históricos entorno a los pigmentos que utilizamos en nuestra indumentaria y que nos rodean constantemente, sobre los procesos de manufactura de los textiles y la repercusión de los mismos en nuestra sociedad.
Es por esto que su producción artística se enfoca en la aplicación de tintes naturales, apartándose de la utilización de materiales y tintes producidos por síntesis químicas, haciéndonos notar una evolución propia de cada serie de la artista ya que, en esta ocasión, pinta a través del tinte, como nunca lo había hecho antes.
Desde su primera tintura con cáscaras de cebolla, en el 2021, ha ampliado sus conocimientos con productos originarios de Centroamérica como la raíz de cuculmeca, productos autóctonos del continente americano como el aguacate y la cochinilla, o de Asia, como es el caso del té.
Así como su conocimiento sobre los tintes se ha expandido, su tejido también lo hizo, ya que sus diseños se volvieron más complejos, creando en esta oportunidad su primera obra monumental, a modo de instalación, para su exposición en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica (MADC), la cual se puede apreciar hasta el 23 de noviembre de este año.
Las obras de la artista son reflejos de su experiencia de vida y de su constante exploración artística. Al descubrir cada serie nueva me pregunto: ¿Cuál será su próximo paso? Quizás la progresión en el uso de las tinturas que visibilizan y dignifican a todas personas de las naciones originarias, que gracias a sus oficios y saberes ancestrales han hilado nuestra cultura. Quizás después de eso, un siguiente paso podría conducirla a la materialidad de sus obras o simplemente la interacción de su arte con los elementos cotidianos como el viento o la luz. Sin duda alguna solo el tiempo nos dirá qué sorpresa nos regalará Aason.