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El médico forense cree “muy probable” que el guardia civil no disparara por la espalda al joven con un brote psicótico

El tribunal deberá determinar si las conclusiones del facultativo son compatibles con la de un testigo que aseguró que la Guardia Civil comenzó a disparar a Diego durante la persecución y que este se giró en un momento dado y dio dos pequeños saltos

Un testigo declara que la Guardia Civil mató al joven con un brote psicótico disparando por la espalda

El juicio al guardia civil que causó la muerte a tiros de un joven con un brote psicótico en Manzanares (Madrid) ha contado este jueves con el testimonio del médico forense, quien ha considerado “muy probable” que el investigado disparara de frente, y no por la espalda, en contra de lo que declaró ante el tribunal un testigo presencial de los hechos el pasado martes.

Uno de los dos disparos que recibió Diego Martínez-Conde la madrugada del 20 de septiembre de 2020 le entró en el muslo izquierdo “de alante a atrás, de arriba a abajo y de derecha a izquierda”, según ha establecido el facultativo. 

El tribunal se ha mostrado muy interesado en conocer si eso era compatible con un disparo por la espalda efectuado durante la persecución que se produjo por las calles de Manzanares. El médico ha dicho que “es difícil establecer conclusiones tajantes” cuando el agresor y la víctima mantienen “una posición dinámica”, en alusión a que se están moviendo. “Con dos personas que están de pie el disparo se habría producido, según la trayectoria, de frente uno a otro”, ha añadido. 

Tres de los doce guardias civiles que perseguían a Diego efectuaron en total seis disparos, dos de ellos por parte del agente que alcanzó a Diego, uno en la cadena que provocó una herida superficial, y otro en el muslo, el que le causó una hemorragia que derivó en muerte. “En términos de porcentaje es imposible contestar a la pregunta de si pudo ser lateral o de frente”, ha explicado el forense. 

Un vecino de Manzanares, que vio la secuencia de la persecución y los disparos desde la terraza de su casa, afirmó que los guardias iban persiguiendo a Diego y que, como no se detuvo ante sus requerimientos, comenzaron a disparar. El tribunal ordenó al testigo que se pusiera de pie y reprodujera los movimientos de la víctima. El compareciente explicó que, tras comenzar los disparos, la víctima se giró y dio dos pequeños saltos. La acusación particular, que ejerce la familia del joven fallecido, cree que eso concuerda con las conclusiones del forense y que los guardias comenzaron a disparar a Diego por la espalda, alcanzándole cuando se giró. 

En la primera jornada del juicio el guardia civil acusado contó que solo sacó su arma y disparó cuando Diego se le avalanzó con dos pequeñas navajas. “Tenía que salvar mi vida”, afirmó. El testigo descartó que Diego se avalanzara sobre ninguno de los guardias que le perseguían. 

Este viernes también han declarado dos guardias civiles del departamento de Criminalística, dedicados al análisis químico de los restos de la ropa de la vítcima. Estos peritos tampoco han sido concluyentes. Han dicho que de las partículas analizadas con motivo de uno de los disparos este se habría producido a partir de un metro y medio de distancia de la víctima. No pudiendo precisar si fue a dos, tres o cuatro metros, los agentes han descartado en cualquier caso que su compañero disparara a 10 metros o más de distiancia. 

Durante la jornada de mañana viernes, y tras la exposición de los informes de conclusiones de las partes, el juicio por homicidio imprudente contra el guardia civil quedará visto para sentencia. 

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